1) Historia de los Patriarcas de Alejandría
2) Al-Baladhuri: La Conquista de Alejandría
La Historia de los Patriarcas de Alejandría
Y por esos días Heraclio tuvo un sueño en el que se le decía: "Exactamente allí vendrá contra usted una nación circuncidada, y ellos le vencerán y tomarán posesión de la tierra". Por eso Heraclio pensó que serían los judíos, y concordantemente dió órdenes que debían bautizarse todos los judíos y Samaritanos en todas las provincias que estaban bajo su dominio.
Pero después de unos días apareció un hombre de los Arabes, de los distritos del sur, es decir, de La Meca o su vecindad, cuyo nombre era Muhammad,; y él condujo a los adoradores de ídolos al conocimiento del Dios Unico, y les pidió que declarasen que Muhammad era su apóstol; y su nación se circuncidó en el Hesh, no por la ley, y oró hacia el Sur, volviéndose hacia un lugar que ellos llamaban la Kaabah. Y tomó posesión de Damasco y Siria, y cruzó el Jordán, y le construyó una represa. Y el Señor abandonó el ejército de los romanos ante él, como un castigo por su fe corrupta, y debido a los anatemas proferidos contra ellos, a causa del concilio de Calcedonia, por los antiguos padres.
Cuando Heraclio vio esto, congregó a todas sus tropas de Egipto hasta las fronteras de Aswan. Y continuó durante tres años pagando a los musulmanes los impuestos que él había exigido con el propósito de aplicarlos a él y a todas sus tropas; y llamaban al impuesto bakt, es decir que era una suma reclutada a tanto por cabeza. Y esto siguió hasta que Heraclio hubo pagado a los musulmanes la parte mayor de su dinero; y muchas personas murieron por los problemas que ellos soportaron.
Así cuando pasaron diez años del gobierno de Heraclio junto con el Cólquida, quién buscaba al patriarca Benjamín, mientras estaba huyendo de él de lugar en lugar, escondiéndose en las iglesias fortificadas, el príncipe de los musulmanes envió un ejército a Egipto, bajo uno de sus fieles compañeros, llamado Amr ibn Al-Asi, en el año 357 de Diocleciano, el asesino de los mártires. Y este ejército del Islam bajó a Egipto con gran fuerza, en el duodécimo día de Baunah, que es el sexto de junio, según los meses de los romanos.
El comandante Amr destruyó el fuerte, y quemó los barcos con fuego, y derrotó a los romanos, y tomó posesión de parte del país. Porque él había llegado primero por el desierto; y los jinetes tomaron el camino a través de las montañas, hasta que llegaron a una fortaleza construida de piedra, entre el Egipto Superior y el Delta, llamada Babilonia. Así ellos montaron sus tiendas allí, hasta que estuvieron preparados para luchar contra los romanos, y hacer la guerra contra ellos; y después ellos llamaron a ese lugar, digo la fortaleza, en su idioma, Bablun Al-Fustat; y ése es su nombre al presente día.
Después de luchar tres batallas con los romanos, los musulmanes los conquistaron. Así cuando los principales hombres de la ciudad vieron estas cosas, fueron donde Amr, y recibieron un certificado de seguridad para la ciudad, que no podía ser saqueada. Este tipo de tratado que Muhammad, el jefe de los Arabes, les enseñó, lo llamaron la Ley; y él dice con respecto a él: "En cuanto a la provincia de Egipto y cualquier ciudad que esté de acuerdo con sus habitantes en pagar el impuesto territorial a ustedes y someterse a vuestra autoridad, hagan un tratado con ellos, y no los hieran. Pero saqueen y tomen como prisioneros a aquéllos que no consientan a esto y se les resistan". Por esta razón los musulmanes mantuvieron sus manos fuera de la provincia y sus habitantes, pero destruyeron la nación de los romanos, y su general llamado Mariano. Y aquéllos de los romanos que escaparon a Alejandría, cerraron sus puertas a los Arabes, y se fortificaron dentro de la ciudad.
Y en el año 360 de Diocleciano, en el mes de diciembre, tres años después que Amr hubo tomado posesión de Menfis, los musulmanes capturaron la ciudad de Alejandría, y destruyeron sus muros, y quemaron muchas iglesias con fuego. Y quemaron la iglesia de San Marcos, que se construyó al lado del mar, dónde fue depositado su cuerpo; y éste fue el lugar al cual el padre y patriarca, Pedro el Mártir, fue antes de su martirio, y bendijo a San Marcos, y le confió su razonable rebaño, como él lo hubo recibido. Así ellos quemaron este lugar y los monasterios alrededor de él....
