Si has nacido como Musulmán, uno de tus primeros recuerdos ha de ser una oración empezando con: "En el nombre de Allah(1), el Clemente, el Misericordioso.
Te recordarás que aprendiste esto literalmente en el regazo de tu madre. Habrás oído a tu padre pronunciarlo, y él te contaba que esto era el comienzo del capitulo de abertura de tu Libro Santo,- el Noble Al Corán. Era una oración alentadora, y ella queda contigo hoy, ayudando en los momentos importantes de tu vida:
''¡En el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso!''
La Alabanza sea a Allah, Señor del Universo, El Clemente, el Misericordioso. Señor del Día de Justicia. A Ti te adoramos y a Ti te pedimos ayuda. Condúcenos al camino recto, El camino de aquellos a quienes has favorecido, Que no son objeto de Tu enojo Y no son de los extraviados. Amén (El Comienzo 1:1-7)
Esta oración está contigo ahorita mismo, tal como lo es el llamado a la oración que fue susurrado a tu oído luego de tu nacimiento, mucho antes que tu puedes recordarte de lo que sea:
Allah es MAS GRANDE
Allah es MAS GRANDE
Allah es MAS GRANDE
Allah es MAS GRANDE
Atestiguo que no existe Dios otro que Allah.
Atestiguo que no existe Dios otro que Allah.
Atestiguo que Muhammad es el Profeta de Allah.
Atestiguo que Muhammad es el Profeta de Allah.
Vengan a la oración!
Vengan a la oración!
Vengan a la felicidad!
Vengan a la felicidad!
Allah es MAS GRANDE
Allah es MAS GRANDE
No existe dios otro que Allah!
Este llamado habrás oído las veces sin contar; cinco veces por día, si vivías a alcance de voz de una mezquita. En el lugar de adoración, a dónde tus padres te llevaban, habrás visto al Imam,- o Jefe Islámico, levantar las manos y la voz, para decir: "En el nombre de Allah, el Compasivo, el Misericordioso."- Luego le seguiste con tus labios y tu corazón.
Siempre cuando el Imán no estaba presente, o cuando tu estabas en la rueda de Musulmanes faltando de tal jefe, el más erudito entre ellos o quizás el más anciano entre Ustedes, conducía la oración. Pues el Islam es democrático, y forma a sus jefes dentro de sus propios miembros de comunidad.
No hay clero en el Islam. Es una fe piadosa que alienta a hombres de talento.
Estos recuerdos de infancia te pusieron en contacto con un mundo más amplio, un mundo de realidad trascendental. Te han sido enseñado otras cosas, que toda persona debe saber y respectar. Muchas veces, siendo niño, tú reflexionabas sobre las palabras paternas o maternas y las conectabas con Algo más Alto y Misterioso, con cosas elevadas que solías sentir, pero no lograbas de comprender plenamente: el cielo distante venciendo a las cúpulas de azulejos de alguna mezquita, la belleza de la naturaleza, la alegría de vivir, y el amor de tus padres, tus familiares y de tus amigos. Pero, antes de todo, tus reflexiones y sentimientos retornaron al lugar de devoción, a la mezquita; y llevaron a tu mente el nombre siempre volviente, y los atributos de ALLAH.
Algo en la devoción en común era diferente de cualquier otra cosa en nuestra tierra. La gente era diferente cuando llegaba para orar en comunidad. Tus padres eran diferentes. Siempre que se acercaban del lugar de oración, quedaban silenciosos y reverentes, pues ellos se habían preparado por pensamientos honrados y habiéndose limpiado tanto física que espiritualmente. Y era comprensible, ya que nuestros lugares de adoración son maravillosamente hermosos con sus cúpulas doradas y sus alminares ascendentes, y con sus bóvedas frescas y las galerías dónde el hombre logra a rezar y meditar. Hasta las mullidas alfombras hacen sentirte como en tu casa, al sentarte en ellas.
En ciudades dónde predominan los Musulmanes, tales como Casablanca, Argel, Damasco, El Cairo, Estambul, Isfahán, Lahore, Jacarta- las mezquitas desafían a la descripción. Habrás oído decir que Allah se halla dentro de ellas de una manera muy particular, tal como El se halla de manera tan especial en la Meca, dentro del recinto sagrado de la Ka'ba. Era Allah quien creó a los cielos y a la tierra, y Sus mezquitas son Su casa, dónde el hombre puede encontrarle. Y por esa razón ellas tienen que ser hermosas y reconfortantes.
