b CAPÍTULO SOBRE LO QUE OBLIGATORIAMENTE
HAN DE PRONUNCIAR LAS LENGUAS Y CREER LOS CORAZONES[1]
[Al·lāh]
3. que no tiene parecido ni igual,
4. que no tiene hijo, ni padre, ni esposa, ni asociado alguno.
5. No tiene ni comienzo ni fin.
6. La realidad de Sus Atributos es indescriptible y Su esencia va más allá del pensamiento.
7. Los que reflexionan lo hacen acerca de Sus signos[4], mas no en torno a la realidad de Su Esencia. No abarcan nada de Su conocimiento a menos que Él quiera.
8. El escabel de Su trono abarca los cielos y la tierra y no Le causa fatiga mantenerlos.
9. El es el Elevado, el Inmenso, el Omnisciente, el Conocedor, el Planificador, el Poderoso, el Oyente, el Vidente, el Excelso, el Grande.
12. Ha creado al ser humano y conoce los entresijos de su conciencia; pues se halla más cerca de él que su propia vena yugular.
13. Conoce toda hoja que caiga de un árbol.
14. Cualquier semilla enterrada en las tinieblas de la tierra, cualquier vegetal o mineral, están todos registrados en un Libro Evidente[8].
16. Posee, y siempre los ha poseído, bellos nombres y sublimes atributos.
17. Él es demasiado elevado como para que Sus atributos[12] hayan sido alguna vez creados o sus nombres inventados.
18. Habló a Moisés con Su Palabra, la cual es un atributo de Su esencia y no una de sus criaturas[13].
[El Corán]
20. El Corán es la Palabra de Al·lāh increada y eterna, no el atributo de algo creado y , por lo tanto, perecedero[15].
[El Decreto]
21. Hay que creer en el Decreto, ya sea bueno o malo, dulce o amargo. Todo es por Decreto de Al·lāh[16].
24. Toda palabra o acción que proviene de alguno de Sus siervos ha sido ya decretada y es previamente conocida por El.
25. ¿No habría de tener conocimiento Aquel que ha creado y es el Sutil, al que nada se Le oculta?[19]
26. Extravía a quien Él quiere por Su justicia. Y dirige a quien Él quiere por Su generosidad.
27. Cada uno está abocado a lo que el Conocimiento y el Decreto Divinos le tienen reservado de felicidad o desgracia.
28. Al·lāh es demasiado elevado como para que ocurra en Su Reino lo que Él no quiera, o que alguien prescinda de Él, o que haya otro creador que no sea Él[20].
[Los Mensajeros y el Profeta Muḥammad – la paz sea con é]
31. Selló el Mensaje[24], la Advertencia[25] y la Profecía con Muḥammad[26], que Al·lāh le bendiga y conceda paz. Hizo de él un Mensajero portador de Buenas Nuevas[27] y de advertencia[28], que llamó a la gente a Al·lāh[29] con Su permiso, cual foco de luz.
32. Sobre él hizo descender Su Libro Preciso[30]; y por medio de él[31] dio a conocer Su auténtica religión[32] y guió por la vía recta.
[Resurrección y Juicio]
34. Al·lāh hará resucitar a los muertos volviéndolos a crear[35] tal y como fueron creados en un principio[36].
35. Al·lāh gloria a Él, multiplica el valor de las acciones correctas de los creyentes[37]; perdona las transgresiones mayores[38] a quien se vuelve a Él[39]; y perdona las menores a quien se aparta de las mayores.
36. Aquel que no se vuelva a Al·lāh tras haber cometido una transgresión mayor quedan abandonado a Su voluntad[40], ya que “ciertamente, Al·lāh no perdona que se Le asocie, pero perdona lo demás a quien Él quiere[41]”.
37. Los que castigue Al·lāh con Su Fuego[42] saldrán de éste y entrarán en Su Jardín por haber creído[43]. Ya que “quien haga el peso de un átomo de bien lo verá[44]”.
38. Saldrá del Fuego todo aquel musulmán que, aun habiendo cometido transgresiones mayores, interceda por él el Profeta, que Al·lāh le bendiga y le dé paz[45].
[Recompensa y castigo]
41. De ahí fue de donde se le hizo descender a Adán[48], Su Profeta y Representante, a la Tierra por decreto Suyo[49].
42. Asimismo, creó Al·lāh el Fuego haciendo de él una morada eterna para quien no creyese en Él y se apartase de Sus signos[50], Sus Libros y Sus Mensajeros[51], privándoles de la contemplación de Su Faz[52].