Cuando Amr tomó plena posesión de la ciudad de Alejandría, y fijó sus asuntos, ese infiel, el gobernador de Alejandría, temió, siendo prefecto y patriarca de la ciudad bajo los romanos, que Amr lo mataría; por consiguiente sorbió un anillo envenenado, y murió en el lugar. Pero Sanucio, el considerado como el verdadero dux, hizo saber a Amr las circunstancias de ese padre militante, el patriarca Benjamín, y cómo él era fugitivo de los romanos, a través del miedo de ellos. Entonces Amr, hijo de Al-Asi, escribió a las provincias de Egipto una carta en la que decía: "Hay protección y seguridad para el lugar dónde Benjamín, el patriarca de los Cristianos coptos está, y paz de Dios; por consiguiente permítasele venir seguro y tranquilo, y administrar los asuntos de su Iglesia, y el gobierno de su nación".
Por consiguiente, cuando el santo Benjamín oyó esto, volvió a Alejandría con gran alegría, se vistió con la corona de la paciencia y el hiriente conflicto que había caído sobre los ortodoxos a través de su persecución por los herejes, después de haber estado ausente durante trece años, diez de los cuales eran años de Heraclio, el romano no creyente, con los tres años antes que los musulmanes conquistaran Alejandría. Cuando Benjamín apareció, las personas y la ciudad entera se regocijaron, e hicieron saber su llegada a Sanucio, el dux que creía en Cristo, que había establecido con el comandante Amr que el patriarca volviera y había recibido un salvoconducto de Amr para él.
A continuación Sanucio fue al comandante y le anunció que el patriarca había llegado, y Amr dio órdenes que Benjamín fuera traído ante él con honor, veneración y amor. Y Amr, cuando vio al patriarca, lo recibió con respeto, y dijo a sus compañeros y amigos íntimos: "Ciertamente en todas las tierras que hemos tomado posesión hasta aquí, yo nunca he visto a un hombre de Dios como este hombre". El Padre Benjamín era bello de semblante, excelente en el discurso, disertando con calma y dignidad.
Entonces Amr se volvió a él, y le dijo: "Reasuma al gobierno de todas sus iglesias y de su pueblo, y administre sus asuntos. Y si usted orará para mí, para que yo pueda ir al Oeste y a Pentápolis, y tomo posesión de ellos, como lo hecho con Egipto, y vuelva a usted en seguridad y rápidamente, haré por usted todo lo que me pida". Entonces el santo Benjamín oró por Amr, y pronunció un elocuente discurso que hizo que Amr y aquéllos presentes con él se maravillaran, y qué contenía palabras de exhortación y mucho beneficio para aquéllos que lo oyeron; y reveló ciertas materias a Amr, y partió de su presencia honrado y venerado. Y todo lo que el padre bendito dijo al comandante Amr, hijo de Al-Asi, él lo encontró verdadero, y ninguna carta de él fue incumplida.
Y por esos días Heraclio tuvo un sueño en el que se le decía: "Exactamente allí vendrá contra usted una nación circuncidada, y ellos le vencerán y tomarán posesión de la tierra". Por eso Heraclio pensó que serían los judíos, y concordantemente dió órdenes que debían bautizarse todos los judíos y Samaritanos en todas las provincias que estaban bajo su dominio.
Pero después de unos días apareció un hombre de los Arabes, de los distritos del sur, es decir, de La Meca o su vecindad, cuyo nombre era Muhammad,; y él condujo a los adoradores de ídolos al conocimiento del Dios Unico, y les pidió que declarasen que Muhammad era su apóstol; y su nación se circuncidó en el Hesh, no por la ley, y oró hacia el Sur, volviéndose hacia un lugar que ellos llamaban la Kaabah. Y tomó posesión de Damasco y Siria, y cruzó el Jordán, y le construyó una represa. Y el Señor abandonó el ejército de los romanos ante él, como un castigo por su fe corrupta, y debido a los anatemas proferidos contra ellos, a causa del concilio de Calcedonia, por los antiguos padres.
