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martes, 30 de noviembre de 2010

Mundo Islámico










El Islam en el Mundo.

Se entiende por mundo islámico a todos aquellos países que tienen el islam como religión mayoritaria. Son un grupo de países muy variados que van desde monarquías constitucionales como Marruecos, a repúblicas democráticas como Turquía, pasando por dictaduras y regímenes teocráticos como Irán. Entre ellos existen países que tienen leyes de corte occidental inspiradas en el islam y países cuya única ley es la sharia.

Incluye la mayoría de los países en los que se asentó el islam clásico durante la Edad Media y la Edad Moderna. En África están: Argelia, Benín, Burkina Faso, Camerún, Chad, Comores, Costa de Marfil, Yibuti, Egipto, Gabón, Gambia, Guinea-Bissau, Libia, Malí, Mauritania, Marruecos, Mozambique, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Togo, Túnez y Uganda. En América: Guyana y Surinam. En Europa: Turquía, Albania y Bosnia y Herzegovina. En Asia: Arabia Saudita, Azerbaiyán, Bahréin, Bangladesh, Brunéi, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Jordania, Kazajistán, Kuwait, Kirguistán, Líbano, Malasia, Maldivas, Omán, Pakistán, Qatar, Siria, Tayikistán, los Territorios Palestinos, Turkmenistán, Uzbekistán y Yemen.

El mundo islámico pertenece casi por completo al ámbito de los países subdesarrollados, por lo que han surgido en ellos tensiones contra Occidente que desestabilizan a los países. Se trata de una mezcla de despotismo y defensa de la tradición islámica, fundamentada en la rica historia del Islam clásico.

Es similar a expresión Dar al-Islam (Tierra del Islam), aunque ésta tiene un valor más reivindicativo y religioso.



Las tensiones en el Golfo Pérsico


El Golfo Pérsico es la región petrolera por excelencia del mundo capitalista. La lucha por el petróleo y el integrismo islámico ha provocado que la región sea una de las más tensas del mundo.

Entre 1980 y 1988 se desarrolla una guerra entre Irán e Iraq. En Irán se ha producido una revolución del integrismo islámico chiíta, que amenaza con extenderse por todos los países islámicos.

En 1990 Iraq invade Kuwait, el país petrolero más importante. En 1991 Estados Unidos presta ayuda a Kuwait para su liberación, entrando en guerra con Iraq. Es la guerra del Golfo. La guerra no termina con el derrocamiento de Sadam Husein, que continúa como dictador. Por culpa de esto las tensiones entre Estados Unidos e Iraq se reproducen periódicamente. En Iraq la tensión ha ido aumentando hasta que llegar, el 20 de marzo del 2003, a la guerra, y a la invasión material del país por parte de EE.UU. y el Reino Unido, que derribó a Sadam Husein en 21 días. Esta guerra, que ha tenido en contra a la mayor parte del mundo, se convirtió en un proceso de ocupación que termino en agosto de 2010 con la marcha de las tropas estadounidenses dejando la responsabilidad de irak en las manos de ellos mismos......

Otro de los problemas endémicos de la región es el de la comunidad kurda, un pueblo cuyo territorio se encuentra dividido entre tres países: Turquía, Iraq e Irán, y ninguno de ellos está dispuesto a que exista un país del Kurdistán independiente.



Las tensiones en el Magreb


El Magreb sufre, también, las consecuencias del integrismo islámico. Egipto y Argelia tienen partidos islámicos que han optado por el terrorismo como forma de hacer llegar sus posturas al poder.

La Libia de Muammar al-Gaddafi ha sufrido en numerosas ocasiones ataques diplomáticos de Estados Unidos, al ser acusada de ser un centro activo del terrorismo internacional. Se trata de un extraño régimen a medio camino entre el socialismo y el islamismo.

Los países más estables de la zona son Túnez y Marruecos, aunque tienen grandes problemas económicos. Marruecos es la plataforma en la que se encuentran todas las personas de los países africanos que intentan entrar ilegalmente en Europa. Su aventura consiste en cruzar la frontera de Ceuta y Melilla o atravesar el estrecho de Gibraltar en pateras. Últimamente también se aventuran a atravesar el Atlántico hasta las islas Canarias. Este intento frecuentemente termina con la muerte o la repatriación, en el mejor de los casos. Otro conflicto marroquí se encuentra en la frontera sur. Desde 1975, en que España abandonó el Sáhara, Marruecos invadió la zona. Con ello, el Frente Polisario pasa de luchar contra España a hacerlo contra Marruecos. El Frente Polisario reclamaba el derecho de autodeterminación para el Sáhara. Este derecho fue reconocido por la ONU, pero hasta la fecha no se ha convocado el referéndum y el Frente Polisario ha luchado contra Marruecos con guerra de guerrillas.



El integrismo islámico en los países del norte de África


El problema del integrismo islámico surge tras el golpe de Estado de los chiítas en Irán en 1978. Ellos organizan el Estado tomando como ley la sharia. Desde ese momento en todo el mundo islámico hay quien quiere imitar el ejemplo, cuyo extremo más radical se da en Afganistán con la secta talibán.

La situación en el resto de los países islámicos oscila entre dictaduras personales muy estabilizadas (Iraq, Libia) o monarquías donde el soberano se considera descendiente de Mahoma (Jordania, Marruecos, Arabia Saudita). Cuando el integrismo islámico no es capaz de acceder al poder para organizar el Estado según sus preceptos, optan por la solución terrorista, ya que su misión es «difundir el bien y prohibir el mal» a través de la yihad, la guerra santa y la toma del poder político para aplicar los principios islámicos a través de las instituciones públicas de la comunidad.

Egipto es una república con elecciones libres y una constitución (1971). Los intereses europeos, y mundiales, en Egipto son muy grandes, no sólo por el turismo sino, sobre todo, por el paso el canal de Suez. El integrismo islámico hizo su aparición en las elecciones de 1992, pero gracias a la presión internacional les hizo fracasar. Se desató una campaña terrorista contra los turistas occidentales, pero el ejército ha ido controlando la situación y hoy en día están controlados. Debido a su opción terrorista no se les ha vuelto a permitir presentarse a las elecciones.

Libia es una república, una dictadura dominada por Muammar al-Gaddafi. Su dictadura es una extraña mezcla de islamismo y socialismo, típica de la guerra fría, en la que no se permite la disidencia. No se sabe nada de la oposición interna a la dictadura.

Túnez es una república. Durante los años 70 y 80 fue un estado islámico socialista de estilo libio. En 1989 se celebran elecciones libres. Las autoridades han tomado duras medidas contra los integristas islámicos, y no les permiten presentarse a las elecciones.

Argelia es una república socialista desde 1989. El país estuvo dominado desde la independencia por el FLN (Frente de Liberación Nacional) que luchó contra los franceses. En las elecciones de 1990, los fundamentalistas del FIS (Frente Islámico de Salvación) derrotaron al FLN por un margen abrumador. En 1992, ante el temor de que los fundamentalistas islámicos se hicieran con el control del Parlamento, un grupo de militares y funcionarios civiles declararon el estado de emergencia, suspendieron el Parlamento y establecieron un nuevo Comité Superior de Estado con Mohamed Budiaf como presidente. Esto precipitó un conflicto violento entre el gobierno, las fuerzas de seguridad y los extremistas islámicos. Budiaf fue asesinado en 1992 y reemplazado por un Consejo Supremo. Desde entonces el FIS aterrorizó a la población con cientos de muertos durante años.

Marruecos es una monarquía en la que el rey Mohamed VI es el comendador de los creyentes, y por lo tanto la única autoridad civil y religiosa. Los fundamentalistas, los Hermanos Musulmanes, marroquíes no aceptan esta autoridad, por lo que no se les permite presentarse a las elecciones, y se les margina en los puestos del estado. No obstante, se considera que son mayoría en el país, gracias a su labor asistencial. Sus líderes no apoyan la opción terrorista.

Sudán es una república, pero dominada por la dictadura de Omar Hasan Ahmad al-Bashir. Aquí hubo un movimiento integrista que accedió al poder tras unas elecciones (1983) e instauró la ley islámica. Como reacción se formó el Movimiento para la Liberación del Pueblo del Sudán (cristianos y animistas), que derribó el gobierno en 1985. En 1989 Omar Hasán al Bashir dio un golpe de Estado y desde entonces hay una guerra civil contra el Movimiento para la Liberación del Pueblo del Sudán, en el sur. En el sur de Sudán son mayoría los cristianos y los animistas.

Chad es una república en la que los musulmanes no superan el 45% de la población. Estos se concentran en el norte y desde la independencia (1960) han estado en guerra, hasta 1993.

Malí es una república. En 1992 se aprobó una nueva Constitución que permitía el pluralismo político, y fue elegido presidente Alpha Oumar Konaré. En 1993 se produjeron levantamientos estudiantiles en Bamako; ese mismo año hubo un intento de golpe de Estado fracasado, por parte de seguidores de Traoré, dictador desde la independencia con una mezcla de islamismo y socialismo del tipo libio. Los fundamentalistas son minoritarios.

Mauritania es una república. En 1980 se impuso la ley islámica. Ante las crecientes presiones internas en 1991 se dotó al país de una nueva Constitución y se legalizaron los partidos de la oposición.

Los fundamentalistas islámicos tienen intención de conquistar el poder político para organizar toda la sociedad según su entender. Y además tienen un instrumento, la yihad, que les permite optar por el terrorismo si no consiguen sus objetivos. Como organizar la sociedad de este modo está en contra, frecuentemente, de los Derechos Humanos, y sobre todo de la moral de los países ricos.

Esto no quiere decir que un país por tener como religión oficial el islam no respete los Derechos Humanos, pues hay países islámicos que tienen otras fuentes de legislación, como Marruecos, Turquía, Líbano, Qatar, Indonesia... donde la cuestión del respeto de los Derechos Humanos es de otra índole.



Capacidad nuclear


Otro de los conflictos que separan al mundo islámico del mundo occidental tiene relación con las armas nucleares. Las pruebas nucleares realizadas por Pakistán en 1998 trajeron consigo sanciones por parte de los Estados Unidos. Después de la Guerra del Golfo las Naciones Unidas impusieron sanciones a Iraq para evitar que desarrollase armas de destrucción masiva. Estas sanciones duraron una década y sus consecuencias para la población se intentaron paliar con el programa Petróleo por Alimentos. Actualmente Irán es el punto de mira de las Naciones Unidas por las sospechas de que esté fabricando armas nucleares.



Conflicto con Israel


Para los musulmanes, Israel es un país hostil, debido al conflicto palestino-israelí y por la creación del Estado de Israel, que es considerado por los musulmanes como injusta. Esta ha sido la causa del conflicto, entre las naciones árabes y el Estado de Israel.

Algunos musulmanes creen que este problema está causado por el sionismo, haciendo una clara distinción entre judaísmo y sionismo. En Marruecos, el partido islámico invitó a los judíos a afiliarse al partido. Antes de la Revolución Iraní, Persia e Israel mantenía excelentes relaciones bilarerales, pero actualmente el presidente de Irán pugna por la destrucción de Israel. Actualmente, Turquía es el país musulmán que mantiene las relaciones más intensas con Israel. Otros Estados, como Egipto y Jordania han iniciado relaciones diplomáticas con Israel además de firmar varios tratados de paz. Muchos musulmanes consideran que el conflicto árabe-israelí es una guerra entre el grupo étnico árabe y los hebreos que ocupan la tierra árabe, argumentando que no se trata de una guerra entre el Islam y el Judaísmo.



Homosexualidad e islam

Las opiniones islámicas sobre la homosexualidad son tan variadas cEl Corán y el Hadiz contienen condenas expresas de los actos sexuales entre personas del mismo sexo. Dos suras citan la historia del "pueblo de Lot" (también conocidos como sodomitas), quienes fueron destruidos por participar en actos homosexuales. El castigo legal para la sodomía ha ido cambiando según las escuelas jurídicas: algunas prescriben la pena capital, mientras que otras prescriben un castigo discrecional menor. La homosexualidad es considerada un delito y está prohibida en la mayoría de países islámicos, como en Arabia Saudí o Irán. En algunos países islámicos relativamente seculares o multi-religiosos como Argelia, Túnez, Indonesia o Turquía hay más tolerancia.

Corán abierto.

Ley islámica

La homosexualidad tradicionalmente está prohibida por la ley islámica. El Corán, el texto central del Islam que los musulmanes creen que es la revelación de Alá, es muy explícito en su condena de la homosexualidad. El Corán proclama el Islam como la "religión de la Naturaleza," y santifica y promueve las relaciones sexuales dentro del matrimonio. Los textos específicos en los que se basa la condena son los de la historia de Lot:
Y a Lot. Cuando dijo a su pueblo: "¿Cometéis una indecencia que ninguna criatura ha cometido antes? Ciertamente, por concupiscencia, os llegáis a los hombres en lugar de llegaros a las mujeres. ¡Sí, sois un pueblo inmoderado!". Lo único que respondió su pueblo fue: "¡Expulsadles de la ciudad! ¡Son gente que se las da de puros!". Y les salvamos, a él y a su familia, salvo a su mujer, que fue de los que se rezagaron. E hicimos llover sobre ellos una lluvia: ¡Y mira cómo terminaron los pecadores!
— Corán 7:80-84
El pueblo de Lot contradijo a los enviados. Cuando su hermano Lot les dijo: "¿Es que no vais a temer a Alá? Tenéis en mí a un enviado digno de confianza. ¡Temed, pues, a Alá y obedecedme! No os pido por ello ninguna recompensa. Mi recompensa no incumbe sino al Señor del universo. ¿Os llegáis a los varones, de entre los creados, y descuidáis a vuestras esposas, que vuestro Señor ha creado para vosotros? Sí, sois gente que viola la ley". Dijeron: "Si no paras, Lot, serás, ciertamente, expulsado". Dijo: "Detesto vuestra conducta. ¡Señor! ¡Sálvanos, a mí y a mi familia, de lo que hacen!" Y les salvamos, a él y a su familia, a todos, salvo a una vieja entre los que se rezagaron. Luego, aniquilamos a los demás. E hicimos llover sobre ellos una lluvia. ¡Lluvia fatal para los que habían sido advertidos! Ciertamente, hay en ello un signo, pero la mayoría no creen. ¡En verdad tu Señor es el Poderoso, el Misericordioso! — Corán 26:160–175
Los hadices o dichos atribuidos al profeta Muhammad  también contienen varias declaraciones en contra de la homosexualidad. Según uno de ellos Muhammad dijo: “Condenado por Dios es aquel que hace lo que la gente de Lot”. En otro afirma: “Ningún hombre debe mirar a las partes privadas de otro hombre y ninguna mujer debe mirar a las partes privadas de otra mujer, y dos hombres no deben dormir en la misma cama bajo una misma manta.” Un relato que se atribuye como parte del sermón de despedida de Muhammad dice: Aquel que mantenga relaciones sexuales con una mujer y penetre su ano, o con un hombre o un muchacho, aparecerá el último día apestando peor que un cadáver; la gente lo encontrará insoportable hasta que entre en el fuego del infierno, y Dios anulará todas sus buenas obras.
Existe un cierto consenso entre la mayoría de los juristas islámicos en que la homosexualidad contraviene la Sharia o ley islámica, considerándola no solo un pecado sino un delito punible. No existe un castigo específicamente estipulado y depende de la interpretación de las distintas escuelas jurídicas existentes, frecuentemente se deja a la discreción de las autoridades locales, con un rango de penas tan amplio que va desde la pena de muerte hasta una simple multa, latigazos o encarcelamiento. Actualmente existen entre los Sunníes cuatro Madhab, o escuelas de interpretación jurídica (la hanafí, la malikí, la Shafi'i y la hanbalí), y la principal entre los Chiíes es la ya'farí. En la actualidad muchos grupos rechazan las escuelas tradicionales y se declinan por la Ijtihad o interpretación individual. Según cada escuela:
  • La escuela hanafí no considera la homosexualidad como adulterio y deja la pena a la discrecionalidad del juez. Los seguidores más recientes de esta escuela rechazan la pena de muerte para la sodomía, pero la consideran si se es reincidente.
  • Los shafiíes consideran la homosexualidad como otra zina, sexo prematrimonial o fuera del matrimonio. Así se pena al adultero a morir lapidado y al no casado como fornicador (a fustigación).
  • Las escuelas malikí y ya'farí consideran que si se descubre a alguien en prácticas homosexuales se le debe condenar con la pena de adulterio esté casado o no.
Es importante destacar que la ley islámica exige cuatro testigos para poder condenar un acto homosexual, al igual que el adulterio, cosa en la que coinciden todas las escuelas jurídicas. No obstante se pueden presentar pruebas objetivas como fotografías o pruebas de ADN que pueden hacer innecesarios los cuatro testigos.
El debate sobre la condena a la homosexualidad continúa en la actualidad, aunque no para exonerarla. Según el estudioso del Islam actual Yūsuf al-Qaradāwī:
Los juristas islámicos han tenido opiniones divergentes sobre como castigar esta practica abominable. ¿Se debe aplicar la misma pena que a otra ziná? ¿Se debe aplicar la pena de muerte por igual sea el participante activo o pasivo? Aunque puede parecer cruel hay que mantener la pureza de la sociedad islámica y limpiarla de elementos pervertidos.[9]

