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lunes, 31 de enero de 2011

Califato Abasí


الخلافة العباسية
al-khilāfah al-‘abbāsīyyah
Califato Abasí de Bagdad
Age-of-caliphs.png 750–1258 Fatimid Islamic Caliphate.png
Ilkhanate in 1256–1353.PNG
Bandera de Califato Abasí
Bandera
Ubicación de Califato Abasí
El Califato Abasí hacia el 850.
Capital Bagdad
Religión Islam
Comendador de los creyentes
• 750–754 Al-Safar
• 1242–1258 Al-Musta'sim
Historia
• Establecido 750
• Disolución 1258
Moneda Dinar; dirhem


El califa Harún al-Rashid recibe a una delegación de Carlomagno. Pintura de Julius Köckert.
El Califato Abasí (llamado también abásida), fue la segunda dinastía de califas suníes (750-1258), sucediendo a la de los omeyas. También se conoce como Califato de Bagdad.
Los abasíes basan su pretensión al califato en su descendencia de Abbas ibn Abd al-Muttalib (566-652), uno de los tíos más jóvenes del profeta Mahoma. Muhammad ibn 'Ali, bisnieto de Abbás, comenzó su campaña por el ascenso al poder de su familia en Persia, durante el reinado del califa omeya Umar II. Durante el califato de Marwan II, esta oposición llegó a su punto culminante con la rebelión del imán Ibrahim, descendiente en cuarta generación de Abbás, en la ciudad de Kufa (actual Irak), y en la provincia de Jorasán (en Persia, actual Irán). La revuelta alcanzó algunos éxitos considerables, pero finalmente Ibrahim fue capturado y murió (quizás asesinado) en prisión en 747. Continuó la lucha su hermano Abdalah, conocido como Abu al-'Abbas as-Saffah quien, después de una victoria decisiva en el río Gran Zab en 750, aplastó a los omeyas y fue proclamado califa.
El sucesor de Abu al-'Abbás, al-Mansur, funda en 762 la ciudad de Madinat as-Salam (Bagdad), a la que traslada la capitalidad desde Damasco.
La época de máximo esplendor correspondió al reinado de Harún al-Rashid (786-809), a partir del cual comenzó una decadencia política que se acentuaría con sus sucesores. El último califa, al-Mu‘tasim, fue asesinado en 1258 por los mongoles, que habían conquistado Bagdad. Sin embargo un miembro de la dinastía pudo huir a Egipto y mantuvo el poder bajo el control de los mamelucos. Esta última rama de la dinastía se mantuvo hasta 1517 cuando los turcos otomanos conquistaron Siria y Egipto.

Orígenes

Hasta mediados del siglo VIII los abasíes habían dado poco de que hablar. Eran descendientes de Abbás, un tío del profeta Mahoma que no se había distinguido especialmente en los tiempos heroicos. Sus descendientes habían apoyado al califa Alí, y aunque no parece que mantuvieran relaciones cordiales con los omeyas, se habían establecido en Humayma, una pequeña aldea de Palestina.
Más allá de las sutilezas genealógicas, el factor fundamental fue que supieron sacar provecho de los principales grupos opuestos a los omeyas, que basaban su ideario en colocar en el califato a un miembro de la familia del profeta. A tal fin, los abasíes empezaron a tejer una conspiración en Kufa. Para no cometer los errores de revueltas anteriores se fueron a la región fronteriza de Jurasán, donde habían emigrado muchos árabes, enviando a Abú Muslim. Éste fue un personaje misterioso que proclamó que los omeyas habían traído la opresión, por lo que se necesitaba a un miembro de la familia del profeta para dirigir a la comunidad musulmana y vengar las atrocidades cometidas por los omeyas, sin revelar que el instigador de la revuelta era Ibrahim ben Muhámmad ben Alí, el cual esperaba en Humayna la evolución de los acontecimientos.
Mucha gente se unió al ejército de Abú Muslim. El resto es historia militar: el año 748, aprovechando la caótica situación que se vivía en el imperio de Marwan II, Abú Muslim conquista Merv, un año más tarde Kufa y poco después vence en la batalla del Zab. Entre tanto capturan a Ibrahim ben Muhámmad ben Alí y le matan, y cuando los rebeldes entran en Kufa, su sucesor, al-Saffah (750-754) fue proclamado califa.
Por fin el secreto de quién era ese sucesor había sido desvelado, y hay constancia de que a algunos les causó una gran decepción. Para contrarrestar esta pérdida de apoyos, al Saffah hizo todo lo posible por atraerse a los jefes militares que habían formado la espina dorsal del antiguo ejército omeya. Además, las circunstancias en las que se había producido la ascensión requerían contar con más apoyo, lo que quedó muy claro cuando a la muerte de al-Saffah, después de solo cuatro años de mandato, se planteó la cuestión sucesoria, que enfrentó a un hermano del fallecido, Abú Ya‘far, conocido como al-Mansur, con su tío Abdalah. La crisis se decidió por las armas y si Al-Mansur pudo proclamarse finalmente califa (754-775) fue gracias al decidido apoyo que le otorgaron Abu Muslim y sus jurasaníes. Pero aun así el nuevo califa no pudo permitirse el ser agradecido y ejecutó a Abu Muslim valiéndose de engaños. Luego, ante el temor de nuevas revueltas entre sus familiares mandó encarcelar a varios de sus tíos y matar a familiares y allegados. Durante su reinado mejoró la economía del país, alcanzó gran prosperidad, implantó el árabe como lengua oficial y las letras y las ciencias florecieron bajo su reinado. Fue el fundador de Bagdad, Madinat al-Salam. Murió cerca de la Meca durante la peregrinación.