Cuando Heraclio vio esto, congregó a todas sus tropas de Egipto hasta las fronteras de Aswan. Y continuó durante tres años pagando a los musulmanes los impuestos que él había exigido con el propósito de aplicarlos a él y a todas sus tropas; y llamaban al impuesto bakt, es decir que era una suma reclutada a tanto por cabeza. Y esto siguió hasta que Heraclio hubo pagado a los musulmanes la parte mayor de su dinero; y muchas personas murieron por los problemas que ellos soportaron.
Así cuando pasaron diez años del gobierno de Heraclio junto con el Cólquida, quién buscaba al patriarca Benjamín, mientras estaba huyendo de él de lugar en lugar, escondiéndose en las iglesias fortificadas, el príncipe de los musulmanes envió un ejército a Egipto, bajo uno de sus fieles compañeros, llamado Amr ibn Al-Asi, en el año 357 de Diocleciano, el asesino de los mártires. Y este ejército del Islam bajó a Egipto con gran fuerza, en el duodécimo día de Baunah, que es el sexto de junio, según los meses de los romanos.
El comandante Amr destruyó el fuerte, y quemó los barcos con fuego, y derrotó a los romanos, y tomó posesión de parte del país. Porque él había llegado primero por el desierto; y los jinetes tomaron el camino a través de las montañas, hasta que llegaron a una fortaleza construida de piedra, entre el Egipto Superior y el Delta, llamada Babilonia. Así ellos montaron sus tiendas allí, hasta que estuvieron preparados para luchar contra los romanos, y hacer la guerra contra ellos; y después ellos llamaron a ese lugar, digo la fortaleza, en su idioma, Bablun Al-Fustat; y ése es su nombre al presente día.
Después de luchar tres batallas con los romanos, los musulmanes los conquistaron. Así cuando los principales hombres de la ciudad vieron estas cosas, fueron donde Amr, y recibieron un certificado de seguridad para la ciudad, que no podía ser saqueada. Este tipo de tratado que Muhammad, el jefe de los Arabes, les enseñó, lo llamaron la Ley; y él dice con respecto a él: "En cuanto a la provincia de Egipto y cualquier ciudad que esté de acuerdo con sus habitantes en pagar el impuesto territorial a ustedes y someterse a vuestra autoridad, hagan un tratado con ellos, y no los hieran. Pero saqueen y tomen como prisioneros a aquéllos que no consientan a esto y se les resistan". Por esta razón los musulmanes mantuvieron sus manos fuera de la provincia y sus habitantes, pero destruyeron la nación de los romanos, y su general llamado Mariano. Y aquéllos de los romanos que escaparon a Alejandría, cerraron sus puertas a los Arabes, y se fortificaron dentro de la ciudad.
Y en el año 360 de Diocleciano, en el mes de diciembre, tres años después que Amr hubo tomado posesión de Menfis, los musulmanes capturaron la ciudad de Alejandría, y destruyeron sus muros, y quemaron muchas iglesias con fuego. Y quemaron la iglesia de San Marcos, que se construyó al lado del mar, dónde fue depositado su cuerpo; y éste fue el lugar al cual el padre y patriarca, Pedro el Mártir, fue antes de su martirio, y bendijo a San Marcos, y le confió su razonable rebaño, como él lo hubo recibido. Así ellos quemaron este lugar y los monasterios alrededor de él....
Cuando Amr tomó plena posesión de la ciudad de Alejandría, y fijó sus asuntos, ese infiel, el gobernador de Alejandría, temió, siendo prefecto y patriarca de la ciudad bajo los romanos, que Amr lo mataría; por consiguiente sorbió un anillo envenenado, y murió en el lugar. Pero Sanucio, el considerado como el verdadero dux, hizo saber a Amr las circunstancias de ese padre militante, el patriarca Benjamín, y cómo él era fugitivo de los romanos, a través del miedo de ellos. Entonces Amr, hijo de Al-Asi, escribió a las provincias de Egipto una carta en la que decía: "Hay protección y seguridad para el lugar dónde Benjamín, el patriarca de los Cristianos coptos está, y paz de Dios; por consiguiente permítasele venir seguro y tranquilo, y administrar los asuntos de su Iglesia, y el gobierno de su nación".