Estatus legal en los países musulmanes actuales

La homosexualidad tiene un estatus legal bastante diferente según los países, pero aun es un delito en muchos países musulmanes, las penas que se imponen son muy dispares, como ya se ha mencionado antes, y pueden suponer incluso la pena de muerte en ejecución publica como en Arabia Saudí o Irán. En algunos países no hay una legislación especifica para condenar a los homosexuales pero se les condena bajo leyes de moral pública como en Egipto o son víctimas de crímenes de honor como en Jordania. Por otro lado en otros países aunque sigue siendo ilegal la homosexualidad es tolerada si no es pública como en Líbano o Túnez.
A continuación se muestra en una tabla con la situación legal de la homosexualidad en los distintos países de mayoría musulmana:

País Leyes contra la homosexualidad Condena Leyes de unión homosexual Leyes contra la discriminación Adopción
Afganistán Prisión - Muerte No No No
Albania No - No No
Arabia Saudí Latigazos - Muerte No No No
Argelia Multa - 3 años No No No
Azerbaiyán No - No No No
Bahréin Penada solo la masculina Multa - 10 años No No No
Bangladesh 10 años - Cadena perpetua No No No
Bosnia-Herzegovina No - No No
Brunéi Multa - 10 años No No No
Burkina Faso No - No No No
Chad No - No No No
Comores No - No No No
Costa de Marfil No - No No No
Egipto No. *Pero se penaliza como inmoralidad 3 meses - 5 años[14] No No No
Emiratos Árabes Unidos Multa - Muerte No No No
Eritrea 10 días - 3 años No No No
Gambia Multa - 14 años No No No
Guinea 6 meses - 3 años No No No
Guinea Bissau 6 meses - 3 años en
campos de trabajo forzado[15]
No No No
Indonesia Sí. *Solo en regiones bajo Sharia - No No No
Irán Para hombres: Prisión - Muerte.
Situación incierta para las mujeres
No No No
Iraq No - No No No
Jordania No - No No No
Kazajistán No - No No No
Líbano Penada solo la masculina Multa - 1 año No No No
Malasia Multa - 20 años No No No
Maldivas Penada solo la masculina Multa - 10 años No No No
Malí No - No No No
Mauritania Muerte No No No
Marruecos 6 meses - 3 años No No No
Níger No - No No No
Nigeria Sí. *Solo en regiones bajo Sharia[16] 5 - 14 años/Muerte No No No
Omán Multa - 3 años No No No
Pakistán 2 años - Cadena perpetua No No No
Qatar Multa - 5 años No No No
Senegal 1 mes - 5 años No No No
Sierra Leona Cadena perpetua No No No
Somalia Sí. *Solo en regiones bajo Sharia 3 meses - 3 años/Muerte No No No
Sudán 5 años - Muerte No No No
Siria Multa - 3 años No No No
Tayikistán No - No No No
Tanzania Multa - 25 años No No No
Túnez Multa - 3 años No No No
Turquía No - No No No
Turkmenistán Penada solo la masculina Multa - 2 años No No No
Uzbekistán Penada solo la masculina[17] Multa - 3 años No No No
Yemen Fustigamiento - Muerte No No No
Yibuti 10 - 12 años No No No
Hay que mencionar que la adopción no solo no está permitida para los homosexuales, no se permite en la Sharia para nadie. Es una institución ajena a esta cultura, solo se contempla el acogimiento de los niños huérfanos.


Referencias

  1. Encyclopedia of Islam and the Muslim World, MacMillan Reference USA, 2004, p.316
  2. Las mil y una noches: 391
  3. Abdennur Prado, «Homosexualidad en el islam»
  4. Corán. 2007. Enciclopedia Britanica Online. Consultado el 04-11-2007
  5. Duran (1993) p. 179
  6. Kligerman (2007) pp. 53-54
  7. Duran, K. (1993) "Homosexuality in Islam" p. 182. Citado en: Kligerman (2007) p. 54
  8. Duran, K. (1993) "Homosexuality in Islam" p. 184. Citado en: Kligerman (2007) p. 54
  9. The lawful and the prohibited in Islam, p.165
  10. ILGA:7 Países que todavía condenan a muerte la homosexualidad
  11. Homosexualidad e Islam - Hechos religiosos (inglés)

Islam y sexualidad


El islam no contempla el celibato como práctica religiosa, y considera que el estado natural del ser humano es el matrimonio.
El Corán permite a los musulmanes casarse con mujeres de otras religiones abrahámicas (judías o cristianas). Los intérpretes contemporáneos han mantenido esta regla, pero muchos ven los matrimonios mixtos como poco recomendables (ya que consideran que conducen a problemas, como por ejemplo, la determinación de la religión de los hijos) aunque sean legales.
En cambio, a una mujer musulmana sólo se le permite casarse con un varón musulmán, entre otras razones para evitar que sus hijos puedan educarse como no musulmanes. El contrato matrimonial entre una mujer musulmana y un varón no musulmán se considera tradicionalmente como ilegal y nulo, por tanto un adulterio desde el punto de vista legal. La misma regla se aplica por los expertos en sharia (ley islámica) para el contrato matrimonial entre un varón musulmán y una mujer de fe no monoteísta, como el hinduismo, aunque esta calificación es debatible. El budismo, por su parte, se considera como una religión no teísta.
El Corán plantea las siguientes condiciones para el hombre de cara al matrimonio:
4:22 En adelante. no os caséis con las mujeres con que han estado casados vuestros padres. Sería deshonesto y aborrecible. ¡Mal camino...!
4:23 En adelante, os están prohibidas vuestras madres, vuestras hijas, vuestras hermanas, vuestras tías paternas o maternas, vuestras sobrinas por parte de hermano o de hermana, vuestras madres de leche, vuestras hermanas de leche, las madres de vuestras mujeres, vuestras hijastras que están bajo vuestra tutela, nacidas de mujeres vuestras con las que habéis consumado el matrimonio: si no, no hay culpa -, las esposas de vuestros propios hijos, así como casaros con dos hermanas a un tiempo. Alá es indulgente, misericordioso.
4:24 Y las mujeres casadas, a menos que sean esclavas vuestras. ¡Mandato de Alá! Os están permitidas todas las otras mujeres, con tal que las busquéis con vuestra hacienda, con intención de casaros, no por fornicar. Retribuid, como cosa debida, a aquéllas de quienes habéis gozado como esposas. No hay inconveniente en que decidáis algo de común acuerdo después de cumplir con lo debido. Alá es omnisciente, sabio.
4:25 Quien de vosotros no disponga de los medios necesarios para casarse con mujeres libres creyentes, que tome mujer de entre vuestras jóvenes esclavas creyentes. Alá conoce bien vuestra fe. Salís los unos de los otros. Casaos con ellas con permiso de sus amos y dadles la dote conforme al uso, como a mujeres honestas, no como a fornicadoras o como a amantes. Si estas mujeres se casan y cometen una deshonestidad, sufrirán la mitad del castigo que las mujeres libres. Esto va dirigido a aquéllos de vosotros que tengan miedo de caer en pecado. Sin embargo, es mejor para vosotros que tengáis paciencia. Alá es indulgente, misericordioso.
4:26 Alá quiere aclararos y dirigiros según la conducta de los que os precedieron, y volverse a vosotros. Alá es omnisciente, sabio.
En particular, el adulterio acarrea un severo castigo. Las relaciones prematrimoniales no son consideradas pecado. Todas las leyes de la sharia que regulan la conducta sexual se aplican igualmente a varones y mujeres, excepto las que conciernen a la menstruación (ver más abajo).
La mayoría de las formas de contacto sexual están permitidas. El sexo se considera una actividad placentera, incluso espiritual, y un deber. Al menos un hadiz explícitamente proclama que, para una pareja, tener relaciones sexuales está recompensado por Dios. Otro hadiz sugiere que un hombre no debería dejar la cama proverbial hasta que la mujer esté satisfecha, una expresión que muchos interpretan como referida al orgasmo.
Los contactos sexuales prohibidos incluyen el contacto genital con una mujer que esté menstruando. En tal caso, se permite explícitamente otro tipo de contacto sexual, como el beso. El sexo anal, sea dentro o fuera del matrimonio, está prohibido por la mayor parte de los expertos coránicos. Otras formas de contacto sexual, como el sexo oral no están prohibidos, y por tanto la mayoría de ellos las consideran permisibles.
El matrimonio temporal (mut'a, concebido para un período preestablecido) no está permitido por la mayoría de los expertos suníes, pero sí por los shiíes, siendo su validez una materia que continúa debatiéndose. Algunos suníes de Arabia Saudí participan en Muta Misyar, contrato que tiene aspectos de matrimonio temporal, sin garantizar la herencia a los hijos concebidos durante su transcurso. El tiempo de su duración no es fijo.
Hay puntos de vista opuestos sobre el tema de la masturbación. Mientras algunos expertos coránicos lo consideran prohibido por la doctrina islámica, otros (como los de la doctrina hanbali) creen que los que se masturban por temor de cometer fornicación o temor de que su cuerpo haya hecho algo malo, no serán castigados si (y sólo si) son incapaces de casarse.
La homosexualidad está prohibida en el islam. Los actos de sodomía son explícitamente castigados con la muerte de acuerdo con el siguiente hadiz: «Quienquiera que encuentres haciendo el acto del Pueblo de Lot, entonces mata tanto al que lo hace como a quienquiera que se lo esté haciendo». Los cuatro califas mantuvieron esta regla, así como los compañeros del profeta Muhammad. La sodomía es un crimen capital en Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Yemen, Sudán y Mauritania.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Expansión musulmana




Expansión bajo Muhammad, 622–632/A.H. 1-11 Expansión durante el Califato Ortodoxo, 632–661/A.H. 11-40 Expansión durante el Califato Omeya, 661–750/A.H. 40-129

La expansión musulmana o la expansión del islam es la denominación que suele darse a las conquistas militares de la civilización árabe musulmana en las que caerían el Imperio sasánida, el norte de África, y la Península Ibérica, incluyendo partes del Imperio bizantino.[1] También está incluida en esta denominación el influjo de los comerciantes en el Magreb y en África, y las misiones hechas en Filipinas.








Primeros siglos de la expansión musulmana






Expansión árabe en tiempos de Muhammad en la zona I, Abu Bakr en la II, Omar en la III y Uthman en la IV

Durante sus primeras décadas, el islam se extendió rápidamente hacia el noreste hasta Mesopotamia y Persia; y al oeste hasta Siria, Palestina y Egipto (las provincias más ricas del Imperio bizantino).

El islam penetró en el mundo cristiano y greco-romano poco después de la muerte de Muhammad. Durante el reinado de los Omeyas, la expansión continúa, las conquistas se hacen por vía terrestre hasta el Magreb a fines del siglo VII, y llegan a costas españolas comenzando el siglo VIII. En 712 superan el estrecho de Gibraltar y logran llegar a España. Los Moros son detenidos en la Batalla de Covadonga en el año 722 en Covadonga, Asturias y en la Batalla de Poitiers, en el 732 en Poitiers, Francia. Desde allí vuelven a sus territorios en la Península Ibérica aunque los reyes asturianos, tras la victoria en Covadonga inician la Reconquista dando lugar al Reino de Asturias. Luego se expandirán hacia Asia central, Bujará, Kabul, y alcanzarán la frontera de la India. Limitarán con el Imperio bizantino, el mar Caspio y el Cáucaso al norte.

El mar Mediterráneo es controlado por el Imperio bizantino luego de la amenaza de las conquistas árabes, quienes construirán una flota y atacarán Constantinopla sin éxito en tres ocasiones. Los bizantinos eran maestros del mar y bloquearon la expansión musulmana, manteniendo de todas formas el comercio con ellos. El mar se constituyó en una frontera, pero sobre todo se convirtió en un mar de comercio. El mapa no cambiaría más hasta el siglo XI.

Cuando los árabes conquistaban un territorio, se establecían en campamentos aparte y vivían del fruto de sus conquistas y de los impuestos aplicados a los no-musulmanes, a cambio de su libertad y su protección. Este impuesto se llamaba jizya o jizaya, que era distinto al impuesto que los musulmanes pagaban, llamado Zakat, que es uno de los cinco pilares del islam.

El siglo VIII se caracteriza por la férrea resistencia del Imperio bizantino, pero también en el interior del mundo musulmán. La agitación es a la vez política y religiosa. Se observa entonces la unificación y la arabización del Imperio (por la lengua, la moneda, la administración), como consecuencia de su islamización (las escuelas son instituídas para aprender el Corán, los juicios son llevados a cabo para responder al derecho musulmán).

Pero hay numerosas secesiones político-religiosas. En efecto, los abasíes fundaron Bagdad. Hay entonces un desplazamiento del centro político hacia el este, que por consecuencia le transferirán corrientes llegadas desde el extremo oriente, pero también significará un desequilibrio pues el centro está alejado del oeste del Imperio. Esto arrastrará des sécessions que derivarán en la formación de tres grandes zonas donde emergerán los califatos.

Estas son las zonas abasí, fatimí y andalusí; se puede aún hablar de unidad religiosa entre los sucesores de Muhammad.

En el siglo IX y el siglo X, el Imperio árabe-musulmán no se expande más, estando sometido a presiones exteriores crecientes.

Del siglo VII al siglo XV
Las tropas de Uqba ibn Nafi entran en Ifriqiya, nombre dado a esta antigua provincia romana, pero se topa con la resistencia de Kusaila. En 683, en el momento de una batalla terrible, Uqba muere así como la inmensa mayoría de sus hombres. Kusaila marcha entonces sobre Kairuán, reinando allí cerca de cinco años, pero refuerzos venidos de Siria destituyen al rey.
La conquista del Magreb prosigue y en seguida un nuevo ataque gana la región de Aurès, la Reina Dihya (Kahena) llega a reunir a varias tribus bereberes y rechaza provisionalmente a los soldados musulmanes hasta Tripolitania (la actual Libia). Cartago es tomado en 698, la resistencia está dominada a partir de 702 y África del Norte es oficialmente conquistada en 711. El mismo año, los primeros contingentes beréberes pasan a Andalucía, dirigidos por Táriq ibn Ziyad. A la fase de organización militar de la conquista, va a sustituirse la administración de un territorio todavía parcialmente insumiso, y convertido.
Las poblaciones afro-árabe-persas de África del este que comerciaban desde hace siglos con los árabes se islamizaron desde el siglo VIII. La cultura swahili es a la vez el fruto de este mestizaje y de la islamización de la región.

Del siglo VII al siglo XV

Las tropas de Uqba ibn Nafi entran en Ifriqiya, nombre dado a esta antigua provincia romana, pero se topa con la resistencia de Kusaila. En 683, en el momento de una batalla terrible, Uqba muere así como la inmensa mayoría de sus hombres. Kusaila marcha entonces sobre Kairuán, reinando allí cerca de cinco años, pero refuerzos venidos de Siria destituyen al rey.
La conquista del Magreb prosigue y en seguida un nuevo ataque gana la región de Aurès, la Reina Dihya (Kahena) llega a reunir a varias tribus bereberes y rechaza provisionalmente a los soldados musulmanes hasta Tripolitania (la actual Libia). Cartago es tomado en 698, la resistencia está dominada a partir de 702 y África del Norte es oficialmente conquistada en 711. El mismo año, los primeros contingentes beréberes pasan a Andalucía, dirigidos por Táriq ibn Ziyad. A la fase de organización militar de la conquista, va a sustituirse la administración de un territorio todavía parcialmente insumiso, y convertido.
Las poblaciones afro-árabe-persas de África del este que comerciaban desde hace siglos con los árabes se islamizaron desde el siglo VIII. La cultura swahili es a la vez el fruto de este mestizaje y de la islamización de la región.