[Eventos del Día de la Resurrección]
43. Hay que creer que Al·lāh – bendito y exaltado sea – vendrá[53] el Día de la Resurrección y los ángeles dispuestos en filas[54] para inspeccionar las naciones, hacer que rindan cuentas, castigarlas y recompensarlas.
45. Aquellos cuyas buenas acciones pesen más serán los triunfadores.
46. Cada persona recibirá las hojas donde se hallan registradas sus acciones.
47. Quien reciba su libro[56] en su mano derecha tendrá un juicio indulgente; pero quien lo reciba por atrás[57] se quemará[58] en elSacīr[59].
48. El Ṣirāt[60] es real. Lo franquearán los siervos según sus acciones. Unos se salvan del fuego del Infierno, franqueándolo cada uno con velocidades diferentes[61]. Otros, sus acciones hacen que se precipiten en el Fuego.
49. Es necesario creer en la existencia del Estanque del Enviado de Al·lāh, que la paz sea con el. De él beberá su Comunidad[62], no padeciendo nunca más sed quien de él beba. Serán expulsados de él aquellos que hayan cambiado y alterado[63].
[El Īmān]
50. El Īmān (fe)[64]es lo que pronuncia la lengua, lo que sinceramente cree el corazón y lo que practican los miembros.
51. El Īmān aumenta o disminuye en proporción a las acciones. Por lo tanto, las acciones causan el aumento o la disminución del Īmān.
52. La declaración de fe no queda completada sino es en virtud de las acciones que la acompañan.
53. Ninguna palabra ni acto cuenta sino en virtud de la intención con que se llevan a cabo.
54. Las palabras, los actos y las intenciones no son válidos a no ser que estén conformes a la Sunna.
57. Las almas de los destinados a ser felices eternamente[69] permanecerán en deleite[70] hasta el día en que serán resucitadas. Y las de los destinados al tormento recibirán castigo hasta el día que sean resucitadas.
58. Los creyentes serán puestos a prueba en sus tumbas, siendo sometidos a un interrogatorio[71]. Pero Al·lāh reafirmará a los creyentes con un firme dicho en esta vida[72] y en la próxima[73].
[Los ángeles]
59. Todas las criaturas[74] tienen dos ángeles guardianes cuya misión es la de registrar todas sus acciones[75]. Sin que nada de ello escape al conocimiento de su Señor[76].
[Autoridades]
61.Que la mejor generación fue la de los que llegaron a ver al Mensajero de Al·lāh, que la paz sea con él, y creyeron en él[78]. Luego la siguiente generación[79], y luego la que la sigue[80].
62.Que los mejores Compañeros son los Califas Rectamente Guiados (Rāšidūn): Abū Bakr, luego ʿUmar, luego ʿUṯmān y luego ʿAlī, que Al·lāh esté complacido con todos ellos[81].
63.De los Compañeros del Profeta sólo se puede hablar bien, absteniéndonos de mencionar las diferencias acaecidas entre ellos. Pues son los más dignos merecedores de excusa en sus actuaciones y de respeto en sus opiniones[82].
64.Hay que obedecer a los imames de los musulmanes, tanto a sus gobernantes como a sus sabios (ulemas)[83][84].
66.Hay que evitar las disputas y las controversias en materia de religión[86] y abstenerse de las innovaciones de los innovadores[87].
67.Que Al·lāh bendiga a nuestro señor Muḥammad, Su Profeta, a su familia, a sus esposas, a su descendencia y les dé abundante paz.
[1] Este capítulo contiene alrededor de unos cien artículos de fe, y se estructura en tres partes: 1ª lo que es obligatorio, 2ª lo que es imposible y 3ª lo que está permitido con respecto a Al·lāh.
Obsérvese asimismo que el modo de exposición de los artículos de la creencia aún no está influenciado por la lógica aristotélica como es el caso de los tratados de kalām ašcarī posteriores como, por ejemplo, el de Ibn cĀšir. La recepción del kalām ašcarī en el maḏhab mālikī es un fenómeno de difusión post-gazzāliana. Al principio hubo una cierta resistencia; pero posteriormente fue totalmente aceptado por el mālikismo, llegándose a declarar oficialmente ašcarī.
[2] Según la gran mayoría de ulemas, entre ellos el Imām Mālik y al-Ašcarī, la primera obligación que recae sobre el mukal·laf (o persona obligada a seguir los preceptos de la Šarīca por ser mayor de edad y encontrarse en sus plenas facultades mentales) es la de conocer quién es Al·lāh, quién Su Profeta y cuál su Religión (Sabe que no hay más dios que Al·lāh, Corán 47:19)(HA).