Cuando eras muy joven aún, aprendiste a querer a las mezquitas, y también tú te volvías reverente al acercarte de una de ellas. Te enseñaron de sacar tus zapatos y de dejarlos en el portal, o de llevarlos en tu mano para dejarlos en la nave lateral a tu costado, ya que pronto tú y tus compañeros devotos iban a prosternarse tocando el suelo con la frente, en humildad delante de Allah. Por eso, el piso delante tuyo ha de ser limpio toda vez que tu deseas orar.
Nadie va a rezar ni tan sólo pasaría cerca de una mezquita, a menos de hallarse escrupulosamente limpio. En este estado resulta más fácil relacionarte con Allah, puesto que estás preparado para EL; ya que una vez preparado para rezar, no desearás cambiar este estado por un qué hacer sucio o deshonesto:- "La oración detiene al hombre de la indecencia, de la inconducta sexual, y de todo mal, "dice el Corán. (La Araña 29:45) De este modo, si tú no estabas pronto al aproximarte de la mezquita, entonces ibas a la fuente, allá a la entrada, y te preparabas para la oración.
Sólo ahora entrabas por el gran hall y empezaste a rezar con reverencia, enfrentándote al nicho de oración que te indicaba la dirección del centro sagrado de la Meca-que todos los Musulmanes enfrentan al rezar. Tú decías las oraciones que correspondían, o si era Viernes y Mediodía, tú esperabas que llegaba el Imán y trepaba en el púlpito (Al- Minbar) desde dónde él daba la lectura (Al-Khútba). Cuando el servicio había terminado, dabas la mano a tus amigos y conocidos, y todos ustedes seguían su camino con un sentimiento reconfortante en el corazón. Allah os considera como "hombres a quienes ni el negocio ni el trabajo distraen de recordarse de Allah, de rezar y de pagar la tasa de bienestar.(La Luz 24:37)
En el mes sagrado de Ramadán, cuando todo el mundo ayuna durante las horas diurnas, de sol a sol- tú sueles hallarte descansando tal como mucha gente acostumbraba, en los corredores respirando paz, de la mezquita. Las mezquitas están repletas durante el mes de Ramadán: de comerciantes, artesanos, estudiantes, empleados civiles, arrodillados o inclinados en los corredores o las alfombras. Tus pensamientos acompañaban a tus ojos cuando seguían a los arabescos de las paredes, cuyas líneas representaban versículos del Noble Corán. Tu pensabas a Allah a través de ellos; eran idénticas palabras a las que tus padres te habían enseñado, del Libro Santo, y ahora te amparaban. Era así como el Islam te marcaba, cuando eras niño. Pero llegado a la mocedad, encontrabas que el Islam era no sólo una religión, pero era una manera completa de vida (Din), y él te ayudaba a enfrentar la vida con todas sus realidades. Los más valerosos de tus amigos eran aquellos quienes llegaban a la mezquita también el Viernes, para allí encontrar a Allah. Tu encontrabas una fuente de fuerzas en tus cinco oraciones diarias y las demás prácticas, ahora ya más significativas para ti. Y toda vez que tú te hallabas impedido de ofrecer determinada oración a. su debida hora, te sentías apenado y tratabas de ofrecer su cumplimiento a la primera oportunidad. Y cuando ocurrió que vivías alejado de la mezquita y te era imposible ofrecer tus rezos diarios en ella, rezabas en casa, o a tu lugar de trabajo, o en cualquier lugar apropiado y limpio.
Te quedabas pensativo cuando siempre enfrentabas la Meca en estas oraciones,- esta ciudad invisible en la lejana Arabia, y anhelabas que algún día, teniendo salud y medios, tu realizarías el peregrinaje. Ocasionalmente habrás oído el relato de algún peregrino quien había ido cumpliendo de visitar a la santa ciudad y siempre este relato habrá sido idéntico, de Musulmanes provenientes de los cuatro ángulos del mundo- quienes allá se reunieron. Si has recorrido el mundo por causa de negocios o de viaje, habrás observado como cambiaba la orientación del nicho de oración, en toda mezquita que visitabas. En India y Pakistán por ejemplo están orientados hacia Oeste; en África del Norte y América enfrentan al Este. En Siria y Turquía, es hacia el Sur, mientras en Yemen y África Oriental, hacia el Norte se orientan los fieles al rezar. Esto acerca entre sí, a los hombres-en cuanto a sus pensamientos y actos,- cinco veces por día. Cuando te llegaba el tiempo de casarte, sentiste la necesidad de asumir responsabilidades mayores. Tal como en otros momentos solemnes de tu vida, consultabas con los miembros de tu familia, contándoles que deseabas tener una compañera. Si en la familia de ella y en la familia tuya eran Musulmanes practicantes, y no solamente Musulmanes de rótulo-entonces tu esposa también era tal, y así criaba a sus hijos conforme que tu propia madre te enseñaba; a vivir temiendo a Dios, y de modales prudentes. El matrimonio trajo a tu casa el anhelo humano de asociación y de compañerismo, y el deber que incumbe a todo hombre de cumplir con sus obligaciones hacia su esposa, sus hijos y su comunidad. El matrimonio es un contrato, algo que tú debes honorar, tanto delante de Allah y el mundo como dentro de ti mismo.