Europa

Desde el siglo VII, el Imperio se extiende de la península arábiga hasta la península Ibérica. La expansión del islam se hace según el principio de la guerra justa o Yihad, concepto expresado por Agustín de Hipona (Pero quien estará considerado más tarde como pernicioso por Tomás de Aquino) según el cual sería justo combatir para la verdadera fe: comprendemos allí que el concepto promotor de guerra es el de la verdadera fe, el cristianismo para Agustín de Hipona, el islam para Mahoma. Aunque se pueda establecer una equivalencia, no toman el término ni la idea de Agustín de Hipona sino del Corán donde el término aparece en la fórmula «esfuerzo en el camino de Dios», en el sentido de esfuerzo para hacer reinar los derechos de Dios, es decir, para defender el islamismo. Si bien en los primeros siglos de la era cristiana, no hubo guerras de conquistas llevadas explícitamente en nombre de la fe cristiana, sí las hubo en nombre de la fe islámica.
Esta tierra, entonces cristiana, había sido desgastada por las luchas intestinas derivadas contra la herejía (arrianismo en la península Ibérica y donatistas en el Magreb) y, debido a esto, había sido largamente perseguida por el poder imperial. Lo que explica la acogida fácil para los conquistadores, hecho por la mayoría de ellos por lo menos en África del Norte. La Hispania se convertirá en el país de al-Ándalus durante 800 años.

Reales Alcázares de Sevilla, cúpula del salón de Embajadores.
En cambio las corrientes del cristianismo consideraron primero muy negativamente la emergencia del islam. Esta nueva religión ponía obstáculo a su reivindicación de universalismo ("católico" significa universal), y las referencias a los mensajes de la Biblia aparecían en ellos, así como a los judíos, más bien como una herejía cismática (para las corrientes que utilizan este concepto) que como un reconocimiento. La referencia al mensaje cristiano utilizada en el Corán había llegado a Mahoma vía cristianos monofisitas, diocetas o nestorianos, es decir, de las corrientes consideradas heréticas por los Concilios de Nicea y Constantinopla.
A lo más, el islam aparecía ante ellos como una forma de competencia ligera, compartiendo su reconocimiento a un Dios único, pero refutando en cambio la idea de Trinidad.
Hasta la llegada de los turcos Selyúcidas, sin embargo, la convivencia en Jerusalén sería sin dificultad mayor, a pesar de las invasiones repetidas hacia Europa realizadas por tropas moras que apelan al islam. La situación totalmente cambia con la ocupación turca, que piensa prohibirles a los cristianos el paso hacia los lugares santos.
Una tensión se crea entonces. Para Occidente cristiano, el mahometano se hace el infiel por excelencia, y Mahoma (de donde viene la deformación baphomet) es la imagen de un demonio pérfido, que predica en nombre de Dios para desviar a los fieles de la verdadera fe. A veces es asimilado como el Anticristo, a veces más simplemente hace recordar las palabras que los evangelios atribuyen a Jesús y que advierte contra profetas falsos que vendrán después de él. Desde el lado musulmán se establecen las mismas acusaciones.

El Crac de los Caballeros en Siria
La conquista islámica, como más tarde lo serán las cruzadas, son motivados de hecho también:
  • Por los jefes de guerra, por los deseos de extender su territorio.
  • Por las poblaciones preparadas con este fin, por una necesidad percibida de difundir la verdadera fe.
El apogeo de la civilización musulmana (en términos de desarrollo científico y técnico) se sitúa entre los siglos VIII y IX. Los beneficios culturales y técnicos obtenidos por los territorios occidentales gracias a la expansión musulmana son objeto de debate de los historiadores especializados.
Los progresos son tales, que se puede hablar de un "primer renacimiento", muy anterior al fenómeno que se efectuará en Italia durante el siglo XIII. Los conquistadores no son los autores, sino que ellos recibieron estos conocimientos de países de antigua civilización que conquistaron por la fuerza: (Siria, Líbano, Egipto, Mesopotamia, la provincia romana de África). Europa tiene entonces cerca de dos siglos de retraso sobre el mundo musulmán, aunque ciudades como Venecia tuvieron al respecto una situación extraordinaria. La imprenta vendrá luego para invertir el sentido de la diferencia cronológica. Desde el Renacimento, los progresos en términos de desarrollo científico y técnico, así como los beneficios culturales antes citados, se generarán en la dirección contraria y el mundo islámico quedará retrasado con respecto al occidental, invirtiendo la situación.

Batalla de Poitiers, en octubre de 732
Más que la victoria de 732 de Carlos Martel, que rechazará la invasión en Poitiers, es el fracaso del sitio de Constantinopla el que frenará el avance de los ejércitos árabes. Los establecimientos moros perdurarán mucho tiempo como atestigua la toponimia de Ramatuelle, una ciudad de Provenza al sur de Francia, nacida de Rahmat Allah, la gracia de Dios.
Conoceremos el movimiento inverso de guerra justo también, algunos siglos más tarde, en la Reconquista de la península Ibérica que verdaderamente se presenta en la batalla de Las Navas de Tolosa, la primera victoria de esta campaña, y se concluirá en el siglo XV por la conquista de los últimos reinos Taifas en 1492. Esta fecha corresponde también según Jacques Attali y Arnold J. Toynbee al exterminio de los últimos núcleos de resistencia cristiana en Egipto. Algunas cruzadas previamente destinados a reconquistar la tumba del Cristo habían reabierto en los países cristianos la ruta de las especias apoderándose de las escalas de Levante.

La conquista otomana


Mapa de las conquistas del Imperio otomano hacia 1683
En el siglo IX, empieza el avance de los pueblos turco-mongoles de la región de las montañas Altai y del lago Baikal hacia el oeste; estos pueblos progresivamente se islamizan. Más tarde, debido al llamado de refuerzo hecho por el califa abasí para calmar las agitaciones, poblaciones turcas llamadas selyúcidas se instalan en Bagdad en el siglo XI.
El islam se extiende en Asia Menor y en la India. Un príncipe afgano convertido al islam instaura un sultanato en la India. Hay diferentes familias influyentes en las tribus turcas en Asia Menor, y la familia Osman, instalada cerca de Estambul, va a emprender la conquista de Asia Menor y de los Balcanes. Constantinopla cae en 1453. La expansión del islam en Europa se debió a las exitosas campañas militares que llevaron a cabo los otomanos, en particular sobre los Albaneses y sobre los eslavos de Bosnia.

Época contemporánea


Mapa de países musulmanes a comienzos del siglo XXI.

Mapa de conflictos armados a comienzos del siglo XXI.
El islam es hoy la religión más seguida después del cristianismo. Cuentan con 1,3 miles de millones de creyentes, sobre el 20% de la población mundial.
El islam continúa su expansión en África, en una progresión constante hacia el sur del continente (que todavía se queda desde la colonización europea a dominante cristiana). Desde su independencia, una parte de los países de África negra privilegiaron más bien las relaciones con los países árabes musulmanes antes que con los antiguos colonizadores. La facilidad de difusión del islam en África se explica bastante por el hecho que sean los países africanos vecinos los que aportan la religión y no evangelizadores colonizadores blancos como en el caso del catolicismo.[2]
Esta expansión es también fuente de tensiones y de conflictos. En Costa de Marfil o en Nigeria, por ejemplo, la oposición entre las poblaciones musulmanas al norte del país y las poblaciones cristianas del sur alimenta una inestabilidad permanente que puede ir hasta el conflicto armado a escala nacional (Costa de Marfil) o a ataques y represalias en las regiones "mixtas" (Nigeria). A las cuestiones religiosas se incorporan sin embargo intereses económicos y políticos (reparto de las riquezas y del poder político) en el génesis de los enfrentamientos.
La difusión del islam fuera del mundo árabe-musulmán tradicional se explica en parte por el crecimiento de los flujos migratorios a partir de los países de religión y de cultura musulmana. Es el caso en los países occidentales dónde la inmigración de poblaciones musulmanas se desarrolló desde los años 1950. Sin embargo, esta inmigración no parece influir en el número de conversiones de la población local.
El islam continúa también su difusión hacia el este en Asia. En Indonesia particularmente, el islam, llegado desde comerciantes indios y chinos que hacían escalas en los puertos de Java y el Sumatra por lo menos desde el siglo XII, tuvo una progresión más bien lenta. En nuestros días, el 88% de la población indonesia administrativamente es registrada como musulmana.

Fechas cruciales

  • 570–632 : vida de Muhammad
  • 629 : toma de La Meca (pacto de Houdaibiya)
  • 632-661 : los cuatro primeros califas y el inicio de la expansión en el cercano oriente y en Egipto
  • 638 : toma de Jerusalén
  • 642 : los musulmanes penetran en Egipto.
  • 656 : asesinato de Uthman. Batalla del camello. Inicio de la Fitna.
  • 661 : asesinato de Alí ; inicio del chiísmo.
  • 661–750 Dinastía de los Omeyas, (Damasco capital del califato)
  • 698 : caída de Cartago
  • 711 : Desembarco en España, fulminante Conquista musulmana.
  • 718 : Inicio de la Reconquista en Asturias. Apogeo del sitio de Constantinopla por los árabes.
  • 771 : finalización de las conquistas de la India y de España.
  • 732 : derrota árabe-bereber a manos de Carlos Martel en Poitiers.
  • 750–1258 : dinastía de los abasíes (Bagdad capital del califato)
  • 878 : ocultación del duodécimo Imán, descendiente de Alí.
  • 1000 : inicio de las conquistas en la India por los soberanos turco-musulmanes.
  • 1037 : muerte del pensador Ibn Sina (Avicena).
  • 1099 : toma de Jerusalén por los cruzados.
  • 1187 : Saladino recaptura Jerusalén de los cruzados.
  • 1198 : muerte del filósofo Ibn Rouchd (Averroes).
  • 1250–1517 : dinastía de los Mamelucos en Egipto
  • 1258 : destrucción de Bagdad por los mongoles, fin de los abasíes. Dinastía de los Ilkanes mongoles.
  • 1300 : los mercaderes indios introducirán el islam en Indonesia (Sumatra).
  • 1419 : El Príncipe de Malacca se convierte al islam.
  • 1453–1571 : apogeo del Imperio otomano, entre la toma de Constantinopla (Istanbul) y la derrota naval de Lepanto.
  • 1492 : caída del Reino de Granada, fin de la reconquista cristiana en España.
  • 1683 : apogeo relativo de los Turcos otomanos. El Imperio comienza su lento declinar.
  • 1798 : llegada de Bonaparte a Egipto. Tratará de adoptar una estrategia de semi tentación, al declararse el amigo del sultan, y por lo tanto del pueglo egipcio, pero enemigo de los mamelucos que se comportan como un país conquistado, y hará proclamar esta declaración en todo el país.
  • 1830 : inicio de la conquista francesa en Argelia.
  • 1881 : inicios del movimiento mahdista en Sudán. Protectorado francés en Túnez.
  • 1882 : protectorado británico sobre Egipto.
  • 1912 : protectorado francés y español en Marruecos.
  • 1920 : Mandato francés en Siria y Líbano ; mandato británico en Palestina e Iraq.
  • 1921–1926 : Guerra del Rif en Marruecos.
  • 1922 : independencia de Egipto
  • 1924 : abolición del califato en Turquía por Mustafa Kemal
  • 1928 : fundación en Egipto del movimiento Hermanos musulmanes.
  • 1932 : los territorios conquistados por Abd al-Azi ibn Saoud quedan en poder de Arabia Saudita.








jueves, 25 de noviembre de 2010

Hasan al Wazzan : León el Africano



León el Africano



Retrato de un humanista pintado por Sebastiano del Piombo, posible retrato de León el Africano (Galería Nacional de Arte de Washington).
León el Africano fue el nombre cristiano de Hasan bin Muhammed al-Wazzan al-Fasi (Hasan, hijo de Mohamed el alamín de Fez). Se calcula que Hasan nació en Granada alrededor de 1488 y murió cerca de 1554.

Biografía

Hasan bin Muhammed perteneció a una familia ilustrada que residió en Granada hasta que los Reyes Católicos la reconquistaron en 1492. Cuando la familia de Hasan bin Muhammed salió de la Península Ibérica, se estableció en la ciudad marroquí de Fez, donde Hasan bin Muhammed vivió su juventud. Hasan recibió una educación privilegiada, como miembro de una familia culta, y estudió en la Universidad de Al Karaouine de Fez, obteniendo el título de faqih. Durante una corta temporada Hasan bin Muhammed trabajó en un maristan (hospital y asilo), pero pronto dejó Fez para acompañar a su tío en un viaje diplomático hacia el Magreb, Kano y Tombuctú (en ese entonces perteneciente al Imperio Songhay, y que constituía uno de los centros culturales y comerciales más impotantes de África) y otras ciudades del oeste africano. Pocos años más tarde, Hasan había ya cruzado varias veces el Mediterráneo, y visitado Constantinopla, Egipto, y probablemente también Arabia. A los veinticinco años, mientras atravesaba el Mediterráneo, un grupo de piratas cristianos lo capturó cerca de Creta o la isla de Djerba, y reconociendo su inteligencia y sabiduría, en vez de venderlo como esclavo, lo llevaron frente al Papa León X, quien en 1520, en una demostración de respeto, lo liberó y lo bautizó con su propio nombre: Giovanni Leone di Medici, pero pronto se le conoció como Leone, il africano, es decir, León el Africano.
El Papa pidió a León el Africano que hiciera un compendio donde expusiera todo lo que conocía de África. Así, León el Africano hizo en lengua italiana, su obra más importante: Della descrittione dell'Africa et delle cose notabli che ivi sono (Descripción de África y de las cosas notables que ahí hay). Tan importante fue esta obra de Hasan bin Muhammed, que durante mucho tiempo no existió otro texto en Occidente en donde se hablara de Sudán.
En 1521 el Papa León X, mentor de León el Africano, murió, y Hasan se mudó a Bolonia. Más tarde visitó Florencia y Nápoles. León el Africano no sólo publicó sus viajes en la Descripción de África; hizo también una traducción al árabe de las Cartas de San Pablo, las biografías de treinta árabes ilustres (de los cuales veinticinco son musulmanes y cinco judíos), un diccionario entre el árabe, el latín, y el hebreo, entre otras.
Pocas referencias existen sobre León el Africano. Casi por sí solas las notas autobiográficas de la Descripción de África constituyen la única referencia de su vida. La versión más aceptada sobre los últimos años de la vida de Hasan es que viajó a Túnez, donde se convirtió de nuevo al islam, y más tarde murió.
En 1986, el escritor de origen libanés Amin Maalouf publicó una novela sobre la vida de Hasan bin Muhammed titulada León el Africano, y que ha sido traducida a varios idiomas.