[3] Las pruebas de la unicidad de Al·lāh provienen del Corán (Sabe que no hay más dios que Al·lāh Corán, 47:19), de la Sunna, del consenso total de la Umma y del intelecto. En cuanto a la prueba intelectual, radica en que si hubiese dos dioses o más, sería posible que sus voluntades discrepasen. Si eso fuese así, podría realizarse completamente las voluntades discrepantes de todos ellos o no, lo cual daría lugar a una contradicción.
[4] Los signos de Al·lāh son de dos tipos: las criaturas, esto es: el Cosmos entero; y las aleyas de Su Libro: el Corán.
[5] Es un "estar sobre" metafórico, no material. Tal y como cuando decimos que "la verdad está sobre todas las cosas".
[6] El Trono es una criatura del Malakūt o mundo invisible o metafísico de dimensiones y características inconmensurables.
[7] Esto significa que el conocimiento de Al·lāh abarca todos los seres y lugares, no que Él esté en esencia en lugar alguno.
[8] Se trata de la Tabla Preservada (al-Lauḥ al-Maḥfūẓ), donde se haya registrado todo lo decretado por Al·lāh.
[9] Con la palabra "asentarse" traducimos el verbo árabe "istawà". Entre los ulemas, hay tradicionalmente dos posturas con respecto a este tipo de términos coránicos. La postura de los ulemas más antiguos es la de no buscar interpretación a ese tipo de términos y aceptarlos tal y como figuran en el Corán. Tal es la postura de Mālik. La postura de los ulemas posteriores es la de dar una interpretación que satisfaga las mentes exigentes. Una de las interpretaciones que se le ha dado es la de "istawlà"; esto es, "apoderarse de". Lo cual significa que Al·lāh ejerce su poder y dominio sobre el Trono. Y, siendo así que el Trono es el ser más grandioso de la creación, el que sobre él ejerza poder dominará el resto de la creación.
[10] Contiene el Reino con Su poder.
[11] El Reino es el Mulk o reino de lo visible. En oposición al Malakūt o reino de lo invisible.
[12] Los atributos de la esencia Divina son siete: el Poder, la Voluntad, el Conocimiento, la Vida, el Oído, la Vista y la Palabra.
[13] Se trata de la Palabra Eterna de Al·lāh que no consta de sonidos ni de letras.
[14] Se trata del Monte Sinaí.
[15] Este es uno de los puntos más delicados de la ciencia del Kalām; y, según una opinión, de ahí toma esta ciencia su nombre "Kalām" (palabra) por las controversias doctrino-políticas que originó al debatirse entre los ašcarīs y los muctazilis la eternidad o no de la Palabra (kalām) Divina.
La aclaración de esta cuestión radica en que la Palabra Divina es un atributo eterno presente en la Esencia de Al·lāh. No se trata de letras o fonemas afectados por el silencio, el sonido, la sintaxis, la morfología, a semejanza de nuestra habla. Según este punto de vista, los Libros Revelados no son eternos, puesto que están afectados por accidentes contingentes. Los Libros Revelados son traducciones de los significados eternos que encierra la Palabra de Al·lāh. La Palabra Divina es eterna e ilimitada y encierra una infinitud de significados que han sido recogidos y traducidos a distintas lenguas (árabe, arameo, hebreo). Los significados son los mismos, pero los significantes diferentes.
El término "Palabra de Al·lāh" se usa para designar tanto al atributo eterno presente en la esencia Divina, como a los Libros Revelados. Esto se debe a dos razones: 1ª Son traducciones parciales de los significados infinitos presentes en el atributo eterno de Al·lāh. 2ª Es la Palabra de Al·lāh, no de otro. También el término "Corán" se usa para designar tanto el Libro Revelado, como el atributo eterno presente en la Esencia Divina. Por ello el Imām Mālik acepta como válido jurar por el Corán.
Por lo tanto, está prohibido decir que la "Palabra de Al·lāh" o el "Corán" aun refiriéndose a los Libros Revelados son creados. Y ello para que no se crea que se está uno refiriendo al atributo eterno de la Palabra Divina. Asimismo, he de añadir que el enzarzarse en este tipo de discusiones es una innovación (bidca) inaceptable, ya que las primeras generaciones de musulmanes siempre lo evitaron (Com. Sanūsiyya y Com. al-Muršid al-Mucīn).
[16] Es decir, creer que todo lo que acontece en la Creación es fruto de la Voluntad Divina.