Por consiguiente, cuando el santo Benjamín oyó esto, volvió a Alejandría con gran alegría, se vistió con la corona de la paciencia y el hiriente conflicto que había caído sobre los ortodoxos a través de su persecución por los herejes, después de haber estado ausente durante trece años, diez de los cuales eran años de Heraclio, el romano no creyente, con los tres años antes que los musulmanes conquistaran Alejandría. Cuando Benjamín apareció, las personas y la ciudad entera se regocijaron, e hicieron saber su llegada a Sanucio, el dux que creía en Cristo, que había establecido con el comandante Amr que el patriarca volviera y había recibido un salvoconducto de Amr para él.
A continuación Sanucio fue al comandante y le anunció que el patriarca había llegado, y Amr dio órdenes que Benjamín fuera traído ante él con honor, veneración y amor. Y Amr, cuando vio al patriarca, lo recibió con respeto, y dijo a sus compañeros y amigos íntimos: "Ciertamente en todas las tierras que hemos tomado posesión hasta aquí, yo nunca he visto a un hombre de Dios como este hombre". El Padre Benjamín era bello de semblante, excelente en el discurso, disertando con calma y dignidad.
Entonces Amr se volvió a él, y le dijo: "Reasuma al gobierno de todas sus iglesias y de su pueblo, y administre sus asuntos. Y si usted orará para mí, para que yo pueda ir al Oeste y a Pentápolis, y tomo posesión de ellos, como lo hecho con Egipto, y vuelva a usted en seguridad y rápidamente, haré por usted todo lo que me pida". Entonces el santo Benjamín oró por Amr, y pronunció un elocuente discurso que hizo que Amr y aquéllos presentes con él se maravillaran, y qué contenía palabras de exhortación y mucho beneficio para aquéllos que lo oyeron; y reveló ciertas materias a Amr, y partió de su presencia honrado y venerado. Y todo lo que el padre bendito dijo al comandante Amr, hijo de Al-Asi, él lo encontró verdadero, y ninguna carta de él fue incumplida.
Al-Baladhuri: La Conquista de Alejandría
'Amr mantuvo su camino hasta llegar a Alejandría, a cuyos habitantes encontró listos para resistir, pero los coptos en ella prefirieron la paz. Al-Mukaukis se comunicó con 'Amr y le pidió por paz y una tregua durante un tiempo; pero 'Amr se negó. Al-Mukaukis entonces ordenó que las mujeres estuvieran de pie en los muros con sus caras vueltas hacia la ciudad, y que los hombres estuvieran de pie armados, con sus caras hacia los Musulmanes, esperando así asustarlos. 'Amr habló, diciendo, "Nosotros vemos lo que usted ha hecho. No eran tan solo números los que nosotros conquistamos. Nosotros hemos encontrado a su rey Heraclio, y allí le ocurrió lo que le ocurrió".
Oyendo esto, al-Mukaukis dijo a sus seguidores, "Estas personas están diciendo la verdad. Ellos han cazado a nuestro rey de su reino hasta Constantinopla. Por consiguiente, es mucho preferible que nos sometamos". Sus seguidores, sin embargo, le hablaron severamente e insistieron en luchar. Los Musulmanes lucharon furiosamente contra ellos y los sitiaron durante tres meses. Por fin, 'Amr redujo la ciudad por la espada y saqueó todo lo que estaba en ella, perdonando a sus habitantes de los cuales ninguno fue muerto o tomado cautivo. Él los redujo a la posición de dhimmis como al pueblo de Alyunah. Comunicó las noticias de la victoria a 'Umar a través de Mu'awiyah ibn-Hudaij al-Kindi (después como-Sakuni) y envió con él el quinto.