Referencias

martes, 23 de noviembre de 2010

Sunismo

Sunismo


la media luna
Sunismo
FundadorMuhammad
CreenAlá
Líderno tiene
TipoRama del islam
Nombre y número de seguidoresSuníes, 80%-90% de los musulmanes
Texto sagradoCorán y Sunna
Lengua LitúrgicaÁrabe
Nace enBandera de Arabia Saudita Arabia
SedeBandera de Arabia Saudita La Meca, Arabia Saudí
País con mayor cantidad de suníesFlag of Indonesia.svg Indonesia

Estados islámicos con más de un 10% de población musulmana Verde: zonas suníes, Rojo: zonas chiíes, Azul: Ibadíes (Omán)
Los suníes (en idioma árabe سنّة) son el grupo musulmán mayoritario en la comunidad islámica mundial.[1]

Origen

La tercera de las religiones monoteístas del mundo tiene su origen en el año 610 DC en Arabia con la revelación a Muhammad o Muhammad por parte del Arcángel Gabriel en el monte Hira. La revelación es reproducida en versículos denominados aleyas, los cuales se conjuntan en capítulos llamados suras, lo cual da forma a lo que conocemos como el texto sagrado del Corán.
Muerto el profeta Muhammad en el 632 DC., sus seguidores comenzaron a cuestionar cuál sería su sucesor.
'Alī, primo y yerno de Muhammad, además de padre de sus nietos, reclamó sus derechos sucesorios y fue elegido cuarto califa, aunque no por unanimidad y se encontró con una oposición violenta encabezada por Mu'awiya miembro del clan Omeya y gobernador de Siria. Esta oposición derivó en la batalla de Siffin en el año 661 DC, donde 'Alī fue derrotado, quedando a Mu'awiya como nuevo califa.
Este conflicto dio origen a los dos grupos más importantes dentro del islam: los suníes o sunitas y los chiíes o chiitas. El tercer grupo en importancia es el de los jariŷí (o carají).
...Los suníes, que representan entre el ochenta y el noventa por ciento de todos los musulmanes, consideran que la sucesión de Muhammad corresponde a un árabe miembro de la tribu de Quraish, de la que procedía Muhammad. El nombre Suní vino desde Sunna, el árabe de “palabras y acciones”, “manera”, o “ejemplo”, el cual desde Ahl as-Sunnah ul-Muhammad wa’l-Jamā‘ah, intenta “pueblo del ejemplo de Mahoma y de la comunidad.” En cambio los chiíes, que suponen aproximadamente el diez por ciento de los musulmanes, consideran que Alí fue el iniciador de la línea sucesoria de Muhammad. Etimológicamente, chií viene de Shiat 'Alī (partido de Ali). Los chiíes consideran que los califas posteriores a la muerte de 'Alī han sido usurpadores. Los jariyíes pensaban que la dignidad califal emana de la comunidad, que debe elegir libremente al más digno "aunque sea un esclavo negro".
Los suníes reciben su nombre debido a la importancia que dan a la Sunna, colección de dichos y hechos atribuidos a Muhammad y transmitidos en forma oral. O sea que no sólo se basan en el Corán sino también en la Sunna, lo cual permite adaptar el Corán a las exigencias de la época.

Escuelas de ley islámica suní o madhabs

Un madhab es una forma tradicional de interpretar la ley islámica. Las escuelas fueron iniciadas por eminentes estudiosos musulmanes en los cuatro primeros siglos del islam. La mayoría de los suníes creen que no existe nadie con vida con la estatura de los fundadores de los cuatro madhabs. Consideran que los estudiosos contemporáneos pueden hacer comentarios sobre las tradiciones, pero ellos no pueden empezar una nueva escuela, esta creencia se conoce como "el cierre de la verja de iŷtihād". Un madhab no debe ser confundido con una secta. Algunos suníes consideran que se debe elegir un madhab y seguirlo, otros consideran que es aceptable mezclarlos.
  • Hanafí (basada en el trabajo de Abu Hanifa (699-767) de procedencia iraní). Es una de las ramas más tolerante y flexible. Admite la analogía como fuente del Derecho.
  • Malikí (fundada por Malik ibn Anas Ibn Shafi (714-796) un jurista de la ciudad de Medina). También llamada "Escuela de Medina". Escuela bastante rigorista, que no obstante, acepta los hadices (hechos ocurridos en tiempos del Profeta e interpretados por el mismo).
  • Shafi'í (fundada por Shafi'i (767-820), un alumno de Malik). Otra de las escuelas más abierta y menos rígida del islam suní. Fundó la jurisprudencia religiosa y admite el razonamiento analógico (qiyyās) y el consenso (iŷma'a) como fuentes del derecho.
  • Hanbalí (fundada por Ahmad bin Hanbal (780-855), un alumno de Shafi'i). Se considera la escuela más rigurosa del islam suní. Para ellos, el Corán y la Sunna son Ley. Esta escuela jurídica no los considera únicamente una fuente del derecho. Abogan por una interpretación y una aplicación literalista del islam. En Arabia Saudí es escuela jurídica oficial, tomando la forma más rigurosa del wahabismo. No acepta, por tanto, la analogía, ni el iŷtihad o ijtihad o interpretación lógica.

Distribución geográfica de los madhab.

Tradición teológica suní o Kalam

Algunos estudiosos islámicos enfrentaron preguntas que ellos sentían no estaban contestadas específicamente por el Corán, sobre todo preguntas respecto de cuestiones filosóficas como la naturaleza de Dios, la posibilidad del libre albedrío o la existencia eterna del Corán. Se desarrollaron varias escuelas de teología y filosofía para contestar estas preguntas:
  • Mu'taziliah, establecida en Irak por Wasil bin 'Ata (699-749), estudiante distinguido de Hasan al-Basri (642-728). No cuenta con seguidores actualmente entre los suníes, aunque sus textos se leen y conservan como fuente importante para entender la historia de la teología suní.
  • Ash'ariyyah, fundada por Abu al-Hasan al-Ash'ari (874–936). Es la teología dominante, enfatiza la revelación divina por encima de la razón humana. Las órdenes de Dios, reveladas a través del Corán, la práctica de Muhammad y las Sunnas, son la fuente de toda moralidad.
  • Maturidiyyah, fundada por Abu Mansur al-Maturidi (944). Sostienen que la existencia de Dios puede demostrarse mediante el uso de la razón.
  • Athariyyah, no tiene un fundador específico pero el imán Ahmad ibn Hanbal ejerció un rol histórico en mantener esta escuela con vida. Sostiene que Dios es tal cual se describe a sí mismo en el Corán y las Sunnas.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Alfaquí




Alfaquí





Alá (Dios) en árabe.



Un alfaquí (del árabe فقيه faqīh, con adición del artículo determinado al-) es un experto en el fiqh, o jurisprudencia islámica.

Según la Real Academia Española, alfaquí significa entre los musulmanes, doctor o sabio de la ley, aunque ley no tiene un significado tan preciso como jurisprudencia para traducir la voz árabe fiqh.

Fiqh significa literalmente "entendimiento" y en su sentido islámico jurisprudencia, ya que la comprensión del Corán y la Sunna servía para determinar las decisiones legales.

Un alfaquí es un experto en una de las escuelas tradicionales del fiqh, (llamadas madhabs). En el Islam sunní, existen las escuelas Hanafí, Hanbalí, Malikí y Shafi'í. El alfaquí es un maestro en la metodología (usul) utilizada por una o más de estas escuelas, y es capaz de aplicarla para llegar a las decisiones tradicionales de su respectiva escuela.

Referencias

AL-JUSHANI, Muhammad b. Harit, Historia de los alfaquíes y tradicionistas de Al-Andalus, CSIC, Madrid 1992, ISBN 84-00-07239-1

Ibn al-Qaysi al-Basti el ultimo poeta andalusí


Ibn al-Qaysi al-Basti, también conocido como Abd al-Karim al-Basti, fue el último poeta andalusí, quien reflejó el desastre final del reino nazarí.


Biografía

Nació en Baza (Granada), probablemente en la primera década del siglo XV, y se educó por sayj Abu Abd Allah al-Baggani.
Tuvo tres hijos, dos de ellos gemelos, que murieron a corta edad. Ocupó varios cargos como imam y jeque encargado el discurso (jutba) del viernes, así como gobernador de alguna provincia nazarí en dos ocasiones, cargos de los cuales fue destituido.
Era dueño de una escribanía a la que acudían amigos suyos para intercambiar opiniones literarias o políticas.
Vivió el ataque contra Baza y escribió:
Por ello abandonamos los hogares
y nuestros párpados se embriagaron de desvelo.
No quedó allí, en este lugar, ningún ser humano
al que no vieras que el exilio le sobreviniera
por estos enemigos que nos dañaron, quemando
las cosechas de nuestra tierra que ardieron.
Fue detenido en las mazmorras de Úbeda por los cristianos, y luego trabajó duramente bajo las órdenes de un de ellos para ser vendido después como esclavo. Consiguió vender sus libros por 1000 dinares para pagar su libertd.
Pero cuando volvió a Baza, su escribanía, repleta de formularios notariales, documentos y libros fueron quemados en una revulta que se produjo en la ciudad debido a la inseguridad que se vivía en Baza en esa época.
Su testimonio tiene gran valor por ser la única voz andalusí que testimonia las condiciones reales de la vida en Al-Ándalus en un árabe própio de la época.

Trabajo

Su diwan, de la Biblioteca Nacional de Rabat (Marruecos), no contiene muchas precisiones históricas referidas a los acontecimientos de la época, excepto a la de 1433 que se produjo la conquista cristiana del castillo de Alicún.
Tiene un gran valor literario por su composición poética para el estudio de la lengua y literatura árabes en Al-Andalus.
Como no escribía para alguien superior a él, ni escribía para celebraciones ajenas, sus obras expresan sin censura y con mucha claridad los sentimientos de los andalusíes ante el desastre que les esperaban. Eso revaloriza el valor de los versos.
Mostraba la rabia y la importancia ante la ineficacia de los gobernantes, dedicados a las intrigas y alas luchas internas en vez de a la defensa de sus ciudades.
Con sus versos pidió a los andalusíes que despertaran y lucharan contra el enemigo al ver todo lo que se perdía.
Pero con el tiempo la rebeldía de al-Qaysi se agotó y adoptó una postura resignada común a la mayoría de sus contemporáneos.
Los versos de al-Qaysi confirman la pérdida de Gibraltar, la conquista de los castillos de Archidona y Alicún por los cristianos y los ataques contra las ciudades de Baza y Lorca, que causaron importantes bajas entre sus ciudadanos.
Al-Qaysi forma parte de la poesía árabe, por sus formas, estructura y contenido. Y como es lógico, tuvo rasgos carasterísticos propios del momento y de la zona, destinguiendose por el uso del léxico coloquialde influencia magrebí

jueves, 18 de noviembre de 2010

Fiestas del Islam



Las celebraciones religiosas musulmanas no son muy frecuentes.Refuerzan mucho la vida familiar y social, además de conmemorar los episocios religiosos más importantes. Varían mucho de unos países a otros tanto en el número y la forma.Destacamos estas:




- El nacimiento del profeta: lo celebran el día 12 del mes 13 o Rabi al-Awal, aunque no se sepa con exactitud cuándo nació Mahoma. Está precedida por festejos de una o dos semanas. En el Milad-an-Nabi , como así se llama, se cuentan sucesos de la vida de Mahoma para que la gente piense en él y en sus obras, se leen pasajes del Corán, se recitan oraciones o se cantan canciones sagradas. Algunas personas decoran la casa, se visten de fiesta y organizan procesiones y festines en los que se sirven dulces.



- La fiesta del fin del ayuno, (eid ul-fitr): se celebra el final del ayuno al acabar el Ramadán, con unos días de descanso y haciéndose regalos mutuamente. En los países musulmanes Eid ul-Fitr es un día de fiesta. Los fieles van a la mezquita para dar gracias a Alá por su ayuda durante el ayuno y por sus bendiciones, que son muchas e incluyen el Corán, revelado a Mahoma, según la tradición, en el mes de ramadán. En Eid ul-Fitr se realizan buenas acciones, sobre todo dar dinero y comida a los pobres. Conmemora el sacrificio de un cordero que Abraham (Ibrahim) hizo el lugar de Isaac (Ismael).



- El año nuevo musulmán (Muharraq): el primer día del año nuevo no trabajan y recuerdan la hégira o éxodo de Mahoma y de sus compañeros. Por la tarde hay celebraciones religiosas en las mezquitas. El Muharram es especialmente importante para los chiítas ya que conmemoran la muerte de los califas Alí y Husein A menudo se representa una obra religiosa y hay procesiones para conmemorar la muerte del nieto de Mahoma, Husein en la batalla de Kerbela en el año 680. Algunos chiíes caminan por la calles cubiertos de sangre de animales para simbolizar su tristeza y dolor.



- La noche del poder (Laylat al-Qadr): hacia el final del Ramadán se celebra la noche en que el Corán fue revelado por primera vez a Mahoma. A semejanza de Mahoma, muchos musulmanes pasan la noche orando en la mezquita.



- Fiesta del sacrificio (Id al-Adha) . La fiesta de sacrifico de cuatro días constituye el clímax de la peregrinación a La Meca. Los peregrinos sacrifican un animal en Mina, un pueblo situado entre Arafat y La Meca, para recordar que Abrahán tenía la intención de sacrificar a su hijo a Dios y que finalmente sacrificó un cordero en lugar de Isaac. Después de un sermón y la oraciones, se sacrifica el animal, como un cordero o una cabra. Esta fiesta también la celebran todos los musulmanes aunque no hayan peregrinado. El cordero sacrificado se divide en tres pares: una para los necesitados, otra para los amigos y la tercera para los miembros de la familia.



- La noche del perdón (Laylat al-Barh): se celebra el décimo quinto día del octavo mes. Dios determina el destino de cada persona para el siguiente año. La gente se perdona los pecados mutuamente y pasa la noche en oración.


- La ascensión nocturna, o viaje de Muhammad al cielo.


http://www.holidays.net/ramadan/dates.htm Fechas de fiestas musulmanas. En Inglés



miércoles, 17 de noviembre de 2010

El Imperio Otomano












دولتِ عَليه عُثمانيه
(Devlet-i Aliye-i Osmaniye)
Imperio otomano
Imperio colonial
Flag of Palaeologus Emperor.svg
Seljuk Sultanate of Rum 1190 Locator Map.svg
Coat of Arms of the Emperor of Bulgaria (by Conrad Grünenberg).png
Servia1350AD.png
1299–1923 Flag of Turkey.svg
Flag of Greece (1828-1978).svg
Flag of Bulgaria.svg
Flag of the Democratic Republic of Armenia.svg
Flag of the Mutawakkilite Kingdom of Yemen.svg
Palestine-Mandate-Ensign-1927-1948.svg
Flag of the Kingdom of Yugoslavia.svg
Bandera Escudo
Bandera Escudo
Lema nacional:
دولت ابد مدت
Devlet-i Ebed-müddet
(El Estado eterno)
Himno nacional:
Himno Imperial Otomano
Ubicación de Imperio otomano
Extensión del imperio en 1683
Capital
  • Söğüt (1299–1326)
  • Bursa (1326–1365)
  • Edirne (1365–1453)
  • Constantinopla (1453–1922)
Idioma oficial Turco otomano
Gobierno Monarquía absoluta
Sultán
• 1299-1326 Osmán I (primero)
• 1918-1922 Mehmed VI (último)
Gran Visir
• 1320–31 (primero) Alaeddin Pasha
• 1920–22 (último) Ahmed Tevfik Pasha
Historia
• Fundación 1299
• Tratado de Lausana 24 de julio de 1923
Superficie
• 1680 20,000,000 km2
Población
• 1856 est. 35,350,000
• 1906 est. 20,884,000
• 1914 est. 18,520,000
• 1919 est. 14,629,000
Moneda Akçe - Kuruş - Lira - Sultani
Gentilicio: Turco (ca)/Otomano (na)
El Imperio otomano (1299-1923) (en otomano: دولت عالیه عثمانیه Devlet-i Âliye-yi Osmâniyye, en turco moderno: Osmanlı Devleti o Osmanlı İmparatorluğu), también conocido como Imperio turco otomano, fue un Estado multiétnico y multiconfesional gobernado por los osmanlíes. Era conocido como el Imperio turco o Turquía por sus contemporáneos. Fue sucedido por la República de Turquía, que fue proclamada oficialmente el 23 de octubre de 1923.
El Imperio otomano comenzó siendo uno más de los pequeños estados turcos que surgieron en Asia Menor durante la decadencia del Imperio selyúcida. Los turcos otomanos fueron controlando paulatinamente a los demás estados turcos y bajo el reinado de Muhammad I (1451-1481) acabaron con lo que quedaba del la dinastía selyúcida. La primera fase de la expansión otomana tuvo lugar bajo el gobierno de Osmán I y siguió en los reinados de Orkhan, Murad I y Beyacid, a expensas de los territorios del Imperio Bizantino, Bulgaria y Serbia. Bursa cayó bajo su dominio en 1326 y Adrianópolis en 1361. Las victorias otomanas en los Balcanes alertaron a Europa sobre el peligro que este Imperio representaba y fueron el motivo central de la organización de la Primera Cruzada. El sitio que pusieron los otomanos a Constantinopla fue roto gracias a Tamerlán, líder de los mongoles, quien tomó prisionero a Beyacid en 1403. Pero el control mongol sobre los otomanos duró muy poco.
En su máximo esplendor, entre los siglos XVI y XVII se expandía por tres continentes, controlando una vasta parte del Sudeste Europeo, el Medio Oriente y el norte de África, limitando al oeste con Marruecos, al este con el Mar Caspio y al sur con Sudán, Eritrea, Somalía y Arabia. El Imperio otomano poseía 29 provincias, y Moldavia, Transilvania y Valaquia eran Estados vasallos.
El imperio estuvo en el centro de las interacciones entre el Este y el Oeste por seis siglos. Con Constantinopla como su capital y el territorio que se conquistó bajo Solimán el Magnífico -correspondiente a las tierras gobernadas por Justiniano el Grande 1000 años antes-, el Imperio otomano era, en muchos aspectos, el sucesor islámico de los antiguos imperios clásicos. Numerosos rasgos y tradiciones culturales de éstos (en campos como la arquitectura, la cocina, el ocio y el gobierno) fueron adoptados por los otomanos, que los elaboraron en nuevas formas. Estos rasgos culturales más tarde se mezclaron con las características de los grupos étnicos y religiosos que vivían dentro de los territorios otomanos, creando una nueva y particular identidad cultural otomana.
Las posesiones del Imperio se hallaban situadas entre el Oriente y Europa, por lo que a lo largo de su historia de más de seis siglos sus relaciones internacionales estuvieron influenciadas por ello.