Los No- Musulmanes tienden a veces a reírse, y de hacer comentarios al respecto del matrimonio islámico,- y eso ocurre porque no entienden de qué se trata. Creen que los Musulmanes pretenden derechito a cuatro esposas, y su primera pregunta que harán a un Musulmán tocará este punto, y cada discusión tratará de esta materia,- como si ocuparía más nuestra mente que la de ellos. La poligamia oculta, practicada bajo la forma de tener queridas y de concurrir a lupanares puede ser una norma occidental, mas ella es totalmente ajena al Islam. El Islárn no subscribe a ninguna clase de relaciones reñidas con la Ley, tales como madres solteras y padres solteros. Ellas son maneras de eludir las responsabilidades de la vida. Los Musulmanes consideran al matrimonio como un deber sagrado y serio, y siempre reconocerán a todos sus hijos y tratarán de cumplir con sus responsabilidades hacia ellos, de mantenerlos, de su educación, de su orientación moral y de su iniciación a la vida. Estos Musulmanes honran al matrimonio con solemnidad, ya que es la base misma de su sociedad.
Similarmente, los extraños parecen ser muy interesados en el Paraíso islámico, y saben desde ya, cotizar a las mujeres que cuentan encontrar allí; mientras los Musulmanes miran al cielo por ser un lugar sombreado atravesado por riachuelos y dónde hombres y mujeres buenos han de quedar hasta el fin de los tiempos.
0 alma tranquila, Vuelva a tu Señor, satisfecha, complacida! Entra junto a Mis servidores; Entra en Mi paraíso! (La Aurora 89:27-30)
Es allí que esperamos llegar, cuando se acabará la vida en esta tierra, y cada hombre recibirá su recompensa justa. Allah es Compadeciente, tal como nosotros debiéramos serlo; EL no nos exige lo imposible:
"Allah sólo exige de un alma lo que ella puede soportar." (La Vaca 2:286)
Quien llegue con una buena acción Tendrá diez veces su valor. Quien llegue con una mala acción Sólo será recompensado en su valor; Y ellos no serán vejados. (El Rebaño 6:161)
Tenemos de cuidar de nosotros mismos, ya que no creemos en la estricta predestinación, de la cual nos quieren cargar con empeño ciertos autores no- musulmanes; el mismo Profeta dijo -una vez a un hombre que tenía una idea exagerada de la protección de Allah: "Ate a tu camello; después confíe en Allah. "Se nos enseña también de ser buenos con nuestros enemigos: "Devuelvad la maldad con algo mejor!- (Los Creyentes 23:96) También se nos enseña de comprometernos en el Yihád. Yihád significa literalmente de luchar en el camino de Allah. Este esfuerzo puede ser moral, mental o físico y ha de servir a hacer reinar la palabra de Allah. Cubre un espectro amplio de actividades, yendo desde luchar contra las propias actitudes feas hasta enrolarse en la guerra en la causa de Allah. Allah nos recuerda esto en Su Libro. "Vosotros debéis creer en Allah y en Su Profeta y luchar en Su camino con su propiedad y persona; eso será mejor para vosotros, si sólo lograrían a entenderlo.'' (La Línea de Combate 61:11). Se nos enseña, además, tolerancia; nuestro libro dice: "No insultéis a quienes, fuera de Dios, ruegan; pueden injuriar a Allah-sin darse cuenta (El Rebaño 6:109)
Nuestro Libro, el Noble Corán nos enseña estas verdades. Es un documento que Allah reveló a nuestro Profeta Muhammad cuando éste se hallaba acongojado por las inmoralidades de su pueblo. Por medio del Libro logró apartarlo de la adoración de sus muchas imágenes y de enseñarle de concentrar su fe en UN DIOS ÚNICO; en Allah solo:
"Mi señor me ha conducido a un camino recto, a una vía establecida, el camino de Abrahán, el Derecho; él no era un asociador de otras divinidades con Allah." (El Rebaño 6:162)