Los griegos escribieron a Constantino, hijo de Heraclio, que era su rey en ese momento, diciéndole cuan pocos Musulmanes había en Alejandría, y cuan humillante era la condición de los griegos, y cómo ellos tenían que pagar el impuesto al voto. Constantino envió a uno de sus hombres, llamado Manuwil, con trescientas naves llenas de guerreros. Manuwil entró en Alejandría y mató a toda la guardia que había en ella, con excepción de unos pocos, quienes mediante el uso de sutiles medios escaparon. Esto tuvo lugar en el año 25. Oyendo las noticias, 'Amr partió a la cabeza de 15.000 hombres y encontró a los guerreros griegos haciendo maldades en los pueblos egipcios cercanos a Alejandría. Los Musulmanes los encontraron y por una hora fueron sometidos a una lluvia de flechas durante la cual se cubrieron con sus escudos. Entonces se adelantaron audazmente y la batalla rugió con gran ferocidad hasta que los politeístas fueron derrotados; y nada pudo desviarlos o detenerlos antes de llegar a Alejandría. Aquí se fortificaron y ubicaron catapultas. 'Amr hizo un fuerte ataque, ubicó a los ballistae, y destruyó los muros de la ciudad. Presionó tan fuertemente la lucha hasta entrar en la ciudad por asalto, mató a los padres y llevó a los niños como cautivos. Algunos de sus habitantes griegos salieron para unirse a los griegos en alguna otra parte; y el enemigo de Alá, Manuwil, fue muerto. 'Amr y los musulmanes destruyeron el muro de Alejandría en la prosecución de un voto que 'Amr había hecho a ese efecto, en caso de reducir la ciudad.... 'Amr ibn-al-Asi conquistó Alejandría, y algunos Musulmanes la hicieron su morada como guardias de caballería.
'Amr mantuvo su camino hasta llegar a Alejandría, a cuyos habitantes encontró listos para resistir, pero los coptos en ella prefirieron la paz. Al-Mukaukis se comunicó con 'Amr y le pidió por paz y una tregua durante un tiempo; pero 'Amr se negó. Al-Mukaukis entonces ordenó que las mujeres estuvieran de pie en los muros con sus caras vueltas hacia la ciudad, y que los hombres estuvieran de pie armados, con sus caras hacia los Musulmanes, esperando así asustarlos. 'Amr habló, diciendo, "Nosotros vemos lo que usted ha hecho. No eran tan solo números los que nosotros conquistamos. Nosotros hemos encontrado a su rey Heraclio, y allí le ocurrió lo que le ocurrió".
Oyendo esto, al-Mukaukis dijo a sus seguidores, "Estas personas están diciendo la verdad. Ellos han cazado a nuestro rey de su reino hasta Constantinopla. Por consiguiente, es mucho preferible que nos sometamos". Sus seguidores, sin embargo, le hablaron severamente e insistieron en luchar. Los Musulmanes lucharon furiosamente contra ellos y los sitiaron durante tres meses. Por fin, 'Amr redujo la ciudad por la espada y saqueó todo lo que estaba en ella, perdonando a sus habitantes de los cuales ninguno fue muerto o tomado cautivo. Él los redujo a la posición de dhimmis como al pueblo de Alyunah. Comunicó las noticias de la victoria a 'Umar a través de Mu'awiyah ibn-Hudaij al-Kindi (después como-Sakuni) y envió con él el quinto.
Los griegos escribieron a Constantino, hijo de Heraclio, que era su rey en ese momento, diciéndole cuan pocos Musulmanes había en Alejandría, y cuan humillante era la condición de los griegos, y cómo ellos tenían que pagar el impuesto al voto. Constantino envió a uno de sus hombres, llamado Manuwil, con trescientas naves llenas de guerreros. Manuwil entró en Alejandría y mató a toda la guardia que había en ella, con excepción de unos pocos, quienes mediante el uso de sutiles medios escaparon. Esto tuvo lugar en el año 25. Oyendo las noticias, 'Amr partió a la cabeza de 15.000 hombres y encontró a los guerreros griegos haciendo maldades en los pueblos egipcios cercanos a Alejandría. Los Musulmanes los encontraron y por una hora fueron sometidos a una lluvia de flechas durante la cual se cubrieron con sus escudos. Entonces se adelantaron audazmente y la batalla rugió con gran ferocidad hasta que los politeístas fueron derrotados; y nada pudo desviarlos o detenerlos antes de llegar a Alejandría. Aquí se fortificaron y ubicaron catapultas. 'Amr hizo un fuerte ataque, ubicó a los ballistae, y destruyó los muros de la ciudad. Presionó tan fuertemente la lucha hasta entrar en la ciudad por asalto, mató a los padres y llevó a los niños como cautivos. Algunos de sus habitantes griegos salieron para unirse a los griegos en alguna otra parte; y el enemigo de Alá, Manuwil, fue muerto. 'Amr y los musulmanes destruyeron el muro de Alejandría en la prosecución de un voto que 'Amr había hecho a ese efecto, en caso de reducir la ciudad.... 'Amr ibn-al-Asi conquistó Alejandría, y algunos Musulmanes la hicieron su morada como guardias de caballería.
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