Origen


El Sultán turco Osmán I.
El origen de los turcos otomanos se puede encontrar en las estepas de Asia Central, en el Turkestán, una etnia dada a la cuida de ganado, en especial el caballo, y al comercio, casi nómada. Los turcos pronto se relacionan con otras civilizaciones musulmanas, con las que entablan relaciones comerciales y de las que aprenden el Islam en la creencia sunna. Este contacto se podría deber a la ruta de la seda, pues los mercaderes musulmanes seguramente transitarían por los territorios donde se alojaban los otomanos. Las primeras entradas de tribus turcas en la región, que posteriormente sería el Imperio otomano, se producen en el ámbito militar, cuando los ejércitos del Califato Abbasí necesitaron soldados para las luchas internas y contra los cristianos y bizantinos durante el siglo IX. Por ello, recurrieron a los territorios fronterizos reclutando a la población. Dentro del Califato Abbasí ya puede apreciarse cómo los turcos van escalando posiciones en el ejército y la administración. La lenta penetración de tribus turcas en esta zona se realizó de dos maneras: mediante la progresiva ocupación del territorio por parte de los grupos tribales y mediante la lucha contra el Imperio bizantino, que había dominado esta región durante mucho tiempo, al que lo dejaron en nada militarmente.
La ocupación de Anatolia por los turcos puede tener su origen en la batalla de Mantziquert en 1071, cuando los turcos, al servicio de los selyúcidas, derrotaron al ejército bizantino del emperador Román IV Diógenes. Esto permitió que los selyúcidas crearan un vasto sultanato que abarcaba Irak e Irán. Hacia 1243, el sultanato se desmorona, una invasión mongola al mando de Batu, el Jan de la Horda de Oro, deja hecho añicos un sultanato que había sobrevivido a las luchas internas, a los bizantinos, a la Primera Cruzada y a sus vecinos sirios, los Znaguíes y Ayyubíes. El sultanato se descompone y pasa a soberanía mongola. Sin embargo, a esta invasión mongola aún sobreviven pequeñas porciones de territorio que se convierten en una especie de principados autónomos. De todos estos, hay que destacar el sultanato de Rüm, cuya capital ya estaba en Turquía, pues era la ciudad de Konya.
Uno de esos principados, pequeño e insignificante, era donde habitaban los turcos, podríamos llamar su primer Estado otomano, que había sido cedido por el sultán selyúcida antes de la invasión mongola al primer miembro dinástico de los otomanos, Ertrogull. Este territorio tenía por capital la ciudad de Sogut. Ertrogull muere en 1290, dando paso a la sucesión a Osmán I ("Uthman", عُثمَان, en turco), nombre del cual deriva la denominación de otomanos o dinastía osmanlí. Con Osmán I empieza la expansión territorial de los turcos con la finalidad de crear un imperio que duraría casi siete siglos.

Expansión

Primeras victorias


Animación que muestra la expansión del Imperio otomano.

El Emperador bizantino Juan V Paleólogo.
Los otomanos si conseguirían suficiente poder como para eliminar a sus enemigos inmediatos y establecer un verdadero Estado hasta el gobierno del hijo y sucesor de Osmán, Orhan I (1324-1360). La clave de su reinado fue la conquista de Nicea en 1331 y Bursa. Esta última no sólo proporcionó la capital, sino los útiles necesarios para crear una administración otomana. Pudo acabar también con la amenaza de sus vecinos turcomanos, Aydin, que proporcionaba mercenarios a Juan Cantacuceno. Tras la caída de Aydin, serán los otomanos los que ayudarán al candidato al trono bizantino, enfrentado a Juan V Paleólogo, tomándose como recompensa el derecho a saquear el territorio bizantino a lo largo del Egeo, en Tracia, y la mano de la hija de Juan Cantacuceno, Teodora.
A partir de 1354, los cuerpos de expedición otomanos dirigidos por su hijo Suleyman Paşa establecieron una base permanente en la península europea de Galípoli, a pesar de las protestas de Cantacuceno y otros. Este último tuvo que abdicar por haber sido el responsable de que los turcos se introdujeran en Europa. Bajo el mandato de su hijo, Murad I (1360-1389), se hicieron las primeras conquistas estables en la Europa sudoriental. Tomó Edirne (Adrianópolis) en 1361, la convirtió en su capital y nombró el primer visir del que sería el Imperio otomano: Kara Halil Paşa, de los Candarli, familia que monopolizó el puesto durante el siglo siguiente. El emperador bizantino se comprometió a pagar tributo regularmente a los otomanos y a enviar contingentes militares para su ejército, debido a que no podían enfrentarse a la presión turca sobre Constantinopla. Fue uno de los sultanes más importantes del Imperio otomano por su triunfal campaña militar en Tracia y los Balcanes, que acompañó con tacto y prudencia, pactando con la Iglesia Ortodoxa. También fue el primero en ser nombrado sultán, ya que los anteriores ostentaban el título de emires.
Para defender a Europa de la amenaza otomana, el Papa proclamó una bula llamando de un modo formal a la Cruzada hacia 1366, que fue un fracaso en «la ruta de los serbios». Los otomanos siguieron la política islámica tradicional de tolerancia hacia los zimmíes, o «gente del libro», que tenían derecho de protección sobre sus vidas, propiedades y creencias religiosas siempre que aceptasen un gobierno musulmán y pagaran los tributos (cizye) que les eximían del servicio militar. Por ello no se hizo ningún esfuerzo para la conversión en masa de la población. Durante su reinado también se creó el cuerpo de los jenízaros, una pieza clave en el desarrollo posterior del imperio.

Enfrentamientos contra el Reino de Hungría


El Sultán turco Beyazid I, quien enfrentó y venció al rey Segismundo de Hungría en 1389.

Luis I de Hungría.

El Sultán otomano Solimán el Magnifico, quien venció a los húngaros en 1526.

Muerte del rey Luis II de Hungría en la Batalla de Mohács en 1526.

El Conde Juan Hunyadi, Regente húngaro y vencedor de los turcos en 1456.
Las amenazas se multiplicaban, y a su vecino Karaman se unió la expansión mongola de Tamerlán. Los turcos otomanos continuaron avanzando hacia los territorios europeos, poniendo en alerta a la potencia medieval del Reino de Hungría. De esta forma, el rey Luis I de Hungría el Grande condujo en 1375 una batalla en el Principado de Valaquia. La situación política entre los valacos y los húngaros enfrentados a los turcos otomanos generaron ciertos conflictos entre ambos, lo cual creó una situación donde apenas se logró contener las invasiones sin expulsar a los turcos de la zona.
Después de la muerte del rey Luis I, sucedió un corto periodo de inestabilidad política, hasta que el rey Segismundo de Hungría subió al trono. De inmediato la amenaza otomana fue tomada en serio por el rey húngaro y los demás duques y Príncipes de los Estados satélites de Hungría, por lo que se formó la coalición de los Estados eslavos del sur, dirigida por Segismundo. Fue en la decisiva Batalla de Kosovo (1389) cuando la victoria otomana permitió realizar nuevas conquistas al sur del Danubio, acabando con la última defensa organizada en el área de los Balcanes y dejando a Hungría como único oponente serio en el sudeste de Europa. En esta batalla, un preso serbio asesinó a Murad I (el único sultán asesinado en una batalla), y le sucedió su hijo Beyazid I (1389-1402), afianzándose en la victoria. Para evitar posibles luchas por el trono, fue éste el primer sultán que mató a todos sus hermanos, práctica común a partir de este momento y que institucionalizaría el sultán Mehmed II. Los esfuerzos de Beyazid se encaminaron a conquistar el oeste de Asia Menor, lo que consiguió en 1390.
En 1396, los ejércitos otomanos de Beyazid I vencieron a las fuerzas cruzadas de Segismundo de Hungría en la batalla de Nicópolis (1396). Al poco tiempo, los nobles húngaros aún descontentos se alzaron contra Segismundo en 1401 y en 1403, siendo derrotados en ambas ocasiones. Tras vencerlos, Segismundo continuó en el poder durante los próximos cuarenta años sin ninguna clase de obstáculo sucesorio, conteniendo los ataques turcos otomanos, que ya realizaban incursiones en territorio magiar.
De esta forma, el Reino de Hungría siguió conteniendo los embates del expansivo imperio otomano. En 1408, el rey húngaro Segismundo fundó entonces la Orden del Dragón, la cual continuó alentando el espíritu de conservación del Cristianismo y la independencia de los territorios europeos. A esta orden pertenecieron, entre otros nobles, el Príncipe Vlad II Dracul de Valaquia (actual Rumanía), quien fue el padre del conocido sanguinario Vlad III, del cual posteriormente surgió el personaje de Bram Stoker, Drácula. Los otomanos siguieron avanzando hacia Europa y en 1427 atacaron y ocuparon la fortaleza de Galambóc a orillas del Danubio al sur-oeste del reino de Hungría.
Las tropas otomanas parecían indetenibles, a pesar de que el rey húngaro Vladislao II organizó una armada y partió con ella hacia el este en 1444. Los ejércitos del sultán Murad II salieron victoriosos en la Batalla de Varna, en la cual también murió el rey cristiano. Tras la muerte de Vladislao I, al no dejar herederos, el trono le correspondía al joven príncipe Ladislao V, hijo del fallecido rey húngaro Alberto de Habsburgo, quien había gobernado antes del mártir de Varna. Puesto que Ladislao era muy joven para gobernar, los nobles húngaros escogieron de inmediato a un conde que había sido comandante de los ejércitos húngaros en las anteriores batallas contra los turcos: Juan Hunyadi.
Hunyadi prosiguió la lucha contra los turcos otomanos y alcanzó la victoria en el Sitio de Belgrado (1456), siendo esta la primera gran batalla ganada por los europeos cristianos contra los turcos. En honor a esta proeza, el Papa Calixto III ordenó que se instituyese un toque de campanas del mediodía para honrar la victoria húngara. De esta manera, Hungría recibió el título de "Último Bastión del Cristianismo en Europa", por el cual fue conocido durante toda la época del Renacimiento. Tras la muerte de Juan Hunyadi, y al estar vacante el trono húngaro, su hijo menor fue elegido rey por los nobles, y de esta forma, Matías Corvino fue coronado en 1458. El rey Matías Corvino mantuvo una política expansionista en Europa, y durante su reinado logró igualmente contener los ejércitos otomanos.
Sin embargo, su política expansionista estaba enfocada totalmente en otra dirección, conduciendo campañas militares contra el Sacro Imperio Romano Germánico, conquistando el Ducado de Austria, pero abandonando las luchas contra los turcos. Muchos historiadores modernos critican estas acciones, que permitieron que tras la muerte del rey, los otomanos continuasen avanzando hacia los territorios húngaros, tomando Belgrado en 1521. De esta manera, la época dorada del Reino húngaro finalizaría en 1526, cuando finalmente fueron vencidos por los turcos en la Batalla de Mohács, en la que también murió el rey Luis II de Hungría. De inmediato se libraron varias batallas a lo largo del reino, hasta que en 1541 cayó por último Buda, la capital húngara.

Luchas internas y consolidación de la unidad


Tamerlán entrando al palacio para dirigirse a Beyazid I, que está echado en su lecho.

El Sultán Mehmed II, conquistador de Constantinopla.

La caída de Constantinopla en 1453.
Mientras tanto, los problemas con los vecinos turcomanos, sobre todo con Karaman, el principado turco más fuerte de Asia Menor, obligó al sultán a combatir en el este. El resultado fue la anexión de estos pequeños Estados hasta que el oeste volvió a reclamar la atención de Bayezid. Muchas de las zonas ya conquistadas se quisieron liberar del poder otomano, pero el sultán reconquistó rápidamente lo perdido y siguió adelante: irrumpieron en Estiria, ocuparon Grecia y en 1397 llevaron a cabo la conquista de Atenas. Se dirigieron entonces hacia el este, donde se encontraron con un enemigo mucho más poderoso: Tamerlán. En 1402, los mongoles ganaron la batalla de Ankara, lo que supuso el hundimiento de la hegemonía otomana en Asia Menor. Los otomanos se reconocieron vasallos de Tamerlán y Beyazid encontró la muerte en prisión en 1403.
La autoridad otomana entró en crisis durante once años. Ni Tamerlán ni sus sucesores impusieron dominio alguno duradero, y el panorama quedó abierto para las luchas de poder entre los miembros de la familia otomana y los señores territoriales. La situación no era fácil, ya que eran cuatro los príncipes otomanos que se disputaban el trono. Tras un periodo de luchas fratricidas fue Mehmed I (1413-1420) el ganador. Con este sultán y, sobre todo con Murad II (1421-1451), el gobierno otomano volvió a recuperar la unidad. Como Mehmed había vencido gracias al apoyo de la aristocracia turca, se le dio énfasis al pasado turco de la dinastía reinante, y por primera vez se encargaron unas crónicas de su historia. Dio prioridad a potenciar el comercio con los países europeos y firmó un tratado con Venecia en 1416. La infantería jenízara quedó como guardia personal del sultán, y la aristocracia volvió a controlar su cota de poder. Su ejército cruzó el Bósforo, tomó Edirne y comenzó el primero de los grandes sitios a Constantinopla (1422), no tanto para conquistarla, sino para castigar a los bizantinos por su deslealtad al haber apoyado a los rivales del sultán.
Además de esto, Murad desarrolló el famoso sistema del devşhirme, con el que reclutaba periódicamente a los mejores jóvenes cristianos de las provincias de los Balcanes para convertirlos al Islam y para que prestaran servicio de por vida al Imperio. A éstos se les favoreció en un principio para que adquirieran poder, y así equilibraran el poder que acumulaba la aristocracia turca. Tras la firma de dos tratados de paz, Murad cedió el trono voluntariamente a su hijo Mehmed, de cuya juventud intentaron aprovecharse sus enemigos. Queriendo sacar partido de la situación se hizo una llamada a una cruzada para expulsar a los otomanos de Europa; parecía que lo iban a conseguir, pero Mehmed cedió el trono a su padre, que con sus ejércitos logró una aplastante victoria en la batalla de Varna. Tras esto, el Imperio otomano estableció un control directo sobre Macedonia, Tracia, Bulgaria y gran parte de Grecia.

Imperio otomano y Mediterráneo oriental, 1450.
Mehmed II el Conquistador (1451-1481) se apoyó en el devşhirme durante su gobierno, por lo que necesitaba una victoria militar para plantarle cara a la oposición, liderada por su propio gran visir, Candarli Halil. El famoso sitio (6 de abril – 29 de mayo de 1453) y la conquista de la Constantinopla del emperador Constantino XI supuso el principio del fin de la influencia de la aristocracia turca. Poco a poco los otomanos se fueron apoderando de todas las poblaciones cercanas a la ciudad, y ante el temor a una invasión, el emperador bizantino pidió ayuda a los reinos europeos, pero pocos acudieron a su llamada. El 29 de mayo de 1453, los jenízaros entraron en la ciudad tras un sangriento asedio de ocho semanas. La caída de Constantinopla puso fin al Imperio romano de Oriente y consolidó el gran Imperio otomano, que trasladó su capital a Constantinopla, a partir de aquí llamada Estambul. Tras esta victoria, Bosnia y Serbia pasaron a ser provincias otomanas y Albania, después de sofocar la revuelta de Skanderbeg, quedó incorporada al imperio en 1468. Llegan hasta Italia, y por fin los venecianos reconocen la soberanía otomana y les pagan un tributo. También los mamelucos dejan de ser un enemigo, ya que su decadencia interna no les permite llevar a cabo el enfrentamiento entre los dos imperios más importantes de Oriente Próximo.
Para evitar la desintegración del Imperio como les había ocurrido a los Estados turcos, que dividían el imperio entre varios sucesores, Mehmed y sus descendientes establecieron el principio de indivisibilidad del poder, con todos los miembros de la clase dirigente sujetos a la voluntad del gobernante. Se estableció el principio que seguirían todos los gobernantes, hasta el siglo XVII, de ejecutar a todos los hermanos inmediatos a fin de eliminar las disputas dinásticas. Como gobernante, el padre elegía al más capaz entre sus hijos. Finalmente Mehmed empezó el proceso por el cual estas disposiciones fueron codificadas en el Kanunname, tarea terminada por Solimán el Magnífico. La actuación económica, sin embargo, resultó desastrosa al final, ya que los impuestos y la inflación provocaban cada día mayor descontento en la sociedad. Todo esto desembocó en una guerra civil, y a la muerte de Fatih los problemas y las críticas a la administración se agudizaron aún más.