Este libro está repleto de episodios inspiradores, y incluye verdad en una escala amplia; tú puedes seguir la lucha espiritual y política de Muhammad en sus momentos oscuros y en los días de victoria y de alegría. Nuestra fe nos exalta en los momentos importantes de nuestra vida como también nos ayuda de sobrellevar nuestras penas, cuando podemos rezar:
"En el nombre de Allah, el Compasivo, el Misericordioso. Me refugio en el Señor de los hombres, El Rey de los hombres, ante el daño del murmurador furtivo que murmura en los pechos de los hombres; ante los genios y los hombres." (Los hombres 1144-6)
La vida es dura a veces, pero también puede ser realmente hermosa. Las dificultades y la maldad, ya que las consideramos como parte de las condiciones ineludibles de nuestra existencia, no han de convertir la vida en algo inaguantable, ni han de quitar su significado a la virtud, ni dejar a la felicidad fuera de alcance. Hombres y mujeres pueden lograr a realizarse maravillosamente, saliendo de las adversidades, - tal como viajeros llegan de la noche fría a una posada templada y iluminada, o tal como navegantes se salvan de un temporal tremendo, hallando un momento de tiempo tranquilo. Nos encontramos afortunados meramente, de estar con vida y liberados de la angustia, y tenemos ganas de reírnos y de dar curso a nuestros buenos modales. En todas partes sentimos la presencia de Allah, expresado en este concepto generoso que nos guía a lo largo de nuestra vida:
''EL, ALLAH-no hay Dios sino EL; El Viviente, el Eterno. Ni la somnolencia ni el sueño se apoderarán de El; A El pertenece cuanto hay en los cielos y en la tierra. Quien intercedará ante El, sino es con Su permiso? Sabe lo que está delante y detrás de los hombres, Y estos abarcan de Su ciencia sólo lo que El quiere; Su trono se extiende por los cielos y la tierra, Y no le causa fatiga la conservación de ambos. El, es el Sublime, el Todopoderoso.'' (La Ternera 2:255)
Hay otros episodios conllevando gran majestad: "Si todos los árboles que se encuentran en la tierra Fueran plumas, y el mar, incrementado con otros siete mares, Fueran tinta, se agotarían escribiendo; pero las palabras De Allah no se agotarían. Allah es Todopoderoso, Sabio.'' (Luqmán 31:27)
Pues, hallamos fuerza en nuestro dín que comúnmente es designado por "religión". Religión no traduce el sentido cabal de lo que quiere decir din. Trátase de una actitud y una manera de ver y de orientar la vida en sus aspectos diversos. Islam trae salám, o 'paz' en nuestra vida. Un Musulmán es literalmente alguien quien hizo su paz con Allah. Islam nos impregna de un alma profundamente espiritual. Con eso quiero decir que aprendemos a encontrar lo Desconocido del universo, con reverencia; y a la humanidad, con tolerancia, y que aceptamos nuestro destino con gratitud y entereza. Creemos en la Unidad de Dios quien gobierna a los asuntos del universo.
En otra oración se describe a Allah así:
En el nombre de Allah, el Compasivo, el Misericordioso:
"Di: Allah es único. Allah-Fuente de todo! No ha engendrado ni ha sido engendrado, Y no tiene a nadie por igual.' (La Unicidad 112:14)
Además nuestra fe ha edificado una cultura magnífica cuando gran parte del mundo, el occidental antes de todo, pasaba por lo que se dice el medioevo. En aquellos días, el Islam era la fuerza unificadora en civilización que alcanzaba desde los confines de la China hasta los Pireneos. Somos orgullosos de nuestra fe y cultura, y las apreciamos. No nos asusta nuestro porvenir, porque hemos caído bajo y nos hemos reincorporados. Actualmente-si Allah permite -llegamos a ser otra vez una fuerza moral en el mundo. Somos agradecidos de ser Musulmanes, ya que Allah es más grande que nosotros, y a través de El movemos por el mundo. Todo eso nos llega a la mente cuando alguien nos pregunta, como se siente uno, habiendo nacido como Musulmán.