[17] Se dan dos términos en la Risāla que precisan de aclaración. Uno de ellos es "qadar" que hemos traducido por "decreto". El qadar, según los ašcarīs, es la realización de la Voluntad Divina en el acontecer temporal de los seres según un plan y una proporción concreta y determinada.
El otro término, qaḍac, que traducimos por "designio" es -según los ašcarīs también la pre-destinación. Lo decidido atemporalmente por la Voluntad Divina (Com. Ŷawhara de Baiŷūrī).
[18] Es obligatorio estar satisfecho (riḍà) con el Decreto Divino. Ahora bien, si estar satisfecho con la incredulidad (kufr) es en sí mismo incredulidad, y si alguien dijese que se debería estar satisfecho con la incredulidad por ser parte del Decreto Divino, se le respondería que lo obligatorio es estar satisfecho con el Decreto Divino no con lo decretado.
[19] Corán 67:14. Este es el fundamento de la Ley Islámica. Al ser Al·lāh el que nos ha creado y, por lo tanto, nos conoce mejor que nosotros mismos, Su ley es la mejor de la leyes para el buen funcionamiento individual y social del ser humano; ya que Al·lāh sólo quiere para Sus siervos lo mejor en ésta y la próxima vida. De ahí que todo diseño legislativo humano sea un fracaso, incluida la Democracia.
[20] Puede verse a través de estas afirmaciones cómo se trata de una respuesta a la postura muctazilī que pretende que el Ser Humano es creador de sus actos. De ahí se deriva que la aqīda, la creencia, expuesta por Ibn Abī Zaid es ašcarī, mas prescindiendo del aparato lógico que la suele acompañar.
[21] Con esta afirmación se intenta rebatir la postura de la secta qadarī que pretendía que el asesino interrumpía la duración de la vida que Al·lāh había decretado para la víctima. La postura correcta es que el asesinado había llegado al final del tiempo de vida que le habría sido decretado.
En este punto acaba todo lo referente a lo que es necesario o imposible en lo que a Al·lāh se refiere. Pasando a enumerar lo que es posible en lo que a Él se refiere.
[22] El primero de los mensajeros fue Adán y el último Muḥammad. Esto en lo que a los hombres se refiere; ya que a los Genios sólo les fue mandado Muḥammad, la paz sea con él.
[23] Para que la prueba surta efecto se tienen que dar tres condiciones: 1ª ser adulto, 2ª estar en plenas facultades mentales y 3ª haberle llegado el mensaje del Islam.
[24] El Mensaje (risāla) es el cargo con que Al·lāh inviste a un hombre revelándole una ley y ordenándole que la transmita.
[25] De lo que le ocurre a aquel que no obedece la Ley Divina.
[26] Quien no acepta a Muḥammad como Mensajero Divino es un infiel (kāfir). De ahí, que la Gente de la Escritura (ahl al-kitāb), por no aceptar a Muḥammad como lo que es sean una subdivisión de los kuffār (pl. de kāfir).
[27] A los que en él crean.
[28] Para los que le rechacen.
[29] A adorar y obedecer sólo a Al·lāh.
[30] La palabra ḥakīm entraña dos significados: 1º "sabio", esto es: lleno de sabiduría, por contener la ciencia de los antiguos y los contemporáneos; 2º la acepción de muḥkam, preciso. Lo que significa que el Corán es un libro absolutamente preciso, ya que está exento de toda contradicción.
[31] Del Profeta Muḥammad, la paz sea con él.
[32] El Islam.
[33] La Hora de la Resurrección y del Fin del Mundo.
[34] Quien no crea en ello está fuera del Islam. El conocimiento del momento exacto en que acontecerá pertenece únicamente a Al·lāh. Sin embargo, la Hora será precedida por determinadas señales que se darán en el mundo. Entre estas señales podemos enumerar las siguientes:
Señales menores: gran aumento de la ignorancia, escasez del conocimiento, confianza en el traidor, traición del que es leal, extensión del adulterio y la fornicación, gobierno de los niños, gran difusión de la usura, desobediencia de los hijos a los padres, guerras civiles entre los musulmanes, gran altura de las edificaciones, gran adorno en las mezquitas...
Señales mayores: aparición de la Bestia, salida del Sol por occidente, aparición del Anticristo, aparición de Gog y Magog, descenso de Jesús, la paz sea con él, entre otras.
[35] De la nada.
[36] Los muertos resucitarán en las mismas condiciones en que nacieron; por consiguiente, incircuncisos. Los que entren en el Jardín serán circuncidados.