Siglo VIII

A al-Mansur le sucede su hijo al-Mahdi (775-785), que supo mantener y aumentar el rico califato que heredó de su padre. Continuó con las mejoras iniciadas por su padre, mejorando la industria alimentaria y textil y la calidad de las viviendas. Mientras tanto, los bizantinos, aprovechando las luchas internas desde los inicios del califato abasí, fueron apoderándose de Siria, para que al final el califa enviara tropas obligando a la emperatriz Irene a firmar la paz y a pagar un tributo anual. En Jorasán, donde no se consolidaba el Islam, el guerrero al-Muqanna, con la idea de revivir los ideales persas, se enfrentó a los abasíes llegando a conquistar Trasoxania. Los ejércitos del califa lograron vencerle y Al-Muqanna se suicidó.
Al-Mahdi quiso que le sucediera su hijo menor, Harún, pero su primogénito no estaba de acuerdo y se enfrentó a su padre, que murió en el camino a la batalla contra su hijo. Le sucede entonces su primogénito, Musa al-Hadi, que tenía la intención de nombrar heredero a su hijo excluyendo de la línea sucesoria a su hermano Harún, pero murió antes de hacerlo. El celebérrimo Harún al-Rashid (786-809) es el califa abasí que mejor ilustra el apogeo de la dinastía. Se cuidó mucho de llamar a la yihad para extender el islam en Anatolia, aunque no avanzó demasiado. Se rodeó de gran lujo y boato, distanciándose de sus súbditos y se hacía llamar «la sombra de Alá en la tierra».
Tuvo que hacer frente a varias rebeliones: los jariyíes tomaron por dos veces Mosul pero fueron sometidos y el califa mandó derribar las murallas que la rodeaban. El emperador bizantino Nicéforo rehusó a pagar el tributo y tuvo que ser obligado a la fuerza. Los beréberes volvieron a rebelarse en Ifriqiya, y en Fez un rebelde llamado Idrís fundó el reino independiente de los idrisitas. Allí se dirigió un ejército de Ibrahim al-Aglab, que se sublevó en Túnez y fundó la dinastía de los aglabitas, con capital en Qayrawan (Kairuán). La mayoría de las revueltas se sofocaron con gran contundencia, por lo que se siguieron de un tiempo de calma. Se vivió un renacimiento cultural y se hicieron traducciones al árabe de textos griegos, persas y siríacos y basándose en esos conocimientos se realizaron grandes avances científicos. También alcanzaron gran auge la industria y el comercio.
En este momento se produce el inicio de la decadencia del califato. Provincias como Ifriqiya y al-Ándalus se fueron independizando poco a poco y en Samarcanda se sublevó Rafi ben Layt que, en poco tiempo, independizó la Transoxania. En Jorasán se sublevaron los jariyíes y el propio califa acudió para sofocar la revuelta, pero murió antes de llegar. Con todo, el aspecto más importante que marcó el califato de Harún al-Rasid fue la cuestión sucesoria. En el año 803, justo antes de asestar su formidable golpe contra los bamarkíes, el califa hizo públicos los términos en que habría de producirse la sucesión: uno de sus hijos, al-Amín, habría de convertirse en califa con el apoyo del ejército estacionado en Bagdad; su segundo hijo, Al-Mamún, habría de recibir la provincia de Jurasán, y aun cuando debía de prestarle fidelidad a su hermano su gobierno era independiente en la práctica. Apenas dos años después de la muerte de su padre, sus dos hijos se enzarzaron en una guerra civil de catastróficos resultados. El episodio culminante de esta guerra fue el asedio a Bagdad por parte de las tropas de al-Mamún (813-833), que se rindió en 813. Esta rendición no trajo el final de la guerra, que se alargó hasta el 819 por la decisión del califa de nombrar como heredero a Alí ben Musa, conocido como Al-Rida ('el elegido') por ser un descendiente directo de Alí. Al final, y por razones algo oscuras, el propio califa dio fin a la conflagración. Tras deshacerse de los elementos persas que hasta entonces conformaban su círculo político decidió regresar a Bagdad. Al-Rida fue «convenientemente» envenenado (es considerado mártir por los chiíes) y la autoridad central restituida.