El Imperio tras la caída de Constantinopla


El Sultán otomano Beyazid II.

El Sultán otomano Selim II.

El Sultán otomano Murad III.

ElSultán otomano Mehmed III.

El Sultán otomano Osman II.

Batalla de Viena. El Sultán Murad con jenízaros.
Mehmed murió envenenado por su médico Yakup Paşa, que llevaba trabajando para los venecianos bastante tiempo y que fue linchado por los jenízaros. Para evitar una situación de enfrentamiento entre los dos hijos de Mehmed, el sadrazam les envió mensajes comunicándoles que quien llegara primero sería el sultán. Su enemigo, Ishak Paşa, mató al mensajero de Cem, el favorito de todos, por lo que Beyazid se hizo con el trono. El sadrazam fue linchado e Ishak Paşa nombrado nuevo gran visir. Los jenízaros también saquearon la ciudad entera aprovechándose del poder adquirido, pues cada vez eran más incontrolables.
Le sucedió su hijo Beyazid II (1481-1512), cuyo periodo puede considerarse como un tiempo de sosiego para el Imperio, en el cual se consolidaron las acciones de Mehmed y se resolvieron las reacciones económicas y sociales que su política interna había causado. Las relaciones con el exterior se caracterizaron por la prudencia, debido sobre todo a los problemas internos que había dejado su padre. Además tuvo que enfrentarse a la revuelta promovida por su hermano, Cem Sultán, que se instaló en la ciudad de Bursa y se proclamó padişah. Con un aumento de sueldo logró el apoyo de los jenízaros, pero fue derrotado en una batalla contra su hermano y tuvo que retirarse a Egipto. El segundo intento no le fue mejor, por lo que decidió quedarse en Rodas (1495).
La primera decisión de Beyazid fue anular la reforma agrícola que había realizado su padre, devolviendo tierras a sus antiguos dueños, terratenientes y sobre todo religiosos. Una vez hecho esto, eliminó a los altos cargos del devşhirme para crear un equilibrio entre éstos y la aristocracia turca, cosa que consiguió y mantuvo hasta su muerte. Reorganizó la estructura fiscal y estableció un nuevo sistema de impuestos, más llevadero para los súbditos. Bajo la influencia de los ulemas, Bayezid luchó contra las tendencias europeizantes y se adhirió al islam ortodoxo, en lucha contra la proliferación del chiismo. Se le considera un integrista ortodoxo y, aun así, permitió la afluencia masiva de los judíos expulsados de España y de otras partes de Europa.
Beyazid tuvo ocho hijos, y la lucha por la sucesión se hacía cada día más latente. Quiso engañar a sus hijos para matar a todos menos uno, pero tres de ellos no se dejaron engañar. Efectivamente, se desató al final una lucha por la sucesión. Obligado por los jenízaros, tuvo que ceder a que su hijo Selim fuera su sucesor, y enfrentarse a éste ante sus exigencias para que abdicase en su favor. El otro candidato, Ahmed, se casó con una hija del Sha de Persia. Beyazid se vio obligado a ceder el trono a Selim I en 1512 a causa del levantamiento de los jenízaros.
Selim I (1512-1520) era un estadista coherente, organizador y un extraordinario dirigente. Mandó eliminar a sus hermanos y primos después de la muerte de su padre, por lo que recibió el sobrenombre de «el cruel». El primer objetivo que se impuso fue consolidar el Estado y se dirigió hacia el este, a por los chiíes de Irán. Ganaron la batalla después de una larga campaña, pero no acabaron definitivamente con la amenaza. Selim fue un ferviente sunní y mandó aniquilar a muchos chiíes de Asia Menor.
La segunda expedición de Selim tuvo lugar en 1516, esta vez contra los mamelucos de Egipto. Primero se dirigió a Siria, donde los dos ejércitos se enfrentaron cerca de Alepo. Tras esta victoria aplastante de los otomanos, éstos bajaron a Egipto y lo conquistaron también. El califa Mütevekkil III cayó prisionero de los otomanos en 1517 y este califa abbasí tuvo que ceder su título. Logró asimismo llegar a Arabia y conquistar la Meca y Medina. En 1519 el señor de Argelia también se adhirió al ejército del Gran Señor. Selim I murió de cáncer en 1520.
Le sucedió su único hijo Suleymán II (1520-1566), que siguió los pasos de su padre consolidando aún más la paz y la estabilidad interior. De esta manera, el Imperio otomano alcanzó su máxima extensión geográfica, que duraría hasta 1683.
El sucesor de Suleymán fue el hijo de éste y Roxana, Selim II (1566-1574), que cometió el error de atacar la isla de Chipre y sufrió la primera derrota otomana en Europa en la batalla de Lepanto, en 1571. Al morir el sultán, su hijo Murad III (1574-1595) subió al trono. A partir de este sultanato creció la influencia del harén en las decisiones del gobierno. Murad III se dedicó a la buena vida y los placeres del harén, al igual que su sucesor Mehmed III (1595-1603), dejando todo el poder en manos del Gran Visir. La anarquía e inseguridad reinaban en todo el Estado, y dentro del ejército aumentó la enemistad entre jenízaros y sipahis, el cuerpo de caballería del ejército otomano. Cuando muere el sultán, su hijo Ahmed es muy joven, y se inicia el «sultanato de las mujeres».
El siglo XVII, bajo los sultanatos de Osmán II y Murad IV, fue una época trágica. Osmán II (1617-1622) fue el soberano más culto de toda la dinastía. Sabía que una reforma era necesaria, la cual vencería los poderes fácticos establecidos. Los jenízaros, al tener noticia de ello, asesinaron a los altos cargos en sus propias casas, por lo que el sultán tuvo que ceder. A pesar de todo, no se libró de ser asesinado a manos de los jenízaros. Nombraron a Murad IV (1623-1640) como nuevo dirigente del Imperio. Consiguió hacer alguna reforma en la administración pero, cuando murió, el Estado quedó sin dirigentes y se extendió un vacío de poder por el Imperio durante 20 años.
El sultán Ibrahim (1640-1648) sucedió a Murad IV y es considerado el peor padişah de la dinastía otomana. Anuló lo que había conseguido Murad IV, provocando una corrupción generalizada y desmedida.

Organización

El proyecto del creador de la organización otomana, Fatih Mehmed, era el de crear un imperio inmenso, el cual integraría a mongoles, musulmanes y cristianos. Para ello, su nueva capital, Estambul, comenzó a ser repoblada por gentes de muy distinta procedencia, y hasta dejó en libertad a los prisioneros de guerra para que se establecieran en la ciudad. También se animó al Patriarca Ortodoxo griego, Ghennadios Scholarios, al Catholicos armenio (1461) y al Gran Rabbí judío para que se establecieran allí, y se les permitió convertirse en jefes tanto civiles como religiosos de sus seguidores, constituidos en comunidades autónomas y autogobernadas, llamadas millet, que fueron las unidades de gobierno básico de las comunidades no musulmanas dentro del Imperio otomano. El primer líder de la millet era elegido por el sultán y a partir de él eran elegidos por la comunidad.
Mehmed II se había convertido a su muerte en «el señor de dos mares y dos continentes». Durante su gobierno también se crearon las instituciones que iban a ser características de este Imperio. El elaborado ceremonial y el sistema de jerarquías de la corte bizantina fueron recreados en la del sultán, a fin de separar al sultán del pueblo para que fuera un gobernante respetado y temido. La autoridad del sultán se vio reforzada asimismo por la alianza de intereses de los grupos no musulmanes con los suyos propios. Eliminó a las grandes familias de la estructura de la administración y nombró a Zaganos Paşa como gran visir, después de matar a Candarli por traidor.
Para evitar la desintegración del Imperio que le sucedía a los Estados turcos, que dividían el Imperio entre varios sucesores, Mehmed y sus sucesores establecieron el principio de indivisibilidad de poder, con todos los miembros de la clase dirigente sujetos a la voluntad del gobernante. Se fijó el principio que seguirían todos los gobernantes hasta el siglo XVII: ejecutar a todos los hermanos inmediatos a fin de eliminar las disputas dinásticas y, como gobernante, el padre elegía al más capaz entre sus hijos. Finalmente Mehmed empezó el proceso por el cual estas disposiciones fueron codificadas en el Kanunname, tarea terminada por Solimán el Magnífico.
La nobleza otomana estaba por encima de los raiyeh (literalmente, el 'rebaño'), pero no tuvo cargos en el gobierno hasta que su presión obligó a Solimán el Magnífico a admitirlos, a mediados del siglo XVI. La administración otomana estaba en manos de una Casa de Esclavos, que era reclutada entre los no musulmanes, y educada desde la infancia para ocupar cargos directivos. Incluso hasta el visir del sultán era un simple esclavo, que de un momento a otro podía ser desposeído de su vida y bienes.

Decadencia


El Sultán otomano Murad IV.

El Pachá turco de Buda comunicándose con cristianos a través del idioma húngaro.
La decadencia otomana comenzó después de la muerte de Solimán el Magnífico, en 1566. Éste restauró, durante su reinado, el poder del Gran Visir y fue generoso con los jenízaros, permitiéndoles casarse. Desarrolló una considerable actividad legisladora que se centró principalmente en la organización del ejército, el feudalismo militar, la propiedad territorial y el sistema tributario. También llevó a cabo personalmente varias campañas militares. La más famosa fue el Sitio de Viena en 1529, en la que fracasó. Sin embargo, los territorios del centro y este de Hungría se hallaban bajo el control otomano sin importar que la incursión en Viena hubiese fracasado. A lo largo de su reinado y los posteriores siglos de guerras contra el Sacro Imperio Romano Germánico, los turcos siempre utilizarían el idioma húngaro como instrumento comunicativo y negociador con los germanos, aunque en la propia Viena no fuese una lengua conocida. Los pachá turcos y el propio sultán harán escribir cartas, misivas y comunicados a los cristianos en húngaro, puesto que los otomanos no dominaban el idioma latín.[1]
Durante su reinado, el Estado otomano alcanzó su máximo grado de desarrollo civil. Reunió la legislación en el Kanunname y concedió las Capitulaciones a Francia en 1535, lo que se considera una de las causas de la decadencia otomana posterior. Asimismo, le concedió mucha importancia a las artes y embelleció considerablemente Estambul. A partir de aquí, una serie de gobernantes ineptos hicieron florecer las intrigas de palacio, hasta que la acción combinada del sultán Murad IV (o Amurates IV) y de la Casa de Koprulu motivó una intensa reforma administrativa. Sin embargo, el Imperio otomano sufrió un serio revés cuando comprometió todos sus recursos en un nuevo asalto a Viena, que fracasó en 1683 gracias a la ayuda de un ejército compuesto por la mayoría de los países europeos, excepto Francia, comandado por el rey polaco Jan Sobieski, que reforzaron la tenaz resistencia de los austriacos cuando ya no podían soportar más, agotados y hambrientos.

Harén turco.
El Estado otomano era una máquina militar conducida entre 1300 y 1566 por una serie de diez monarcas fuera de lo común. La gran habilidad y la fuerza demostrada por los sultanes a partir de Osman (m. 1326) a Suleymán (m. 1566) son el resultado de dos tradiciones: dar a los jóvenes príncipes otomanos responsabilidades y permitir la sucesión de acuerdo con el principio de «la supervivencia del más fuerte». Igualmente notable es la serie de monarcas incompetentes que acompañaron y contribuyeron al gradual declive del Imperio otomano. La ascensión de estos monarcas incompetentes, frecuentes durante el siglo XVI, se atribuye al cambio de estas dos tradiciones. Después de Ahmed I (m. 1617) no se les volvió a dar a los príncipes puestos de responsabilidad; por el contrario, fueron confinados en el harén, a la sombra de los lujos y la soledad más que de la experiencia y el reto. Al mismo tiempo se abandonó la costumbre del fratricidio y el principio de la «supervivencia del más fuerte» se cambió por el de que el sucesor era el miembro varón de más edad de la familia real otomana, el que salía vencedor de las maniobras del devşirme y el harén.
Todos estos cambios se arrastraban desde el reinado de Suleymán, que, cansado de las largas campañas militares y de los arduos deberes de la administración civil centrados en su persona, hizo todo lo que pudo por apartarse de los asuntos públicos y dedicarse a los placeres del harem. El puesto de gran visir, ocupado entonces por su amigo Damad Ibrahim Paşa, fue reforzado en cuanto a poder e ingresos, llegando incluso a tener el poder de pedir y obtener obediencia absoluta, privilegio hasta entonces reservado sólo al sultán. Éste fue el principio del fin, ya que el gran visir podía desempeñar todas las tareas del Gran Señor, excepto la de mantener la lealtad y unidad de todos los grupos del Imperio.
La frecuente ascensión de monarcas incompetentes, junto con la acumulación de tíos y hermanos en el harén, condujo a numerosas intrigas de palacio, en gran parte promovidas por los dirigentes de la administración. Como los sultanes ya no podían dominar a este grupo, era inevitable que el devşirme controlara a los sultanes y usara la propia estructura del Imperio otomano para su propio beneficio. La administración otomana basada en los esclavos, una vez eficiente y con un sistema de promociones para los más trabajadores y con más talento, se fragmentó en familias que se implicaban en los negocios más lucrativos. Estas familias a menudo trababan alianzas con líderes militares y con personas de influencia en el harén, normalmente las madres o esposas de los que ostentaban el poder, en la sombra o desde el trono. Los historiadores otomanos llaman a esa época el «Sultanato de las mujeres», al que sigue el del «Sultanato de los Agas», el tiempo durante el cual el cuerpo de los jenízaros empezó a intervenir directamente en la política. De esta manera, los sultanes comenzaron a ser mascotas de la política y de los jefes militares. Lo poco que podían hacer los sultanes para tratar de extender su poder era enfrentar entre sí a las diferentes facciones para debilitar la figura del gran visir.

El Principado húngaro de Transilvania como vasallo del Imperio otomano


Juan Segismundo Szapolyai arrodillado ante el sultán Solimán el Magnifico en 1556.

Gabriel Bethlen (1613-1629), Príncipe de Transilvania.

Jorge Rákóczi II (1648–1660), Príncipe de Transilvania.

Mehmed Köprülü, Pasha y Gran Visir otomano.