Te recordarás que aprendiste esto literalmente en el regazo de tu madre. Habrás oído a tu padre pronunciarlo, y él te contaba que esto era el comienzo del capitulo de abertura de tu Libro Santo,- el Noble Al Corán. Era una oración alentadora, y ella queda contigo hoy, ayudando en los momentos importantes de tu vida:
''¡En el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso!''
La Alabanza sea a Allah, Señor del Universo, El Clemente, el Misericordioso. Señor del Día de Justicia. A Ti te adoramos y a Ti te pedimos ayuda. Condúcenos al camino recto, El camino de aquellos a quienes has favorecido, Que no son objeto de Tu enojo Y no son de los extraviados. Amén (El Comienzo 1:1-7)
Esta oración está contigo ahorita mismo, tal como lo es el llamado a la oración que fue susurrado a tu oído luego de tu nacimiento, mucho antes que tu puedes recordarte de lo que sea:
Allah es MAS GRANDE
Allah es MAS GRANDE
Allah es MAS GRANDE
Allah es MAS GRANDE
Atestiguo que no existe Dios otro que Allah.
Atestiguo que no existe Dios otro que Allah.
Atestiguo que Muhammad es el Profeta de Allah.
Atestiguo que Muhammad es el Profeta de Allah.
Vengan a la oración!
Vengan a la oración!
Vengan a la felicidad!
Vengan a la felicidad!
Allah es MAS GRANDE
Allah es MAS GRANDE
No existe dios otro que Allah!
Este llamado habrás oído las veces sin contar; cinco veces por día, si vivías a alcance de voz de una mezquita. En el lugar de adoración, a dónde tus padres te llevaban, habrás visto al Imam,- o Jefe Islámico, levantar las manos y la voz, para decir: "En el nombre de Allah, el Compasivo, el Misericordioso."- Luego le seguiste con tus labios y tu corazón.
Siempre cuando el Imán no estaba presente, o cuando tu estabas en la rueda de Musulmanes faltando de tal jefe, el más erudito entre ellos o quizás el más anciano entre Ustedes, conducía la oración. Pues el Islam es democrático, y forma a sus jefes dentro de sus propios miembros de comunidad.
No hay clero en el Islam. Es una fe piadosa que alienta a hombres de talento.
Estos recuerdos de infancia te pusieron en contacto con un mundo más amplio, un mundo de realidad trascendental. Te han sido enseñado otras cosas, que toda persona debe saber y respectar. Muchas veces, siendo niño, tú reflexionabas sobre las palabras paternas o maternas y las conectabas con Algo más Alto y Misterioso, con cosas elevadas que solías sentir, pero no lograbas de comprender plenamente: el cielo distante venciendo a las cúpulas de azulejos de alguna mezquita, la belleza de la naturaleza, la alegría de vivir, y el amor de tus padres, tus familiares y de tus amigos. Pero, antes de todo, tus reflexiones y sentimientos retornaron al lugar de devoción, a la mezquita; y llevaron a tu mente el nombre siempre volviente, y los atributos de ALLAH.
Algo en la devoción en común era diferente de cualquier otra cosa en nuestra tierra. La gente era diferente cuando llegaba para orar en comunidad. Tus padres eran diferentes. Siempre que se acercaban del lugar de oración, quedaban silenciosos y reverentes, pues ellos se habían preparado por pensamientos honrados y habiéndose limpiado tanto física que espiritualmente. Y era comprensible, ya que nuestros lugares de adoración son maravillosamente hermosos con sus cúpulas doradas y sus alminares ascendentes, y con sus bóvedas frescas y las galerías dónde el hombre logra a rezar y meditar. Hasta las mullidas alfombras hacen sentirte como en tu casa, al sentarte en ellas.
En ciudades dónde predominan los Musulmanes, tales como Casablanca, Argel, Damasco, El Cairo, Estambul, Isfahán, Lahore, Jacarta- las mezquitas desafían a la descripción. Habrás oído decir que Allah se halla dentro de ellas de una manera muy particular, tal como El se halla de manera tan especial en la Meca, dentro del recinto sagrado de la Ka'ba. Era Allah quien creó a los cielos y a la tierra, y Sus mezquitas son Su casa, dónde el hombre puede encontrarle. Y por esa razón ellas tienen que ser hermosas y reconfortantes.