Siglo IX

Las conmociones políticas con las que se inauguró el siglo IX no fueron las únicas que azotaron al imperio. Detrás de ellas, y a veces claramente interrelacionadas, existieron importantes convulsiones sociales que ahora se manifiestan con gran virulencia y extensión geográfica. Una de las razones de estas convulsiones fue la sombría situación de los campesinos. Sometidos a una fuerte presión tributaria, estaban obligados a pagar en dinero las cosechas, lo que significaba el venderlas a un precio más bajo cada vez que los agentes fiscales tenían la ocurrencia de aparecer por su aldea. La negativa o tardanza en el pago eran castigadas con una dureza ejemplar y la única salida que tenían era la huida de sus tierras, lo que provocaba que las comunidades se quedaran con menos miembros y con la misma cantidad a pagar.
En algunos casos las revueltas sociales adquirieron tintes de movimientos religiosos. Este es el caso de las revueltas que tuvieron como escenario Jurasán y que se basaron en el recuerdo de la carismática figura de Abú Muslim, que inspiró una doctrina de grupos conocidos con el nombre genérico de Jurrumiyya. Sus doctrinas le otorgaban a Abú Muslim el rango de profeta, negaban la resurrección, creían en la transmigración de las almas y predicaban la comunidad de mujeres, creencias directamente herederas del mazdakismo, el gran movimiento social y religioso que había conmocionado a la comunidad persa en el siglo VI.
Las conmociones sociales y políticas del siglo IX trajeron también el debilitamiento del antiguo ejército jurasaní que había llevado al poder a la familia abasí. El califato de al-Mamún presenció la subida de un miembro de la familia abasí que fue quien mejor supo darse cuenta de estos cambios, al-Mutasim. Este personaje alcanzó notoriedad gracias a su habilidad para rodearse de un ejército privado compuesto por unos pocos millares de soldados, en su mayoría turcos procedentes de territorios más allá de las fronteras del imperio.
Para sofocar las revueltas jariyíes de Jurasán, envió a un oficial de ejército, Tahid, que sofocó la revuelta y gobernó la zona con gran acierto para independizarse posteriormente. A su muerte, su hijo instauró en la zona la dinastía de los tahiríes (822). También tuvo que hacer frente a los chiíes de Kufa y Basora y favorecer a los muztalíes, cuyas ideas coincidían con su carácter intelectual. Esto provocó muchas tensiones, así como el arresto del imán Ahmad ibn Hanbal, fundador del hanbalismo, que se convirtió en un héroe para muchos. Al-Mamún intentó poner fin a estos descontentos renovando el pacto con los chiíes y nombrando al imán chií al-Rida su heredero. No gustó en Bagdad esta decisión y el pueblo se sublevó, proponiendo como candidato a Ibrahim, hijo de Al-Mahdi.
Muere el califa cuando se dirigía a enfrentarse con los bizantinos y le sucede su hermano Al-Mutasim (833-842). En este califato aumentaron las rebeliones internas y la inseguridad. Su guardia personal de confianza estaba formada por esclavos turcos que fueron subiendo en la escala de la administración, lo que causó la protesta de la población de Bagdad. Por ello se hizo construir una nueva capital, Samarra, a 100 km. de Bagdad, pero al contrario que ésta, no tuvo éxito. Los oficiales turcos fueron adquiriendo más poder, hasta el punto de que la vida del califa y el gobierno llegaron a depender de ellos. Algunos oficiales turcos (emires) se hicieron independientes y crearon sus propios estados. Además la vida de lujo que llevaba el califa tenía que ser pagada mediante extorsiones a funcionarios.
Le sucedió su hijo al-Watiq (842-847) y a éste su hermano al-Mutawakkil (847-861). Este último llevó a cabo un gobierno represivo. En el año 849 anuló los decretos que favorecían a los muztalíes y excarceló a los presos por motivos religiosos. Persiguió a los chiies y buscó apoyo en la ortodoxia, a la que concedió puestos de responsabilidad en la administración. Persiguió también a cristianos y judíos. Para huir de la presión turca mandó construir a las afueras de Samarra un grandioso palacio llamado al-Gafariyya, pero este cambio no evitó que fuera asesinado en 861, víctima de un complot de uno de sus hijos y varios oficiales turcos.
Esta muerte señalaba un cambio en las relaciones entre los califas y sus «esclavos» militares turcos. Durante el periodo anterior los califas habían sido capaces de ejercer un control absoluto sobre esos soldados, pero a medida que pasaba el tiempo, este poder iba disminuyendo. Durante los nueve años posteriores a este asesinato (861-870), el califato abasí quedó sumido en el caos más absoluto. Cuatro califas se sucedieron durante este periodo, todos asesinados y en un estado virtual de guerra civil.
Como consecuencia de la debilidad de poder abasí, la situación de los territorios del Islam cambió radicalmente. Esto supuso que cuando el califato pudo superar su crisis interna en los años posteriores a 870, ya no les fue posible mandar gobernadores a las provincias y esperar tranquilamente a que recaudaran los impuestos y mantuvieran el orden: ante el hecho consumado de que los poderes locales tenían una sólida implantación en sus provincias, los califas de Bagdad no tenían más remedio que hacer reconocer y conseguir que estos gobernantes locales mandaran las recaudaciones de su zona. Pero el proceso de desintegración era ya irreversible. De hecho, Áhmad ben Tulún (gobernador de Egipto nombrado en el 868) desafió más al gobierno extendiendo su dominio también a Palestina y Siria, donde gobernó 37 años.
Pese a tener todos estos elementos en contra, durante los 30 últimos años del siglo IX, el califato abasí experimentó una fugaz recuperación de la mano de al-Muwaffaq, que paradójicamente nunca ejerció como califa. Su logro fue aglutinar en torno a sí a los principales jefes del ejército turco. Con esta visón política, Al-Muwaffaq permitió que gobernara su hermano Al-Mutamid (870-892), aunque al final este califa fue relegado a un mero papel de comparsa. Ambos hermanos murieron uno después del otro en 891 y 892. Un hijo de Al-Muwaffaq conocido como al-Mutadid (892-902) fue proclamado califa. Sus años de gobierno estuvieron marcados por luchas en todos los frentes, que en algunos casos tuvieron éxito (Siria y el norte de Mesopotamia y Egipto). No fue así en el oriente de Irán, que pasó de ser de los safavíes a ser de los samaníes.
Pese a todo esto, a comienzos del siglo X, el califato abasí parecía haber recuperado sus tiempos de esplendor; incluso los samaníes (gobernadores independientes), tenían que reconocer la soberanía califal. Con todo, este momentáneo resurgimiento se debió al buen gobierno de unos pocos califas. En cuanto el poder pasó a manos de califas peor dotados todo este imponente edificio se derrumbó con pasmosa facilidad.