Kara Mustafá, Gran Visir otomano.
Luego de que el sultán Solimán el Magnifico derrotase a los húngaros en 1526 en la Batalla de Mohács, dando muerte al rey Luis II de Hungría, ante el trono vacío, pronto surgieron varios pretendientes. El príncipe germánico Fernando I de Habsburgo y el conde húngaro Juan Szapolyai, voivoda de Transilvania, se hicieron coronar como reyes húngaros de inmediato después de la derrota ante los turcos, convirtiéndose en anti-reyes. Pronto pactaron en secreto en 1538, donde acordaron que tras la muerte de Juan Szapolyai (quien no tenía hijos herederos), el trono pasaría a manos de Fernando I. Sin embargo, en 1540, pocos días antes de que muriera el voivoda transilvano, su esposa dio a luz a un hijo varón: Juan Segismundo Szapolyai. Juan Szapolyai hizo coronar inmediatamente a su hijo violando el acuerdo con Fernando I, y generando caos, y que el sultán otomano se enterase de dicho convenio secreto.
Considerando a los húngaros personas no dignas de confianza, el sultán movilizó sus ejércitos y en 1541 tomó la ciudad capital húngara de Buda. Pronto el reino se dividió en tres partes: una en el oeste bajo el control germánico de Fernando I, una central bajo dominio del propio sultán y una oriental en la figura de la región transilvana. Juan Segismundo Szapolyai fue criado por su madre mientras alcanzaba la mayoría de edad, y de esta forma se firmó en 1570 el acuerdo de Espira entre el emperador Maximiliano II de Habsburgo y el voivoda transilvano, quien obtuvo el título de Príncipe de Transilvania. De esta manera, la región de Transilvania se convirtió entonces en un Estado independiente conocido como el Principado de Transilvania, en situación de vasallaje ante el imperio otomano.
A lo largo del próximo siglo y medio, se sucederían una serie de nobles húngaros que serían elegidos Príncipes de Transilvania, siempre actuando según el sultán lo ordenaba (igualmente el sultán era el que decidía qué noble húngaro era el más apropiado para ocupar el cargo). Sin embargo, los húngaros se aliaron con el Sacro Imperio Romano Germánico durante la Guerra de los Quince Años contra los turcos, recuperando incontables ciudades que se hallaban bajo control otomano. Luego del fracaso de la guerra, los húngaros de Transilvania continuaron como vasallos de los turcos, intensificándose la presencia otomana en el Principado.
Durante los gobiernos posteriores de los Príncipes transilvanos Esteban Bocskai (1605-1606) y Gabriel Bethlen (1613-1629) se produjeron varios alzamientos contra los Habsburgo con el fin de recuperar todos los territorios húngaros y reunificar el reino, bajo la tutela del Principado Transilvano y como vasallo de los otomanos. Desde luego, la repentina muerte de ambos monarcas hizo fracasar tales empresas, y Hungría continuó dividida en tres partes.
Tal era el control del Imperio otomano sobre Transilvania, que inclusive las campañas militares de los Príncipes transilvanos tenían que ser aprobadas por el sultán. Durante el gobierno del Príncipe Jorge Rákóczi II (1648–1660) el noble húngaro condujo sus tropas hacia Polonia con el objetivo de luchar por el trono de dicha nación. Esta acción causó la ira del sultán, quien le ordenó al Gran Visir y pashá de Buda, Mehmed Köprülü, que mandase a los ejércitos tártaros al servicio de los otomanos para saquear e invadir Transilvania a manera de castigo. Las hordas tártaras destruyeron gran parte de los suelos del norte de Transilvania el 2 de noviembre de 1657, mientras el sultán destituía y remplazaba al Príncipe transilvano por uno más obediente.
Más tarde se sucedieron gobernantes húngaros débiles y muy cercanos al sultán que no se atrevieron a desobedecerlo. En 1683, el Príncipe Miguel Apafi I al recibir el comando del sultán avanzó con sus fuerzas hacia Viena uniéndose con los ejércitos otomanos del Gran Visir Kara Mustafá, participando en el asedio de la ciudad. Luego de que la batalla resultó en derrota, tanto turcos como transilvanos se retiraron a territorio húngaro. En 1686, cuando el ejército del emperador germánico y rey húngaro Leopoldo I de Habsburgo entró en territorio húngaro, Miguel Apafi I los asistió en su victoria cuando la capital húngara de Buda fue retomada por las fuerzas cristianas.
De inmediato, los turcos fueron barridos fuera de Hungría en los siguientes años, hasta que abandonaron los territorios transilvanos y el reino volvió a ser reunificado bajo la figura de los Habsburgo. Se firmó la Paz de Karlowitz en 1699 entre los germánicos y otomanos, en la que se redefinía la nueva situación del reino húngaro en el mapa europeo, saliendo de la esfera de influencia otomana y entrando en la germánica. Tras la muerte de su padre, el muy joven Príncipe Miguel Apafi II fue llevado a Viena por el emperador germánico y rey húngaro, ahí lo invistió con el título de Príncipe del Sacro Imperio y lo hizo renunciar al de Príncipe de Transilvania. De esta manera, el Principado dejó de existir y se reabsorbió dentro del Reino húngaro.
Posteriormente entre 1715 y 1718, bajo el reinado del emperador germánico y rey húngaro Carlos VI (1711 –1740) se llevaron a cabo varios ataques otomanos en territorio húngaro, pero fueron rápidamente repelidos por los ejércitos cristianos. Luego de una serie de enfrentamientos, el sultán otomano Ahmed III y Carlos VI concluyeron firmando el Tratado de Passarowitz en 1718, tras el cual cesaron los ataques otomanos.

Influencia de Europa

Entre las muchas causas de la crisis otomana, figura igualmente el desarrollo económico exterior. Durante el periodo entre 1300 y 1566, el Imperio otomano no era tan sólo poderoso, sino también próspero, como lo prueba el superávit anual que se producía en sus arcas. El Imperio era más o menos económicamente autosuficiente, producía alimentos aparentemente ilimitados y materia prima en abundancia que los artesanos autóctonos usaban en la elaboración de productos para el consumo propio y la exportación. Gracias al control que mantenía el Imperio en tres continentes y varios mares, se obtenían asimismo ingresos considerables del transporte, sobre todo en la ruta de las especias y la seda, desde el noroeste atravesando Oriente Medio hasta el sur de Asia. El declive económico del Imperio otomano después de 1566 era, al principio, solo relativo comparado con lo que estaba ocurriendo en el oeste de Europa, donde se produjo una revolución industrial y comercial entre los siglos XV y XVIII que transformó la economía feudal europea, haciendo que los anticuados gremios desaparecieran de Europa.
Como casi todas las zonas en desarrollo del medievo, el Imperio otomano no experimentó esta revolución. Por el contrario, sus instituciones industriales y comerciales no se movieron más allá de sus técnicas manuales y la organización gremial, por lo que no podían competir con las exportaciones europeas. Aunque pintoresco, los trabajos tradicionales y los bazares se probaron cada vez más arcaicos e ineficientes, en comparación con las fábricas modernas y las compañías comerciales.
Con el paso del tiempo, el capitalismo dinámico de Occidente no sólo hacía parecer más atrasada a la economía, sino que realmente la transformó y la debilitó. La firma del tratado de las Capitulaciones, hecha por Suleyman en 1535, dio a los franceses el derecho de comerciar sin trabas dentro de los dominios otomanos. Aunque este tratado no se hizo desde una posición de debilidad, ésta se fraguó en el siglo siguiente, cuando el Imperio otomano se encontró en una posición inferior con relación a la Europa occidental. Además, una inflación en rápido aumento, que se inició en Europa con el flujo de metales preciosos provenientes de América, trastornó la economía del Imperio. Posteriormente, las factorías occidentales introducían sus productos fabricados en masa a los territorios otomanos, dejando sin vender su propia producción artesanal e iniciando el proceso que arruinaría la economía otomana desde 1750 hasta 1850 y que casi destruyó por completo las manufacturas, sobre todo las textiles. El Imperio otomano era incapaz de seguir el ritmo de crecimiento económico ni de enfrentarse con la alta inflación europea.
Durante este mismo periodo, holandeses e ingleses consiguieron clausurar completamente la antigua ruta del comercio internacional que atravesaba el Oriente Próximo y, consecuentemente, decayeron los ingresos del Imperio otomano y la prosperidad de sus provincias árabes. Ya hacia la mitad del siglo XVII, el Imperio otomano, una vez próspero, estaba bajo una enorme presión económica, como prueba el déficit anual en las arcas del Estado.
El Imperio otomano no pudo mantener el ritmo de Europa en otros muchos aspectos. Por ejemplo, el capitalismo evolucionó acompañado del desarrollo de nuevas instituciones políticas, métodos científicos y tecnología militar. Quizá la innovación más importante en Europa después del Renacimiento fue la aparición de la idea de Estado como nación, una unidad política que gradualmente se convirtió en el centro de la identificación nacional de un pueblo y su lealtad a la nación. El Imperio otomano, por el contrario, nunca fue una unidad política y cultural con cohesión durante el periodo de 1600 a 1850, sino que siguió siendo un conglomerado de distintas religiones y etnias. La identidad propia y la lealtad estaban concebidas en un margen más estrecho: la familia o la millet (detalladas más arriba).
Las instituciones educativas y científicas europeas, revitalizadas en el Renacimiento, fueron superando a las de los otomanos, atascadas en una rutina de imitación y falta de crítica. La «revolución científica» en Europa no sólo llevó al desarrollo de nuevas infraestructuras completamente nuevas, sino que también trajo un cambio en el armamento y en las técnicas de hacer la guerra. Sólo un grupo muy reducido de pensadores en el Imperio otomano se dio cuenta de que su civilización se estaba quedando a la zaga del desarrollo económico con respecto a Occidente, tanto en las innovaciones militares como en las instituciones políticas y económicas.
El surgimiento de Estados fuertes económica y políticamente en Europa se sumó a un factor de mucha relevancia a la hora de la caída otomana. El Imperio era una máquina militar que funcionaba a base de guerras cortas y victoriosas que permitían la expansión territorial, su fuente de prosperidad. Cuando los otomanos empezaron a encontrarse con ejércitos mejor preparados y con armas desconocidas, el Imperio llegó a sus límites de expansión y comenzaron a retroceder. Fue en el siglo XVII cuando el Imperio otomano empezó a perder territorios a un ritmo constante en Austria, Rusia y en otros países europeos expansionistas, territorios que eran perdidos en largas e infructuosas guerras. Así fue como el Estado otomano no pudo seguir manteniendo su tesoro público a través de una máquina militar que consumía más que aportaba y que absorbió la mayor parte de los ingresos de los impuestos.

La desmembración del ejército y la administración

Durante la segunda mitad del siglo XVII, los soldados profesionales que hasta ese momento dedicaban toda su vida al ejército y estaban obligados a vivir en celibato, pidieron y ganaron los derechos al matrimonio, a vivir fuera de sus barracones y a complementar sus salarios cada vez más pequeños con la adquisición de un oficio o de iltizams. Después de asegurarse de que sus hijos se pudieran enrolar en el cuerpo, los jenízaros se movieron para acabar con el devşhirme (el último fue en 1637). A pesar de que el cuerpo de los jenízaros aumentó de 12.000 al principio del reinado de Solimán a 200.000 allá por el siglo XVII, su convirtió en una fuerza prácticamente inútil. Cuando las guerras pasaron de ser victoria y botín a convertirse en derrotas y pérdidas territoriales, los jenízaros se desmoralizaron y se negaron a luchar. También eran reacios a adoptar las armas y técnicas modernas que venían de Europa. Así pues, a pesar de la ineptitud militar, los jenízaros se hicieron cada día más fuertes y osados a la hora de intervenir en política para prevenir que ningún gobernante les quitara los privilegios.
Se suma a esta crisis militar la de la administración, caracterizada por el paso de un sistema basado en el mérito a otro sistema de sobornos y mecenazgo. La inflación, así como las guerras, trajeron como consecuencia que el habitual superávit de las arcas públicas se convirtiera en déficit año tras año, por lo que los sultanes y sus ministros empezaron a pedir «regalos» a los que buscaban un puesto en la administración, como medio para incrementar el tesoro. Quizá los primeros candidatos debían poseer alguna habilidad, pero con la desaparición del devşhirme, los cargos iban para el que aportara el soborno más abundante, independientemente de sus méritos. Los compradores del iltizam y otros cargos se dispusieron a conseguir beneficios, por ejemplo, subiendo los impuestos todo lo que podían. Fue así como el nepotismo y la corrupción se extendieron por toda la administración otomana.
Esta situación se agravó por el notable aumento de la población del Imperio durante el final del siglo XVI y a través de casi todo el siglo XVII, como parte del desarrollo demográfico general que tuvo lugar en la mayor parte de Europa en el mismo periodo. Como los medios de subsistencia no sólo no aumentaban, sino que disminuían en relación a las condiciones políticas y económicas entonces vigentes, el resultado fue la miseria y la aparición de trastornos sociales cada vez mayores. A esto se suma el mal gobierno de los detentores de timars y los multazims, demasiado interesados en recuperar sus propias inversiones y conseguir los máximos beneficios en el menor tiempo posible. Los agricultores que no podían hacer frente a los altos impuestos, eran sacados de sus tierras, momento en el que tenían tres posibilidades: o bien eran trabajadores de alquiler en grandes fincas, formando una nueva clase de campesinos sin tierras; otros acudían a las ciudades, donde alimentaban las filas de mendigos sin empleo que protagonizarían una serie de revueltas durante el siglo XVII; y la tercera opción para los campesinos desposeídos de sus tierras era unirse a bandas de ladrones, normalmente encabezadas por un antiguo sipahi. Durante el siglo XVII, estas bandas se hicieron comunes en las regiones montañosas de los Balcanes y Anatolia, financiándose con incursiones a las granjas que todavía eran productivas. En algunos casos llegaron a exigir el pago de impuestos a los habitantes de la zona y formaron su propio gobierno regional, que sustituyó y desafió al del sultán.
En este contexto, con la administración y el ejército cada vez más corruptos y más débiles, el vasto territorio perteneciente al Imperio otomano no podía ser controlado con eficiencia por el gobierno central. Los imperios vecinos, como Austria, Rusia e Irán, se aprovecharon de la debilidad otomana para apoderarse de todo el territorio que pudieron.

Política religiosa

Con respecto a la religión en el Imperio otomano, el Islam hizo avances positivos durante su periodo de expansión y florecimiento. Durante la época de crisis, sin embargo, la jerarquía islámico-otomana, ahora rígidamente centralizada y burocratizada, parece haber desempeñado un papel histórico más bien negativo, al menos bajo la perspectiva de los que intentaron modificar y modernizar las instituciones otomanas. El ulema principal mostró e impuso un espíritu de estrechez y rigidez mental. Por otro lado, la integración de la jerarquía religiosa en la administración otomana puso a los ulemas en estrecho contacto con la corrupción que se estaba empezando a expandir entre los recaudadores de impuestos y otros sirvientes civiles. Más de un dignatario religioso sucumbió a la tentación de amasar su fortuna personal, desviando los ingresos, adquiriendo iltizams y usando su dinero para vivir en el lujo.
Como ciertas familias de los ulemas otomanos se convirtieron en algo así como una aristocracia religiosa, su poder vino a ser social y económico más que moral. Durante el periodo de declive, la jerarquía religiosa dentro del Imperio otomano pareció haber renunciado a su superioridad moral a favor de los sufíes, que continuaron expandiéndose entre 1500 y 1750. La orden Bektashi, tan extendida entre los jenízaros, empezó a ser identificada con este cuerpo. Mientras tanto, las órdenes sufíes, más radicales, se dirigían a las zonas rurales y a las clases más bajas. Muchos ulemas siguieron condenando actividades como la música, la danza, beber café, fumar tabaco o hachís, prácticas que aparecieron en el siglo XV y XVI en el contexto de las ceremonias sufíes. En el siglo XVIII, con muchos de los ulemas asociados a la corrupción y debilidad del gobierno central otomano, numerosos sectores de la población miraron a los líderes populares sufíes en busca de un guía moral.