Cuando eras muy joven aún, aprendiste a querer a las mezquitas, y también tú te volvías reverente al acercarte de una de ellas. Te enseñaron de sacar tus zapatos y de dejarlos en el portal, o de llevarlos en tu mano para dejarlos en la nave lateral a tu costado, ya que pronto tú y tus compañeros devotos iban a prosternarse tocando el suelo con la frente, en humildad delante de Allah. Por eso, el piso delante tuyo ha de ser limpio toda vez que tu deseas orar.
Nadie va a rezar ni tan sólo pasaría cerca de una mezquita, a menos de hallarse escrupulosamente limpio. En este estado resulta más fácil relacionarte con Allah, puesto que estás preparado para EL; ya que una vez preparado para rezar, no desearás cambiar este estado por un qué hacer sucio o deshonesto:- "La oración detiene al hombre de la indecencia, de la inconducta sexual, y de todo mal, "dice el Corán. (La Araña 29:45) De este modo, si tú no estabas pronto al aproximarte de la mezquita, entonces ibas a la fuente, allá a la entrada, y te preparabas para la oración.
Sólo ahora entrabas por el gran hall y empezaste a rezar con reverencia, enfrentándote al nicho de oración que te indicaba la dirección del centro sagrado de la Meca-que todos los Musulmanes enfrentan al rezar. Tú decías las oraciones que correspondían, o si era Viernes y Mediodía, tú esperabas que llegaba el Imán y trepaba en el púlpito (Al- Minbar) desde dónde él daba la lectura (Al-Khútba). Cuando el servicio había terminado, dabas la mano a tus amigos y conocidos, y todos ustedes seguían su camino con un sentimiento reconfortante en el corazón. Allah os considera como "hombres a quienes ni el negocio ni el trabajo distraen de recordarse de Allah, de rezar y de pagar la tasa de bienestar.(La Luz 24:37)
En el mes sagrado de Ramadán, cuando todo el mundo ayuna durante las horas diurnas, de sol a sol- tú sueles hallarte descansando tal como mucha gente acostumbraba, en los corredores respirando paz, de la mezquita. Las mezquitas están repletas durante el mes de Ramadán: de comerciantes, artesanos, estudiantes, empleados civiles, arrodillados o inclinados en los corredores o las alfombras. Tus pensamientos acompañaban a tus ojos cuando seguían a los arabescos de las paredes, cuyas líneas representaban versículos del Noble Corán. Tu pensabas a Allah a través de ellos; eran idénticas palabras a las que tus padres te habían enseñado, del Libro Santo, y ahora te amparaban. Era así como el Islam te marcaba, cuando eras niño. Pero llegado a la mocedad, encontrabas que el Islam era no sólo una religión, pero era una manera completa de vida (Din), y él te ayudaba a enfrentar la vida con todas sus realidades. Los más valerosos de tus amigos eran aquellos quienes llegaban a la mezquita también el Viernes, para allí encontrar a Allah. Tu encontrabas una fuente de fuerzas en tus cinco oraciones diarias y las demás prácticas, ahora ya más significativas para ti. Y toda vez que tú te hallabas impedido de ofrecer determinada oración a. su debida hora, te sentías apenado y tratabas de ofrecer su cumplimiento a la primera oportunidad. Y cuando ocurrió que vivías alejado de la mezquita y te era imposible ofrecer tus rezos diarios en ella, rezabas en casa, o a tu lugar de trabajo, o en cualquier lugar apropiado y limpio.
Te quedabas pensativo cuando siempre enfrentabas la Meca en estas oraciones,- esta ciudad invisible en la lejana Arabia, y anhelabas que algún día, teniendo salud y medios, tu realizarías el peregrinaje. Ocasionalmente habrás oído el relato de algún peregrino quien había ido cumpliendo de visitar a la santa ciudad y siempre este relato habrá sido idéntico, de Musulmanes provenientes de los cuatro ángulos del mundo- quienes allá se reunieron. Si has recorrido el mundo por causa de negocios o de viaje, habrás observado como cambiaba la orientación del nicho de oración, en toda mezquita que visitabas. En India y Pakistán por ejemplo están orientados hacia Oeste; en África del Norte y América enfrentan al Este. En Siria y Turquía, es hacia el Sur, mientras en Yemen y África Oriental, hacia el Norte se orientan los fieles al rezar. Esto acerca entre sí, a los hombres-en cuanto a sus pensamientos y actos,- cinco veces por día. Cuando te llegaba el tiempo de casarte, sentiste la necesidad de asumir responsabilidades mayores. Tal como en otros momentos solemnes de tu vida, consultabas con los miembros de tu familia, contándoles que deseabas tener una compañera. Si en la familia de ella y en la familia tuya eran Musulmanes practicantes, y no solamente Musulmanes de rótulo-entonces tu esposa también era tal, y así criaba a sus hijos conforme que tu propia madre te enseñaba; a vivir temiendo a Dios, y de modales prudentes. El matrimonio trajo a tu casa el anhelo humano de asociación y de compañerismo, y el deber que incumbe a todo hombre de cumplir con sus obligaciones hacia su esposa, sus hijos y su comunidad. El matrimonio es un contrato, algo que tú debes honorar, tanto delante de Allah y el mundo como dentro de ti mismo.