[37] El valor de las acciones correctas de los creyentes está en función de la sinceridad (ijlāṣ) y pureza de intención (niyya) con que la acción es acometida, llegando a multiplicarse su valor de diez a setecientas o incluso más. El valor de una acción correcta se refiere a cómo va a ser retribuida luego dicha acción. En cuanto a los incrédulos (kuffār), el valor de sus acciones no se multiplica y hay discrepancia en si se les retribuye en esta vida o en la próxima.
[38] Como el adulterio, la fornicación, el robo, practicar la usura, calumniar, testificar en falso, etc.
[39] Lit.: "por medio de la tawba". Tawba es volverse a Al·lāh tras haberle desobedecido. Implica tanto arrepentirse, como dejar de transgredir Su Ley; y ello con la intención de no volver a cometer dicha transgresión (Com. al-Muršid al-Mucīn de Mayyāra).
[40] Si Al·lāh quiere le castiga justamente o le perdona generosamente.
[41] Corán 4:48 y 4:116.
[42] Se refiere a los creyentes que hayan desobedecido a Al·lāh.
[43] La creencia en la unicidad de Al·lāh es razón necesaria y suficiente para no permanecer eternamente en el Fuego. Sin embargo, para entrar en el Jardín no es suficiente, ya que el perdón y la misericordia de Al·lāh son imprescindibles, pues el Profeta dijo: "Nadie entrará en el Jardín por sus acciones".
[44] Corán 99:7. "Lo verá" significa que verá cómo le será recompensado.
[45] Hay consenso de los ulemas de la Umma en que intercederán por los musulmanes transgresores que hayan merecido el Fuego tanto el Profeta Muḥammad como otros Profetas, ángeles y creyentes justos. No obstante, se menciona especialmente la intercesión del Profeta por ser la suya la primera y ser especialmente importante.
[46] La palabra awliyā’, pl. de waliy, que por lo general significa "persona que mantiene una estrecha relación de amor con la Divinidad", es usada en este contexto por consenso de todos los comentaristas de la Risāla en el sentido de "creyentes".
[47] La Faz de Al·lāh se refiere, según la mayoría de los ulemas, a Su Esencia. Sin embargo, al-Ašcarī la define como un atributo de Al·lāh en el que hay que creer sin caer en antropomorfismos. La visión de la Faz de Al·lāh no se realizará como la visión ocular del resto de las cosas, sino que irá desligada de toda categoría espacial. Al-Laqqānī y aš-Šacrānī son de la opinión de que todos los miembros del cuerpo experimentarán la visión de la Faz Divina.
[48] El nombre Adán, Ādam en árabe, indica por su raíz que era de piel morena.
Se le hizo a Adán salir del Jardín por haber comido por olvido o confusión del Árbol Prohibido, no por desobediencia, ya que los Profetas y Adán era uno de ellos no desobedecen las órdenes de Al·lāh.
[49] Al·lāh ya había decretado desde la eternidad infinita que Adán no iba a cumplir la condición que le había impuesto para permanecer en el Jardín y que se le haría salir de él.
[50] Se refiere a Sus criaturas, signo de Su existencia y unicidad.
[51] Todo aquel que no crea en alguno de los Libros Revelados o en alguno de los Mensajeros no es un musulmán.
[52] La contemplación de la Faz de Al·lāh es el mayor de los placeres del jardín y el más alto de los honores, del cual los que negaron la veracidad de las aleyas de Al·lāh no disfrutarán.
[53] "Vendrá" en este caso no se puede interpretar en su sentido físico-literal por ser ello imposible por consenso en lo que a Al·lāh se refiere, ya que a Al·lāh no se le puede atribuir lugar ni dirección alguna. Sobre este tipo de aleyas, los ulemas de las primeras generaciones (salaf) se negaban a comentarlas. Los mutakalimmūn posteriores las interpretaron de dos maneras: "vendrá" en el sentido de la manifestación clara y evidente de su poder y dominio totales; o "vendrá" la orden de Al·lāh, esto es, los ángeles ejecutores de dichas órdenes.
[54] Rodeando a los genios y a los hombres.
[55] Las acciones de los siervos se refiere a las hojas donde figuran las buenas acciones, las cuales se colocarán en un platillo de la balanza, y las hojas con las malas acciones, que se colocarán en el otro platillo.
[56] El libro que forman las hojas donde quedaron registradas sus acciones.
[57] Los kuffār.
[58] Y deseará su muerte y aniquilación pero no la obtendrá.
[59] Sacīr es uno de los fuegos del Infierno.