Organización del Imperio

Los abasíes, aupados en el poder por un movimiento que tuvo en el componente ideológico y el potencial militar sus principales bazas, pudieron imponer en un primer momento un alto grado de centralización en todo el imperio, con la excepción de al-Ándalus y el norte de África.
La pretensión de que los abasíes eran miembros de la familia del profeta legitimó totalmente la dinastía; así, no fueron criticados por la sucesión dinástica y solo se tuvieron que enfrentarse a los partidarios de la rama de Alí, que se sentían decepcionados con la forma de gobernar de los califas y anularon el pacto firmado con los abasíes. En estos enfrentamientos murió Muhámmad, el biznieto del profeta, que se hizo fuerte en Medina y su hermano Ibrahim, que se había sublevado en Basora. Aparte de la familia, los abasíes tuvieron un sólido apoyo: los mawali adscritos al linaje abasí que fueron empleados en la administración central y provincial. Algunos de los mawalis llegaron a formar familias de servidores de la administración. Los bamarkíes se hicieron legendarios en poder e influencia dentro de la administración, hasta que en 803 todo esto llegó a su fin. El califa Harún al-Rashid hizo que la familia cayera en picado, encarcelando a unos y matando a otros.
También fue de gran importancia la aristocracia militar, ya que el ejército pasó a organizarse por el criterio de la procedencia geográfica de la tropa, y no en ficticias afiliaciones tribales como en la época omeya. Hay cambios políticos de marcada influencia persa: los califas abasíes ostentaron la jefatura religiosa y política. Se rodearon de un gran ceremonial jerárquico que estaba supervisado por un chambelán, dejaron las tareas de gobierno en manos de un gran visir, con plenitud de poderes, que presidía un consejo formado por los jefes de los distintos diwan o departamentos administrativos.
Diwan al-harag: tenía a su cargo el erario del Estado, administraba los ingresos recaudados en los impuestos y tasas a los que estaba sometido el califato. Durante este periodo se generalizaron y gravaron los impuestos para todos los musulmanes (diezmo de sus cosechas) y sobre el resto de la población. También se gravaron las importaciones y exportaciones.
Diwan al-nafaqat: regulaba los gastos de palacio.
Diwan al-tawqid: se ocupaba de la correspondencia del califa.
Diwan al-barid: encargado de las comunicaciones oficiales y la información secreta.
Diwan al-shurta: tenía a su cargo el mantenimiento del orden. En las ciudades un jefe de policía, sahib al-shurta, estaba a cargo de los policías que mantenían el orden. Por otro lado, Al-Muhtasib se encargaba de la vigilancia en los mercados. En las provincias la autoridad la ostentaban un gobernador y un superintendente, con cierto grado de autonomía, pero controlados por el administrador de correos. Al conjunto de estos cambios los abasíes los llamaron "dawla" (revolución de la fortuna).

Desintegración

Es muy significativo que esta desintegración se produzca en el momento en que el Islam es asumido por la mayor parte de las poblaciones que habitan en la zona. Minoritaria hasta entonces, el Islam comienza a ser la religión predominante entre los pueblos indígenas conquistados por los árabes tres siglos antes. Esta propagación de la fe trajo mayor uniformidad ideológica, pero también se acentuaron las divisiones sectarias. La definitiva crisis del califato abasí se desarrolló entre los años 908 y 945. Durante este periodo cinco califas se sucedieron en Bagdad, de los cuales cuatro fueron depuestos por métodos violentos. Los sucesos y vaivenes políticos que jalonaron esta crisis fueron complejos. De hecho, fueron las intrigas de una facción de la burocracia civil las que permitieron que se proclamara califa a uno de los miembros más débiles y fácilmente manejables del linaje abasí, al-Muqtadir (908-932), cuyo gobierno estuvo controlado por los visires, de grupos rivales que luchaban por acaparar los recursos fiscales. El asesinato de este califa fue consecuencia de la crisis de poder central y desató de forma ya imparable la espiral de crisis interna.
La falta de recursos tenía unas raíces complejas. Para hacer frente a la recaudación fiscal, los califas echaban mano de los arrendatarios, familias que adelantaban una suma al califa (la estimación de lo que se podía recaudar en una determinada zona) y luego eran ellos los responsables de recaudar los impuestos a los ciudadanos. Estos arrendatarios normalmente daban menos de lo que en realidad recaudaban, por lo que acumularon grandes fortunas y explotaban como podían a los campesinos para reunir más ganancias. Atrapado el gobierno central por la necesidad imperiosa de hacer pagos, sobre todo a un ejército siempre dispuesto a rebelarse, tuvo que ceder ante las presiones y permitir a los militares que recaudaran ellos mismos los impuestos. Eso dio lugar a la concesión de iqtá (igar), que suponía la concesión de territorios en los cuales no podían ejercer su autoridad agentes del gobierno central, sino que el beneficiario recaudaba los impuestos y le enviaba al califa una cantidad fijada de antemano que no pasaba de ser una cantidad simbólica. Durante este periodo se hizo frecuente también la ilya o himaya, donde un campesino se ponía bajo la protección de un señor cediéndole sus tierras. Con ello los campesinos buscaban ponerse al amparo de las arbitrariedades de los agentes fiscales y de las convulsiones causadas por las guerras. En algunas zonas contribuyó a imponer una situación servil sobre las poblaciones rurales.
En enero de 946 Ahmad b. Buya hizo su entrada en Bagdad al frente de un victorioso ejército. El califa abasí de turno no tuvo más remedio que cederle el poder efectivo, poniendo fin a varias décadas de lucha en las cuales los jefes del ejército se habían hecho con todo el poder. Esta familia, los buyíes, eran oriundos de Daylam (al norte de Irán). Tres hermanos buyíes, Alí, Áhmad y Hasán supieron aprovechar este momento de debilidad y reclutaron un ejército formado por dalaymíes acumulando éxitos militares en todo su camino a Bagdad. Obligaron al califa a entregarles títulos grandilocuentes y a confiarles el gobierno de los territorios que habían conquistado. Tuvieron que establecer un sistema de iqtas y enrolar a turcos para su ejército, sistema que sobrevivió hasta la llegada de los selyuquíes. Uno de los rasgos que más ha llamado la atención sobre los buyíes es el hecho de que, a pesar del ser chiíes, no manifestaron ninguna predisposición contra el califato abasí y permitieran que sobrevivieran, aunque evidentemente reducido a un papel simbólico y que -paradójicamente- en este periodo pasaría a ser el punto de referencia espiritual de todos los musulmanes suníes.