Los No- Musulmanes tienden a veces a reírse, y de hacer comentarios al respecto del matrimonio islámico,- y eso ocurre porque no entienden de qué se trata. Creen que los Musulmanes pretenden derechito a cuatro esposas, y su primera pregunta que harán a un Musulmán tocará este punto, y cada discusión tratará de esta materia,- como si ocuparía más nuestra mente que la de ellos. La poligamia oculta, practicada bajo la forma de tener queridas y de concurrir a lupanares puede ser una norma occidental, mas ella es totalmente ajena al Islam. El Islárn no subscribe a ninguna clase de relaciones reñidas con la Ley, tales como madres solteras y padres solteros. Ellas son maneras de eludir las responsabilidades de la vida. Los Musulmanes consideran al matrimonio como un deber sagrado y serio, y siempre reconocerán a todos sus hijos y tratarán de cumplir con sus responsabilidades hacia ellos, de mantenerlos, de su educación, de su orientación moral y de su iniciación a la vida. Estos Musulmanes honran al matrimonio con solemnidad, ya que es la base misma de su sociedad.
Similarmente, los extraños parecen ser muy interesados en el Paraíso islámico, y saben desde ya, cotizar a las mujeres que cuentan encontrar allí; mientras los Musulmanes miran al cielo por ser un lugar sombreado atravesado por riachuelos y dónde hombres y mujeres buenos han de quedar hasta el fin de los tiempos.
0 alma tranquila, Vuelva a tu Señor, satisfecha, complacida! Entra junto a Mis servidores; Entra en Mi paraíso! (La Aurora 89:27-30)
Es allí que esperamos llegar, cuando se acabará la vida en esta tierra, y cada hombre recibirá su recompensa justa. Allah es Compadeciente, tal como nosotros debiéramos serlo; EL no nos exige lo imposible:
"Allah sólo exige de un alma lo que ella puede soportar." (La Vaca 2:286)
Quien llegue con una buena acción Tendrá diez veces su valor. Quien llegue con una mala acción Sólo será recompensado en su valor; Y ellos no serán vejados. (El Rebaño 6:161)
Tenemos de cuidar de nosotros mismos, ya que no creemos en la estricta predestinación, de la cual nos quieren cargar con empeño ciertos autores no- musulmanes; el mismo Profeta dijo -una vez a un hombre que tenía una idea exagerada de la protección de Allah: "Ate a tu camello; después confíe en Allah. "Se nos enseña también de ser buenos con nuestros enemigos: "Devuelvad la maldad con algo mejor!- (Los Creyentes 23:96) También se nos enseña de comprometernos en el Yihád. Yihád significa literalmente de luchar en el camino de Allah. Este esfuerzo puede ser moral, mental o físico y ha de servir a hacer reinar la palabra de Allah. Cubre un espectro amplio de actividades, yendo desde luchar contra las propias actitudes feas hasta enrolarse en la guerra en la causa de Allah. Allah nos recuerda esto en Su Libro. "Vosotros debéis creer en Allah y en Su Profeta y luchar en Su camino con su propiedad y persona; eso será mejor para vosotros, si sólo lograrían a entenderlo.'' (La Línea de Combate 61:11). Se nos enseña, además, tolerancia; nuestro libro dice: "No insultéis a quienes, fuera de Dios, ruegan; pueden injuriar a Allah-sin darse cuenta (El Rebaño 6:109)
Nuestro Libro, el Noble Corán nos enseña estas verdades. Es un documento que Allah reveló a nuestro Profeta Muhammad cuando éste se hallaba acongojado por las inmoralidades de su pueblo. Por medio del Libro logró apartarlo de la adoración de sus muchas imágenes y de enseñarle de concentrar su fe en UN DIOS ÚNICO; en Allah solo:
"Mi señor me ha conducido a un camino recto, a una vía establecida, el camino de Abrahán, el Derecho; él no era un asociador de otras divinidades con Allah." (El Rebaño 6:162)