[60] El ṣirāt es un puente tendido sobre el Infierno y se encuentra entre las criaturas y el Jardín, por lo que su tránsito para acceder al Jardín es obligatorio. Se discrepa sobre su naturaleza. Hay quien dice que es tan fino como un cabello y tan afilado como una hoja de espada. Otros dicen que es ancho y bifurcado en dos. Otros dicen que varía según quien lo cruza. Quien no lo cruza se precipita en el averno.
[61] Según su buenas acciones. Unos franquean el ṣirāt como rayos; otros, más lentamente.
[62] Cuando surjan sedientos de sus tumbas.
[63] Quienes hayan cambiado de religión dejando de ser musulmanes y quienes hayan alterado lo ya establecido por Al·lāh y Su Profeta.
[64] Preferimos la utilización de la palabra árabe īmān a pesar de que la palabra española "fe" puede, en cierto modo traducir gran parte del significado que entraña la palabra árabe. Sin embargo, creemos que a nivel connotativo, la palabra "fe" no puede traducir la palabra īmāncon toda la corrección que se exige. La principal razón es la carga connotativa cristiana que la palabra entraña y de la cual intentamos en lo posible desembarazarnos. La segunda razón es que la ya desde hace años establecida comunidad de españoles musulmanes ha preferido en su uso cotidiano de la lengua española no traducir "īmān", usándola en árabe. Esto, sin duda alguna, confiere un valor bastante fuerte y autoritativo al uso de los vocablos islámicos tal y como en su día hicieron los antiguos musulmanes de Al-Andalus. En mi consideración, es esa la norma que se ha de seguir a la hora de traducir este tipo de textos al español. No las traducciones de árabes desconocedores de las verdaderas connotaciones socio-culturales de las que están cargados los términos de uso cristiano; ni las incorrecciones de algunos arabistas.
[65] Nos negamos a traducir la palabra árabe ḏanb por pecado, una vez más por la fuerte carga teológico-cristiana que entraña la misma. El pecado es, según el Diccionario de la Real Academia Española, la transgresión de la ley o precepto religioso. Como ya hemos dejado claro que el Islam no puede ser definido perfectamente como religión, la palabra pecado no define lo que sería apartarse de la Ley Divina. Por otro lado, el pecado es también, cristianamente hablando, todo tipo de pensamiento o deseo no conforme a la ley religiosa (impuro). El Islam en ningún momento categoriza ni define como transgresión de la ley los pensamientos o deseos "impuros", sino que sólo juzga las acciones externas y materiales, calificándolas, si es el caso, de transgresiones. Ello descarga completamente al Islam de la fuerte carga psicológica que el pecado entraña en el cristianismo. El ḏanb es, pues, macṣiya: transgresión.
[66] Una vez más rechazamos la traducción de šahīd por "mártir". Mártir, además de sus connotaciones cristianas, proviene de "martirio", siendo así que šahīd proviene de "testimonio" en el sentido de "contemplación". Esto es, una connotación que indica la certeza del conocimiento de la unicidad absoluta de la Divinidad.
[67] Están en eterno deleite.
[68] Este “junto” no es espacial, sino metafórico y se refiere al Jardín del Edén, donde se podrá contemplar la Esencia Eterna de Al·lāh.
[69] Se trata de las almas de los que creyeron y obedecieron.
[70] En la tumba, el creyente contemplará su lugar de destino en el Jardín.
[71] Al difunto, tras ser depositado su cuerpo en la tumba y haberse marchado su séquito fúnebre, se le aparecen dos ángeles: Munkar y Nakīr, que le hacen sentarse y le interrogan acerca de quién es su dios, cuál su religión y cuál su profeta. El creyente responde que su dios es Al·lāh, su religión el Islam y su profeta Muḥammad, lo cual provoca una expansión de la tumba. En cuanto al infiel (kāfir), al ser sometido al mismo interrogatorio, responde diciendo que no sabe, lo cual provoca que sea golpeado en el cráneo con un martillo de hierro, profiriendo un grito que es oído por toda la creación excepto por los humanos y los genios.
[72] El firme dicho en esta vida se refiere a las šahādatain (el doble testimonio de no hay mas dios que Al·lāh y que Muḥammad es el mensajero de Al·lāh).
[73] El firme dicho en la próxima se refiere a las respuestas correctas con las que se ha de responder a las preguntas que formulen los ángeles interrogadores en la tumba.
[74] Creyentes o infieles, humanos o genios.
[75] Registran todo tipo de acción, ya sea permitida o prohibida, realizada con los miembros externos o concebida en lo más recóndito del pensamiento.