Árbol genealógico de la familia abasí. En verde, los califas abasíes de Bagdad. En amarillo, los califas abasíes de El Cairo. Se incluye el parentesco de los abasíes con el profeta Mahoma, señalado en mayúsculas.
El califa abasí, que cada vez se apoyaba más en las tribus turcas, pidió ayuda a los selyúcidas para expulsar a los buyíes de Bagdad. En 1055 los selyúcidas conquistaron la ciudad y se aliaron con los abasíes. El califa, cuyo poder era nominal, nombró al jefe turco, Togrul-Beg Rey de Oriente y Occidente, y los turcos pasaron a ser soberanos del imperio. Gobernaban de forma represiva e intolerante con las diferentes ideas y religiones que gobernaban el califato, al que sumieron en una decadencia definitiva.
Los sucesores de la hegemonía abasí tuvieron que enfrentarse a más amenazas exteriores, como los hamdaníes (norte de Mesopotamia y parte de Siria), cuyos orígenes son una tribu árabe muy anterior que, coincidiendo con la crisis del califato, afianzó su linaje y se apoderó de Mosul, entrando en conflicto directo con los buyíes. A esto se unió la toma de Alepo (944) por Sayf al-Dawla. La rama que gobernaba en Mosul sobrevivió hasta el año 979, cuando fue eliminada por los buyíes. Su frontera con el imperio bizantino también fue conflictiva, aunque su final llegó con la llegada de los fatimíes.

Características del periodo de la dinastía abasí

El periodo de la dinastía abasí fue de expansión y colonización.
Crearon una gran y brillante civilización. Creció el comercio, florecieron las ciudades. Se hicieron extraordinarias realizaciones en arquitectura y artes en general.
Bagdad fue un gran centro comercial. Los cuentos de Las mil y una noches reflejan la vida esplendorosa de esta ciudad.
Hay una gran actividad intelectual: historia, literatura, medicina, matemáticas griegas con la inclusión del álgebra y la trigonometría, geografía, etc. Gran importancia de la jurisprudencia.
Con los abasíes en el poder, el último omeya se trasladó a Al-Ándalus, donde se arrogó el título de emir. Sus descendientes se secesionarían, creando un califato independiente.

Lista de califas abbasíes de Bagdad

  • 750-754 : Abu al-'Abbás al-Safar
  • 754-775 : al-Mansur
  • 775-785 : al-Mahdi
  • 785-786 : al-Hadi
  • 786-809 : Harun al-Rasid
  • 809-813 : al-Amin
  • 813-833 : al-Mamun
  • 833-842 : al-Mutasim
  • 842-847 : al-Wathiq
  • 847-861 : al-Mutawakkil
  • 861-862 : al-Muntasir
  • 862-866 : al-Musta'in
  • 866-869 : al-Mu'tazz
  • 869-870 : al-Muhtadi
  • 870-892 : al-Mu'tamid
  • 892-902 : al-Mu'tadid
  • 902-912 : al-Muqtafi
  • 912-932 : al-Muqtadir
  • 932-934 : al-Qahir
  • 934-940 : al-Radi
  • 940-943 : al-Muttaqi
  • 943-946 : al-Mustaqfi
  • 946-974 : al-Muti
  • 974-991 : al-Ta'i
  • 991-1031 : al-Al-Qadir
  • 1031-1075 : al-Qa'im
  • 1075-1094 : al-Muqtadi
  • 1094-1118 : al-Mustazhir
  • 1118-1135 : al-Mustarshid
  • 1135-1136 : al-Rashid
  • 1136-1160 : al-Muqtafi
  • 1160-1170 : al-Mustanjid
  • 1170-1180 : al-Mustadi
  • 1180-1225 : an-Nasir
  • 1225-1226 : az-Zahir
  • 1226-1242 : al-Mustansir
  • 1242-1258 : al-Musta'sim


Predecesor:
Califato Omeya
Califatos
750–1258
Sucesor:
Califato Fatimí
Sucesor:
Califato de Córdoba
Sucesor:
Iljanato

LOS CUARENTA HADICES Del Imán an-Nawawi


INTRODUCCION

Por hadices se conocen los relatos de la vida del profeta Muhammad (s.a.s.), ya se trate de sus palabras, de la descripción de sus actos o de sus reacciones ante los actos de sus discípulos.