Este libro está repleto de episodios inspiradores, y incluye verdad en una escala amplia; tú puedes seguir la lucha espiritual y política de Muhammad en sus momentos oscuros y en los días de victoria y de alegría. Nuestra fe nos exalta en los momentos importantes de nuestra vida como también nos ayuda de sobrellevar nuestras penas, cuando podemos rezar:
"En el nombre de Allah, el Compasivo, el Misericordioso. Me refugio en el Señor de los hombres, El Rey de los hombres, ante el daño del murmurador furtivo que murmura en los pechos de los hombres; ante los genios y los hombres." (Los hombres 1144-6)
La vida es dura a veces, pero también puede ser realmente hermosa. Las dificultades y la maldad, ya que las consideramos como parte de las condiciones ineludibles de nuestra existencia, no han de convertir la vida en algo inaguantable, ni han de quitar su significado a la virtud, ni dejar a la felicidad fuera de alcance. Hombres y mujeres pueden lograr a realizarse maravillosamente, saliendo de las adversidades, - tal como viajeros llegan de la noche fría a una posada templada y iluminada, o tal como navegantes se salvan de un temporal tremendo, hallando un momento de tiempo tranquilo. Nos encontramos afortunados meramente, de estar con vida y liberados de la angustia, y tenemos ganas de reírnos y de dar curso a nuestros buenos modales. En todas partes sentimos la presencia de Allah, expresado en este concepto generoso que nos guía a lo largo de nuestra vida:
''EL, ALLAH-no hay Dios sino EL; El Viviente, el Eterno. Ni la somnolencia ni el sueño se apoderarán de El; A El pertenece cuanto hay en los cielos y en la tierra. Quien intercedará ante El, sino es con Su permiso? Sabe lo que está delante y detrás de los hombres, Y estos abarcan de Su ciencia sólo lo que El quiere; Su trono se extiende por los cielos y la tierra, Y no le causa fatiga la conservación de ambos. El, es el Sublime, el Todopoderoso.'' (La Ternera 2:255)
Hay otros episodios conllevando gran majestad: "Si todos los árboles que se encuentran en la tierra Fueran plumas, y el mar, incrementado con otros siete mares, Fueran tinta, se agotarían escribiendo; pero las palabras De Allah no se agotarían. Allah es Todopoderoso, Sabio.'' (Luqmán 31:27)
Pues, hallamos fuerza en nuestro dín que comúnmente es designado por "religión". Religión no traduce el sentido cabal de lo que quiere decir din. Trátase de una actitud y una manera de ver y de orientar la vida en sus aspectos diversos. Islam trae salám, o 'paz' en nuestra vida. Un Musulmán es literalmente alguien quien hizo su paz con Allah. Islam nos impregna de un alma profundamente espiritual. Con eso quiero decir que aprendemos a encontrar lo Desconocido del universo, con reverencia; y a la humanidad, con tolerancia, y que aceptamos nuestro destino con gratitud y entereza. Creemos en la Unidad de Dios quien gobierna a los asuntos del universo.
En otra oración se describe a Allah así:
En el nombre de Allah, el Compasivo, el Misericordioso:
"Di: Allah es único. Allah-Fuente de todo! No ha engendrado ni ha sido engendrado, Y no tiene a nadie por igual.' (La Unicidad 112:14)
Además nuestra fe ha edificado una cultura magnífica cuando gran parte del mundo, el occidental antes de todo, pasaba por lo que se dice el medioevo. En aquellos días, el Islam era la fuerza unificadora en civilización que alcanzaba desde los confines de la China hasta los Pireneos. Somos orgullosos de nuestra fe y cultura, y las apreciamos. No nos asusta nuestro porvenir, porque hemos caído bajo y nos hemos reincorporados. Actualmente-si Allah permite -llegamos a ser otra vez una fuerza moral en el mundo. Somos agradecidos de ser Musulmanes, ya que Allah es más grande que nosotros, y a través de El movemos por el mundo. Todo eso nos llega a la mente cuando alguien nos pregunta, como se siente uno, habiendo nacido como Musulmán.
Muy interesante lo publicado. Sigo leyendo.
ResponderEliminarFernando. Jerez.