[76] Esto quiere decir que Al·lāh no precisa que estos ángeles registren las acciones, ya que nada escapa a su conocimiento. Sin embargo, ha dispuesto que estos ángeles registren las acciones para que seamos conscientes en todo momento de que todas nuestras acciones están siendo registradas, y como prueba testimonial irrefutable.
[77] Su nombre es Azrael.
[78] Se refiere, como es obvio, a la generación de los ṣahāba o Compañeros del Profeta, la paz sea con él.
[79] Se refiere a la generación de los Tābicīn (Seguidores) que no llegaron a ver al Profeta, la paz sea con él, pero que tomaron el mensaje del Islam de la generación de los ṣahāba.
[80] Se refiere a la generación de los Tabc at-Tābicīn (Seguidores de los Seguidores) que no llegaron a ver a los Sahaba y que tomaron el mensaje del Islam de los Tābicīn, tal y como Mālik y Abū ḥanīfa.
La excelencia de la 2ª generación Tābicīn con respecto a la 3ª es a título general no a título particular, ya que es posible que un miembro de la 3ª generación sea mejor que uno de la 2ª. Ahora bien, la excelencia de la 1ª generación con respecto a las otras dos es a título general y particular, ya que la calidad de suḥba (haber sido ṣahābī) es insuperable.
[81] Ha de tenerse en cuenta que estos dos últimos puntos de creencia referidos a las generaciones y los Compañeros no son artículos de fe, y por lo tanto de creencia obligatoria, sino que, como dice al-cĀdawī en su glosa al comentario de Abū al-ḥasan a la Risāla, son cuestiones de kalām. Esto es, son cuestiones que cuando se plantean, cuando se habla de ellas (de ahí que se les denomine de "kalām"), hay que responder a ellas con corrección y justicia. En la creencia islámica, hay añadidos que no pertenecían a la creencia originaria pero que fueron apareciendo a medida que se fueron planteando debido a las desviaciones de las diferentes sectas. El corpus del fiqh(jurisprudencia) aumentó con respecto a la ley originaria y se complejificó debido a la casuística derivada de la necesidad de conocer el juicio de la Ley Divina (Šarīca) con respecto a un acto determinado. El corpus de la creencia (caqīda) aumentó con respecto a la creencia originaria debido a las respuestas que los sabios en materia de creencia o mutakal·limūn proporcionaron para neutralizar intelectualmente a las diversas desviaciones propuestas por las diversas sectas. El posicionamiento del autor ante la cuestión de quién es mejor entre los Compañeros es una clara respuesta a la desviación chiíta que propone a cAlī, que Al·lāh esté complacido con él, como el mejor de los Compañeros. Es claro, pues, que dicho punto de creencia no pertenece a la creencia original de los primeros musulmanes, la cual queda sencillamente ilustrada en el famoso hadiṯ de Ŷibrīl donde éste pregunta al Profeta qué es el Islam, el Īmān y el Iḥsān. Lo mismo ocurre en lo que al tema de la creación o no del Corán o las aleyas que inspiran aparentemente cierto antropomorfismo. La respuesta correcta a dichas preguntas generalmente suscitadas por sectarios desviados es lo que da lugar al nacimiento de la ciencia del kalām y lo que, a su vez, aumenta el corpus de la creencia islámica, dándose añadidos inexistentes originariamente, pero necesarios, que delimitan lo correcto o incorrecto de la creencia (caqīda) de un musulmán. El hecho de creer, por ejemplo, que cAlī es mejor que cualquier otro de los Compañeros o creer que el Corán no es la Palabra Increada de Al·lāh es símbolo de desviación en la Creencia o, dicho de otro modo: heterodoxia.
[82] Al lego le corresponde el abstenerse de mencionar lo que entre ellos fue causa de discrepancia. Y al sabio le corresponde la búsqueda de excusas para sus actuaciones y el respeto a sus opiniones.
[83] Los imames de los musulmanes son: 1. sus gobernantes, 2. sus sabios en materia de Šarīca. Ello parte de la interpretación que se le atribuye a la aleya coránica cuyo significado es el siguiente:
“Obedeced a Al·lāh, obedeced al Mensajero y a aquellos con autoridad entre vosotros”. Corán 4:59.
La explicación que Mālik otorga a esta aleya es que se trata de los ulemas de los musulmanes, ya que en tiempos de Mālik el conocimiento de la Šarīca y el gobierno se disoció. En tiempos de los cuatro Califas Rectamente Guiados y de cUmar Ibn cAbd al-cAzīz, el gobernante era a su vez sabio conocedor de la Šarīca. Pero cuando dicho conocimiento se disoció, los gobernantes se vieron obligados a recurrir a los ulemas para saber si sus decisiones de gobierno eran tomadas de acuerdo a la Šarīca o no. De ahí que, en la forma de gobierno propugnada por el mālikismo, se haga fuerte hincapié en que el emir deba de estar siempre rodeado de alfaquíes que le asisten en sus decisiones y le advierten cuando éstas traspasan los límites de la Šarīca.