Los hadices componen la Sunnah que es la conducta y comportamiento del Profeta Muhammad (s.a.s.). Los hadices se transmiten por tradición oral, a través de una cadena (silsilat) de relatores quienes atestiguaron que la transmisión y la tradición eran validas (riwayah). Esta cadena de transmisión llamada isnad es la que otorga legitimidad al hadiz, en ella figura de forma precisa la genealogía de la cadena de transmisores.

La Sunnah se convierte en un complemento del Corán al Karim, arrojando luz sobre como deben comportarse en la vida diaria los musulmanes. El propio Corán al Karim recuerda la importancia jurídica del Hadiz en varias de sus aleyas : “Obedeced a Alláh y a su Mensajero4:58, “...lo que el Mensajero os trae aceptadlo y absteneos de lo que os prohibe” 53 :3-4

El Profeta Muhammad (s.a.s.) no habló por capricho, sus palabras al igual que las de los profetas anteriores estaban inspiradas por Alláh, por lo que eran acogidas por la comunidad de musulmanes como expresión de la voluntad de Aquel que lo había enviado Hubo casos en los que el Profeta Muhammad (s.a.s.) decidía por si mismo sobre algunos temas utilizando su sentido común sin haber sido inspirado, en los casos en los que la decisión no era la más acertada, aparecía una nueva revelación que corregía al Profeta Muhammad (s.a.s.)

El Profeta Muhammad (s.a.s.) recibió algunas revelaciones de Alláh por medio de sueños o inspiraciones que eran transmitidas a los musulmanes, a estos relatos, se les denomina hadices qudsi

La importancia del hadiz reside en que el Profeta Muhammad (s.a.s.) no solo enseño, sino que tuvo la posibilidad de desarrollar su actividad profética en medio de una comunidad de creyentes.

En vida el Profeta Muhammad (s.a.s.) vedó la escritura de sus enseñanzas sobre todo por el peligro que suponía que se confundiese con el Corán al Karim, colocando los a la misma altura; sin embargo sus compañeros más allegados escribieron muchas de sus tradiciones, Hoy en día está comprobado que cerca de cincuenta compañeros del Profeta Muhammad (s.a.s.) o sahabas reunieron hadices. Esta manera de proceder del Profeta Muhammad (s.a.s.) estaba destinada a preservara el mensaje original del Corán al Karim y encauzar a los primeros musulmanes que se encontraban ávidos por conocer las fuentes de su Dín, para que las tradiciones orales no dieran lugar a mal interpretaciones y desvaríos. Esta situación se mantendría con los primeros califas. El califa ‘Umar por ejemplo no consideró conveniente codificar los hadices; porque pensaba que los nuevos musulmanes podían abandonar la suprema revelación del Corán al Karim en favor de los relatos del Profeta Muhammad (s.a.s.) de esta manera no se redactaron obras de hadices en los dos primeros siglos del Estado musulmán

El hadiz vino así, a completar los grandes enunciados del Corán al Karim, enseñando el modelo de conducta que debe de llevar todo buen musulmán a lo largo de su vida.

El hadiz se compone de dos partes la genealogía (Isnäd o Sánad) en la que se relata la línea de transmisión que parte de el Profeta Muhammad (s.a.s.) y desde el sahaba que lo registró, es muy importante la biografía de los miembros de la cadena de transmisión, ya que si se detectaba a alguien de conducta indigna, la cadena quedaba invalidada. La otra parte del hadiz es el texto (Matn) que puede presentar contradicciones entre los distintos autores, pero nunca en su significado Los hadices se recopilaron en colecciones llamadas Musannafat, los mas famosos fueron Bujari y Muslim, cada uno de ellos realizó un Sahih o recopilación, otras cuatro colecciones reciben el nombre de Sunan y sus autores fueron Abu Dawud, Thirmidhi, ibn Majah y al Nisa’i

Los musulmanes jamas citan el nombre del Profeta sin acompañarlo de bendiciones, él mismo lo indico en un hadiz que fue transmitido por Abu Huraira :

“No hagáis de mi tumba un lugar de festividades, mas invocad bendiciones sobre mi, pues vuestras bendiciones me llegaran desde donde quiera que estéis”

Las bendiciones se señalan por las abreviaturas que aparecen entre paréntesis (s.a.s.) sallá llahu ‘alaihi wa sallam que significa “ la paz y las bendiciones de Alláh caigan sobre él”. La estima a los compañeros del profeta también exige que tras su nombre también aparezca entre paréntesis una abreviatura en este caso (Ra) radiAlláhu ‘anhu que significa “Alláh esté satisfecho de él (‘anhu) o ella (ánha)

EL AUTOR

Abu Zakariya Yahya an-Nawani, el autor de esta recopilación de hadices, nació entre los diez primeros días del mes de Muharram en el año 631 de la Hégira (1.233 d.C.) en la localidad de Nawa, al sur de Damasco, Murió en el año 676 de la Hégira (1.277 d.C.) siendo enterrado en su ciudad de nacimiento.