Pérdidas territoriales


Leopoldo I de Habsburgo, emperador germánico y rey húngaro
A todo esto se añadió un nuevo factor de decadencia: la debilidad del gobierno central llevó a la pérdida de control de la mayoría de las provincias a manos de los gobernantes locales, que asumieron el control más o menos permanente de grandes distritos, incluso de provincias enteras durante largos períodos. Pudieron mantener su autoridad no sólo porque el gobierno otomano no disponía de recursos militares para sujetarlos, sino también por el apoyo del pueblo, que prefería ser gobernado por tales déspotas locales que por los corrompidos e incompetentes funcionarios otomanos. A su vez, estos gobernantes locales fueron capaces de consolidar sus posiciones aprovechando las fuertes corrientes de nacionalismo local que estaban empezando a surgir entre los diversos grupos étnicos.
Estos jefes locales ejercían un poder casi completo en sus territorios, recaudando los impuestos locales para sí mismos y enviando sólo pagos nominales al gobierno central, por lo que resultaba muy difícil alimentar a la población de las ciudades. La reacción otomana fue enfrentar a los rebeldes locales entre sí y aprovechar la influencia de la ayuda otomana, que lograba que se siguiera reconociendo la autoridad del sultán, en tanto que el Tesoro ganaba buenos pagos regulares en moneda o en especies por parte de los jefes locales. Debido a que gran parte de lo recaudado iba a parar a manos de los que controlaban el gobierno central para provecho personal, el Tesoro seguía sufriendo escasez de fondos y la población de las ciudades escasez de alimentos y de otros productos. Por este motivo, ésta era una masa inquieta, mal gobernada, anárquica y violenta, que muchas veces linchaba y asesinaba a los funcionarios de la administración. Los jefes de palacio no se oponían demasiado a tales ejecuciones, ya que les permitía conseguir ganancias al otorgar el puesto al aspirante con el mejor soborno.
En general, la mayoría de los otomanos no veía la necesidad de que el Imperio cambiara para superar las condiciones críticas de la época, puesto que obtenían beneficios personales de la corrupción existente. Además, la característica básica de la mentalidad otomana era el completo aislamiento en su esfera y la falta de conciencia de lo que sucedía allende las fronteras. Europa quedaba fuera de la referencia debido a la creencia en la superioridad absoluta de la sociedad otomana sobre el mundo infiel en todos los aspectos. Así pues, los avances que se producían en Europa en todas las materias fueron totalmente desconocidos en la esfera otomana. El único contacto que tuvieron con Europa fue en el campo de batalla, y las derrotas del ejército otomano eran achacadas a un fallo en el empleo de las técnicas antiguas, que habían propiciado tantas victorias, más que al hecho de que se estaban quedando atrás en las técnicas militares con respecto a Europa.
En 1683, el Imperio otomano -ya teniendo entre sus posesiones al reino de Hungría desde 1541- decidió avanzar hacia Viena. De esta manera, se produjo el Sitio de Viena, el cual resultó un completo fracaso, puesto que las fuerzas del Sacro Imperio Romano Germánico se aliaron con las de Lorena y el Reino de Francia formando una Santa Liga. Luego de expulsar a los turcos otomanos de los territorios del Imperio germánico, varias batallas menores se fueron sucediendo y tras la iniciativa del emperador germánico y rey húngaro Leopoldo I de Habsburgo, los ejércitos de la Santa Liga avanzaron hacia Buda, la capital del Reino de Hungría ocupada por los turcos. Por esta razón, muchos nobles europeos se pusieron al servicio del emperador Leopoldo I, entre ellos el Príncipe Eugenio de Saboya, y tras un largo asedio, se consiguió liberar a Hungría en 1686 y expulsar a los turcos otomanos del reino europeo, que pasó a control germánico.
Estas derrotas sucesivas, sumadas al aislamiento diplomático que siempre mantuvieron con otras naciones ocupadas y sus vecinos, fueron varias de las causas que motivaron el declive del imperio. Bien es cierto que algunos otomanos rompieron, al menos parcialmente, este aislamiento durante el siglo XVIII a través de cierto número de canales que se establecieron con Occidente. Un reducido número de embajadores otomanos fueron enviados para firmar tratados y participar en negociaciones y, aunque no se quedaban mucho tiempo, fueron los primeros en comprender algo de lo que pasaba en Europa. Además, al Imperio otomano llegaban mercaderes, viajeros y cónsules, por lo que a los otomanos les fue imposible seguir evitando este contacto. Fue poco a poco como las costumbres y saberes europeos empezaron a entrar entre las clases dirigentes. Hasta cierto punto, esto marca el comienzo del conocimiento de Europa, pero se trata de un hecho de alcance limitado, dado que entre las masas permaneció como totalmente extraño e indeseado.

Sitio de Viena de 1683.
A partir de entonces, los otomanos descubrieron que su poderío militar (basado en la disciplina de la infantería de jenízaros y la caballería de Sipahi) estaba naufragando y resolvieron abrirse a la diplomacia occidental. Los comerciantes cristianos de Constantinopla (los fanariotas) se abrieron paso en la administración otomana. Este proceso duró todo el siglo XVIII, pero motivó el surgimiento de la Gran Idea de reemplazar el Imperio otomano por un Imperio griego. Los griegos se alzaron en armas a comienzos del siglo XIX y obtuvieron su independencia en 1823, pero jamás llegaron a concretar la Gran Idea. Los otomanos se volvieron más fanáticamente musulmanes que nunca, y se enredaron irremisiblemente en el juego político de las potencias coloniales de Occidente, al tiempo que el Imperio sobrevivía a las sublevaciones que sus propios jóvenes oficiales, educados en el arte de la guerra occidental, promovían en nombre de esos mismos valores occidentales que habían recibido. El "hombre enfermo de Europa", como se calificó al Imperio, sobrevivió aún tres cuartos de siglo más gracias al apoyo de Inglaterra (que necesitaba a los otomanos para contrarrestar las ambiciones de Rusia de alcanzar el Mar Mediterráneo). Esto no impidió que los otomanos perdieran virtualmente la administración de Egipto, al tiempo que los pueblos cristianos de los Balcanes (Serbia, Rumania, Bulgaria y Albania) se iban independizando uno detrás de otro.

Restablecimiento y reforma (1789-1914)


El Sultán otomano Selim III.

A pesar de los largos siglos de decadencia y descomposición, así como de las serias derrotas sufridas frente a los enemigos europeos, cuando Selim III (1789-1807) subió al trono, el Imperio todavía comprendía toda la península de los Balcanes al sur del Danubio, toda Anatolia y el mundo árabe desde Irak hasta el norte de África. La era de reformas del siglo XIX se puede dividir en tres fases diferentes: A) un periodo de transición y preparación (1789-1826); B) un periodo de acción intensiva (1826-1876); C) un periodo de culminación, desde 1876 hasta la primera guerra mundial.
El primer periodo fue inspirado y dirigido por dos sultanes reformadores, Selim III y Mahmud II (1808-1839), que no fueron más que reformadores tradicionales. Lo principal de su esfuerzo iba dedicado a purificar, eliminando la corrupción y el nepotismo en la administración. Además crearon unas fuerzas militares totalmente nuevas, llamadas Nizam-i Cedid, cuando los continuos reveses militares demostraron la supremacía europea. Dejaron intactos los antiguos cuerpos, muy hostiles a esta creación, por lo que ambos sultanes se vieron obligados a limitar su número, por eficientes que llegaran a ser. Cuando los Nizam-i Cedid provocaron una revuelta de los jenízaros en contra de Selim en 1807, no pudieron evitar ni su deposición al trono ni su propia descomposición, ni impedir su asesinato. Mahmud II fue colocado en el trono y tuvo que pasar muchos años antes de que se atreviera a restablecer ese cuerpo con un nuevo nombre y emprender la acción contra los asesinos.
Además del conservadurismo interno y la oposición abierta, Selim y Mahmud se vieron desviados de su tarea por los continuos peligros militares que tenían frente a sí. Francia se transformó en nación enemiga cuando Napoleón Bonaparte invadió Egipto y Siria en 1798. Sólo cuando los franceses fueron arrojados de Egipto en 1802 pudieron ser restablecidas las relaciones normales entre ambos Estados. Rusia y Austria constituían una amenaza constante en los Balcanes, y como resultado de su intervención surgieron revueltas nacionales contra el sultán en Serbia, en 1804, y en Grecia, en 1821, que temporalmente supusieron la autonomía e independencia de ambas. Las amenazas exteriores y la continua intervención extranjera en los asuntos internos hicieron extremadamente difícil para estos sultanes emprender reformas significativas. Además los jenízaros eran lo suficientemente fuertes para oponerse a los sultanes, pero no lo suficiente como para neutralizar los peligros extranjeros.

El Sultán otomano Abdülmecit I.

El Sultán otomano Murad V.
Como resultado, Mahmud II y sus partidarios llegaron por fin a la deducción de que nunca conseguirían crear nuevas instituciones militares si no acababan con las antiguas. Entonces restableció el ejército de Selim con el nombre de Sekban-i Cedid (1815), los trajo secretamente a Estambul y esperó a que los jenízaros se rebelaran contra esta decisión. Lo hicieron, en efecto en 1826, y los hombres de Mahmud bombardearon sus cuarteles y organizaron una matanza no sólo en Estambul, sino en todo el Imperio. Este hecho, llamado Vaka-i Hayriyye, fue de la mayor importancia, ya que privaba a la clase dirigente de su brazo militar para oponerse a las reformas.
El efecto militar del Vaka-i Hayriyye fue, sin embargo, desastroso. El antiguo ejército había sido destruido y no había otro que ocupara su lugar. Las grandes potencias se aprovecharon de la debilidad militar del Imperio otomano y obligaron al sultán a aceptar la independencia griega y la autonomía de Serbia, Valaquia y Moldavia en la conferencia de Londres y en el tratado de Edirne (1829). El gobernador de Egipto, Medmeh Ali, declaró su independencia virtual, conquistó el sur de Arabia, Siria y la Anatolia sudoriental, además de derrotar al moderno ejército otomano naciente en la batalla de Konya (21 de diciembre de 1832). Cuando Gran Bretaña y Francia le retiraron su ayuda, el sultán se vio obligado a firmar el tratado de Hünkâr Iskelesi (8 de julio de 1833) con el Zar, que colocaba al Imperio otomano bajo «protección rusa». Por fin, en 1833, dado que las potencias europeas no se ponían de acuerdo en cómo dividir el Imperio y ante el temor a un posible restablecimiento y fortalecimiento del poder si Mehmed Ali llegaba a Estambul, le obligaron a retirarse, de modo que salvaron a Mahmud.
Pero Mahmud cometió un error: decidió corresponder a las provocaciones rusas decretando la yihad, pero el Suylislam lo impidió. Entonces mandó asaltar el patriarcado, y el patriarca Gregorio V fue colgado de la misma puerta de la sede ortodoxa, lo que provocó un fanatismo en los ortodoxos y el nacimiento del movimiento helenista. Después de estos acontecimientos, Mahmud pudo hacer las reformas que formaron la base de las introducidas por el Tanzimat. Sin embargo, el esfuerzo prematuro de Mahmud por utilizar el nuevo ejército antes de tiempo resultó en una derrota desastrosa a manos de los egipcios en la batalla de Nezib (1839). El Imperio fue salvado una vez más por las potencias extranjeras, y Mahmud murió en la amargura.
De 1839 a 1876 se produjo un periodo en donde una serie de reformas, conocidas como el tanzimat-i hayrye («legislación beneficiosa»), pudieron ser realizadas por fin. El periodo del tanzimat se extendió a través del gobierno de dos sultanes, Abdülmecit I (1839-1861) y Abdülaziz I (1861-1876), ambos hijos de Mahmud II, y culminó con el reinado de Abdul-Hamid (1876-1908). El tanzimat fue básicamente el esfuerzo de la clase dirigente otomana de ese tiempo por preservar su posición autocrática tradicional modernizando los instrumentos de gobierno: la administración y el ejército. Los miembros más importantes del tanzimat fueron Mustafa Reşid Paşa, que sirvió seis veces de gran visir entre 1839 y su muerte, en 1856, y sus dos protegidos, Alisa Paşa y Fuad Paşa.

El Sultán otomano Abdülaziz I.

El Sultán otomano Abdul Hamid II.
Abdülmecit I (1839-1861) llevó un estilo de vida europeo y fundió las arcas del Estado haciendo reformas. Es conocido como uno de los sultanes más mujeriegos. El sultán Abdülaziz I (1861-1876), pese a los movimientos nacionalistas, mantuvo la apertura europeísta. Fue el primer mandatario del Imperio otomano que realizó una visita oficial a un país extranjero, acompañado por dos sobrinos y futuros sucesores: Abdul Hamid II y Murad V. En 1867 volvió eufórico de Londres y empezó a gastar toda la hacienda pública para emular lo que había visto allí. Era un déspota y un tirano que provocó una anarquía administrativa inimaginable. El Imperio otomano ya estaba en ruina y el Sadrazam Nedim Paşa tuvo que decretar la suspensión de pagos y de la deuda externa. En 1876 el padişah es depuesto (y asesinado) por un movimiento de carácter nacionalista llamado los Jóvenes Otomanos, encabezados por el gran visir Mithat Paşa.
En 1876 se preparó e introdujo una constitución en respuesta a las demandas de reforma social de la sociedad otomana. Fue promulgada por el nuevo sultán poco después de su ascensión al trono, primeramente para evitar las interferencias de las potencias europeas, reunidas a la sazón en la Conferencia de Constantinopla. El sultanato y la clase dirigente se veían ahora sujetos a la suprema autoridad de la constitución, pero aun así todo dependía de la buena voluntad del sultán y nada más. Además se reconoció la igualdad a todos los habitantes del Imperio otomano y la existencia de un sistema judicial más independiente.
El sultán Abdul Hamid II (1876-1909) aceptó todas las condiciones de Mihad Paşa para poder subir al trono. Entre ellas estaba la promulgación de la nueva constitución que establecía una monarquía parlamentaria compuesta por dos cámaras. En el último momento, Abdul Hamid II logró introducir dos cláusulas que le permitían suspender el parlamento, declarar el estado de sitio en caso de guerra y desterrar a las personas que actuaban contra la integridad del Estado. Esta última fue usada contra el mismo Mihad Paşa, eliminando al enemigo más cercano. En 1877 el mismo padişah abrió el parlamento, pero a la caída de su sadrazam y con la excusa de la guerra con Rusia, disolvió el parlamento y llevó a cabo una política reaccionaria.

Los Jóvenes Turcos

En 1906 se crea un partido en Salónica, los Jóvenes Turcos. El gobierno prohibió esta asociación, pero la inquina contra el gobierno era tal que el movimiento se extendió rápidamente, y Abdul Hamid II tuvo que ceder promulgando una nueva constitución y concediendo una amnistía general para los presos y exiliados políticos.
Fundó un cuerpo especial de caballería formado por kurdos, llamado Hamidiye, y más proyectos que eran un peso enorme para las arcas del Estado. Así, el Imperio otomano, en el transcurso de sus últimos 20 años de existencia, fue hipotecándose gradualmente. Ante las agitaciones nacionalistas y terroristas, el sultán reaccionó mandando asesinar a los rebeldes. El ejército otomano se rebeló pidiendo la vuelta de la constitución, y Austria se anexionó Bosnia-Herzegovina. Todos estos hechos llevaron al sultán a una crisis institucional y fue depuesto por un golpe de Estado de los Jóvenes Turcos en 1909.
La política de los Jóvenes Turcos se basaba principalmente en el Tanzimat, pero a pesar de sus intentos no consiguieron transformar radicalmente los fundamentos sociales y legales del país. Entre 1909 y 1910 llevaron a cabo varias tentativas de reformas y modernización del Imperio (servicio militar obligatorio para todos, sufragio universal y educación popular masiva). Les faltó tiempo de paz para conseguir la revolución que precisaban.

Final

El sucesor del sultán derrocado fue Mehmet V (1909-1918), a quien su hermano Abdul Hamid II mantuvo prisionero durante 33 años. Lo proclamaron sultán y en los primeros días de su reinado hizo saber a Talat Paşa que no iba a ser una marioneta de los Jóvenes Turcos, que tuvieron que ceder ante el sultán.
Estalla entonces la Primera Guerra Mundial, con el Imperio otomano aliado de Alemania y la Triple Alianza. Estambul fue bombardeada en 1918, la población estaba cada día más desmoralizada. Al precipitarse los acontecimientos, el soberano otomano no tuvo más remedio que sentarse a negociar con los ingleses. Aceptó las mejores condiciones teniendo en cuenta la situación, y los líderes de los Jóvenes Turcos, Cemal, Enver y Talat, huyeron en un submarino alemán evitando su detención por las irregularidades cometidas durante su gobierno.
Después de la derrota de los Imperios centrales, el Imperio otomano (gravemente socavado por la Rebelión Árabe apoyada por Gran Bretaña) se desplomó en el desorden. El primer Presidente de la República de Turquía, Kemal Atatürk, abolió el sultanato en 1922, dentro de su proceso de reformas y modernización y declaró la renuncia a la idea imperial, lo que constituyó de hecho el fin del Imperio otomano.

Gráfico de la historia del Imperio otomano

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Predecesor:
Imperio bizantino
Imperio otomano
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1453 - 1918
Sucesor:
Turquía

Referencias

  1. ↑ Kósa L.(1999). A cultural History of Hungary. Budapest, Hungría: Editorial Corvina.

Bibliografía

  • Veiga, Francesc (2006). El turco: diez siglos a las puertas de Europa.
  • Dimitri Kitsikis, El Imperio otomano,Fondo de Cultura Económica, México,1989, ISBN 968-16-3334-2
  • Fernando Martínez Laínez, La guerra del turco. España contra el imperio otomano. El choque de dos titanes, EDAF, Madrid, 2010, ISBN 978-84-414-2518-7.