Dice Abū Bakr Ibn al-cArabī comentando esta aleya, que Al·lāh, exaltado sea, se refiere tanto a los gobernantes (emires) de los musulmanes como a los sabios (ulemas). A los emires, ya que el gobierno es por ellos. Y a los ulemas, ya que preguntarles y ejecutar sus respuestas es obligatorio. Asimismo - dice Ibn al-cArabī - que queda comprendida en esta aleya la obligada obediencia que la esposa debe al marido.
A ello añadiré dos cuestiones, cada una de ellas relacionada con la doble interpretación otorgada a esta aleya en lo que a las palabras "aquellos con autoridad entre vosotros" se refiere. En cuanto a la interpretación que la hace referirse a los emires (gobernantes), he de decir que es obligación comunitaria (farḍ kifāya). Esto es: el tipo de obligación que si uno o varios individuos de una comunidad la ejecutan, queda exenta de ello el resto de la comunidad. Como por ejemplo, la oración fúnebre, el memorizar el Corán, el ordenar el bien y prohibir el mal, el salir al ŷihād, el devolver el saludo, el nombrar un emir que se encargue de ejecutar la ley de la Šarīca entre los miembros de una comunidad musulmana (véase la Ŷawhara de al-Laqqānī y su Comentario por al-Baiŷūrī, el Wuŷūb Bayān al-Hiŷra de Ibn Fūdī), etc.
Con respecto a la interpretación que dice que se trata de los ulemas o sabios conocedores de la Šarīca, ha quedado establecido por consenso de la Comunidad de Musulmanes que todo aquel que no llegue al estatus de Muŷtahid Absoluto ha de seguir a uno de los Cuatro Imames de los maḏhabs o escuelas jurídicas sin que le sea permitido seguir a otro ya sea ṣahābī (Compañero del Profeta), un Imam de unmaḏhab ya desaparecido (como por ejemplo aṯ-ṯawrī, al-Awzacī, etc.) o uno nuevo que aparezca ahora (véase la Ŷawhara de al-Laqqānī y su comentario por al-Baiŷūrī, el Marāqī as-Sucūd de aš-Šinqītī comentado por el mismo autor).
[84] Asimismo ha de quedar claro que dicha obediencia tanto a los gobernantes como a los sabios no es debida cuando lo que se ordena va en contra de lo que Al·lāh y su Profeta han ordenado. Y ello por el hadiṯ transmitido por Aḥmad y al-ḥākim que reza lo siguiente: No es debida la obediencia a una criatura cuando ésta ordena que se desobedezca al Creador.
[85] Literalmente los "Antepasados Piadosos". Se refiere a los Compañeros del Profeta. Es necesario seguirles en lo que hicieron y dijeron, ya sea ello fruto de su propio seguimiento que de los dichos y hechos del Profeta hicieron o fruto de sus propias apreciaciones u opiniones personales.
[86] El autor se refiere a las controversias que no llevan más que a fomentar la división entre los musulmanes. Sin embargo, cuando la controversia es llevada a cabo para clarificar la verdad, entonces se trata de un acto loable.
[87] La innovación (bidca) de la que hay que abstenerse es aquella que no ocurrió en tiempos del Profeta y que la Šarīca prohibe. De ahí que muchos ulemas no llamen innovación (bidca) a lo que, a pesar de no haber ocurrido en tiempos del Profeta, la Šarīca no lo prohibiese. Según Ibn cAbd as-Salām, al-Qarāfī y otros, es innovación todo lo nuevo que no hubiese acaecido en tiempos del Profeta, lo prohíba o no laŠarīca. Según ellos, la bidca se divide en cinco categorías: 1. Bidca prohibida (como los impuestos), 2. Bidca desaconsejable (como embellecer excesivamente las mezquitas), 3. Bidca obligatoria (como la redacción de libros de fiqh, el estudio de la gramática y la retórica para entender el Corán, el utilizar armas de fuego en el ŷihād, etc.), 4. Bidca aconsejable (como los wirds, las tarīkas sufíes, la celebración del Mawlid (nacimiento) del Profeta, la paz sea con él, etc.) y 5. Bidca permitida (como viajar en avión, usar cucharas, etc.).
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