Desde su más tierna infancia comenzó a estudiar el Corán Al Karim, actividad que compatibilizó con ayudar a su padre en el negocio familiar, que éste regentaba. A los 19 años se trasladó a Damasco para cursar estudios islámicos y realiza el Hayy en el año 651 de la Hégira (1253 d.C.). En el año 655 de la Hégira ( 1.257 d.C.) se convierte en el sucesor de Abu Shama en la ciudad de Asrafiyya, en la que se enseñaba sobre las tradiciones del Profeta (s.a.s.). Rápidamente adquiere una reputación se sabio, particularmente en la ciencia jurídica y con su Minhaj at Talibin se convierte en una de las más grandes autoridades de la Escuela Shafii. No obstante su obra más celebre es Riyad as Salihin, que reagrupa suras del Corán al Karim y hadices clasificados en distintos temas. También escribió un comentario sobre el Sahih de Muslim, además contribuyo a extender la Risala de Qushayri

Numerosos autores compusieron recopilaciones de aproximadamente cuarenta hadices, esta formula estuvo muy extendida, ya que se ofrecía un compendio de la Sunna en una obra popular y de fácil distribución. El origen mismo de estas recopilaciones se encuentra en un hadiz en el que el Profeta (s.a.s.) dice : “Aquel que preserva para mi Comunidad cuarenta hadices referentes a su Din, será situado por Alláh en compañía de los juristas y de los sabios, el Día de la resurrección”

1er. HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Relato el Emir de los creyentes Abu Hafs 'Umar Ibn Al-Jattab (Ra): He oído a Mensajero de Alláh (s.a.s.) que decía:

«Ciertamente las buenas obras dependen de las intenciones, y cada hombre tendrá según su intención; así, aquel cuya emigración fue por Alláh y su Mensajero, su emigración fue por Alláh y su Mensajero, y aquel cuya emigración fue por conseguir algún beneficio mundanal o por tomar alguna mujer en matrimonio, su emigración fué para aquello por lo que emigró.»

Bujari y Muslim

2º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


También relató 'Umar (Ra):

«Un día, cuando estábamos en compañía del Mensajero de Alláh (s.a.s.), se presento ante nosotros un hombre, con vestidos de resplandeciente blancura, y cabellos intensamente negros, al que no se le veían señales de viaje, y ninguno de nosotros le conocía. Se sentó ante el Profeta (s.a.s.) , y apoyando las rodillas contra sus rodillas, y poniendo las manos encima de sus muslos, dijo: "¡Oh Muhammad, háblame acerca del Islam!". El Mensajero de Alláh (s.a.s.), dijo: El Islam es: que atestigües que no hay mas Verdad que Alláh, y que Muhammad es el Mensajero de Alláh; que observes el Salat, que pagues el Zakat; que ayunes en el mes de Ramadán, y que peregrines la casa cuando puedas". Dijo el hombre: «Has dicho verdad». Entonces nos quedamos sorprendidos de que él le preguntara y después le dijera que había dicho la verdad, entonces dijo el hombre: "Háblame acerca del Imán" Dijo: Que creas en Alláh, en sus ángeles, en sus libros, en sus mensajeros, en el día final y que creas en el decreto divino, tanto de su bien como de su mal. Dijo el hombre: «Has dicho la verdad», y añadió: «Háblame acerca del Ihsan» dijo: Que adores a Alláh como si lo vieras, ya que, si no le ves, el te ve. Dijo el hombre: «Háblame acerca de la hora» Dijo: El preguntado no sabe de ella más de lo que sabe el que pregunta. Dijo el hombre: «Háblame de sus signos» Dijo: Cuando la esclava de a luz a su señora y cuando veas a descalzos, desamparados, pastores de ovejas, compitiendo en la construcción de altos edificios. Luego (el hombre) se marchó, y yo me quedé un rato. Después (el Profeta) dijo: Oh 'Umar, ¿Sabes quién era el que preguntaba? Dije: «Alláh y su Mensajero lo saben mejor». Dijo: Ciertamente ha sido Gabriel, que ha vendido para enseñaros vuestra religión».

Muslim

3er. HADIZ
bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Abu'Abd-ur-Rahman, 'Abdul-lah (Ra), hijo de 'Umar Ibn al-Jattab (Ra) cuenta que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) dijo:

«El Islam ha sido edificado sobre cinco pilares que no hay más Verdad que Alláh y que Muhammad es el mensajero de Alláh, observar el Salat, pagar el Zakat, peregrinar a la Casa y ayunar en el mes de Ramadán.»

Bujari y Muslim

4º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Relató Abu'Abd-ur-Rahman, Abdul-lah Ibn Mas'ud (Ra):

Nos ha relatado el Mensajero de Alláh (s.a.s.), siendo el verídico, digno de confianza: «Ciertamente que la creación de cada uno de vosotros, se reúne en el vientre de su madre: Durante cuarenta días en forma de un germen, luego es un coágulo por un período igual, después un pedazo de carne por un período igual y luego se le envía el ángel que sopla el espíritu en él, y se le encomiendan cuatro palabras (asuntos): Escribir su sustento, el plazo de su vida, sus obras y si será feliz o desgraciado; ¡por Alláh!, aparte de quien no hay otro Alláh, uno de vosotros obra como las gentes del Paraíso, hasta que no quede entre él y éste (paraíso) más que un brazo de distancia, entonces lo que ha sido escrito le alcanza, y obra como las gentes del fuego (Infierno) y entra en él. Y otro de vosotros obra como la gente del fuego (Infierno), hasta que no queda entre él y éste más que un brazo de distancia, y entonces le alcanza lo que ha sido escrito y obra como las gentes del Paraíso y entra en él.»

Bujari y Muslim

5º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Umm Abdul-lah 'Aishah (Ra) la madre de los creyentes cuenta que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) dijo:

«Quien innova en esté nuestro asunto, algo ajeno al mismo, será rechazado.»

Bujari y Muslim

En otra transmisión de Muslim: dice

«Quien procede en un hecho de un manera ajena a la nuestra, será rechazado.»


6º HADIZ
bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu'Adul-lah, an-Numan Ibn Bashir (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) dijo :

«Ciertamente, lo lícito es obvio y lo ilícito es obvio, y entre los dos hay asuntos dudosos acerca de los que mucha gente no sabe. Quien se guarda de los asuntos dudosos se purifica en su religión y en su honor, y quien cae en los asuntos dudosos, caerá en lo ilícito. Como el pastor que pasta alrededor de un prado vedado, casi pastando en él. Por cierto que todo rey tiene su vedado, ciertamente el vedado de Alláh es lo ilícito, y ciertamente en el cuerpo hay un pedazo de carne, que si está sano, sanará todo el cuerpo, y si se corrompe, se corromperá todo el cuerpo y, este es el corazón.»

Bujari y Muslim

7º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu Ruqayyah Tammim Ibn Aus ad Dariy (Ra), relató que el Profeta (s.a.s.), dijo:

«La religión es lealtad, dijimos, ¿a quién? » dijo: «A Alláh, a su libro, a su Mensajero, a los líderes de los musulmanes y a su gente.»

Muslim

8º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Ibn 'Umar (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) , dijo:

«Me ha sido ordenado luchar contra la gente, hasta que atestigüen que no hay más Verdad que Alláh, practiquen el Salat y paguen el Zakat. Si cumplen con esto, salvaguardan su sangre y sus bienes de mí, a menos que lo merezcan según el Islam, y el ajuste de cuentas es cosa de Alláh»

Bujari y Muslim

9º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu Hurairah Abdur-Rahman Ibn Sajr (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.), dijo:

«Lo que os he vedado, evitadlo, y lo que os he ordenado, cumplidlo cuanto podáis, pues lo que acabó con los anteriores a vosotros fueron sus exageradas interrogaciones y los desacuerdos con sus profetas.»

Bujari y Muslim

10º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Abu Hurairah (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) dijo:

«Cierto que Alláh es puro, y solo admite lo que es puro, y cierto que Alláh ordenó a los creyentes lo mismo que ordeno a los mensajeros.» Dice el Altísimo: «Oh Mensajeros, comed de lo bueno y obrar el bien» Y dice también: «Oh vosotros, los que creéis comed de las cosas buenas que os hemos proveído» Luego mencionó al hombre que va en largos viajes, despeinado y polvoriento, levantando sus manos hacia el cielo: «¡Oh Señor! ¡Oh Señor! Y su comida es ilícita, su bebida es ilícita, su vestimenta es ilícita, y se alimentó con lo ilícito, ¿cómo quiere que se le responda? »

Muslim

11º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

En un relato Abu Muhammad al Hassan Ibn ‘Ali Talib (Ra) nieto del Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo :

Aprendí de memoria del Mensajero de Allah (s.a.s.) : “Abstente de realizar lo que te ofrezca dudas y procura realizar lo que no te ofrezca dudas”

Tirmidi y al Nasal

12º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu Hurairah (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.), dijo:

«Una de las maneras más bellas que el hombre tiene de practicar el Islam consiste en dejar lo que no le concierne»

al-Tirmidi

13º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu Hamzah, Anas Ibn Malik (Ra) relató que el Profeta (s.a.s.) dijo:

«Ninguno de vosotros es un verdadero musulmán, hasta que no desee para su hermano, lo que quiere para sí mismo.»

Bujari y Muslim

14º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Ibn Mas'ud (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) , dijo:

«No es permitido derramar la sangre de un musulmán excepto en uno de estos tres casos: el casado que comete adulterio, vida por vida y el que deja su Dín y rechaza la comunidad

Bujari y Muslim

15º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu Hurairah (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.), dijo:

«Quien crea en Alláh y en el día final, que hable el bien o que se calle. Y quien crea en Alláh y en el día final, que sea generoso con su vecino. Y quien crea en Alláh y en el día final, que sea generoso con su huésped.»

Bujari y Muslim

16º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Relató Abu Hurairah (Ra)

“Que un hombre le dijo al Profeta (s.a.s.): «Aconséjame» Respondió el Mensajero de Alláh (s.a.s.): «No te enfurezcas.» El hombre insistió varias veces en su petición. El Mensajero de Alláh volvió a responderle : «No te enfurezcas.»

Bujari

17º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu la'La, Shadad Ibn Aus (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) dijo :

«Ciertamente, Alláh prescribió la benevolencia en todos los asuntos; entonces si matáis a un hambre matadlo bien y si degolláis a un animal , degolladlo bien. Así pues que cada uno afile su cuchillo y no haga sufrir al animal que sacrifica.»

Muslim

18º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Relataron Abu Darr, Yundub Ibn Yunadah (Ra) y Abu 'Abd al Rahman, Mu 'Az Ibn Yabal (Ra) que el Mensajero de Alláh (s.a.s.), dijo:

«Teme a Alláh dondequiera que estés, y después de un mal haz un bien para borrarlo y, trata a la gente con buen carácter.»

Al-Tirmidi

19º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu al-'Abbas, 'Abdul-lah Ibn 'Abbas (Ra), relató:

“ Un día estaba detrás del Profeta (s.a.s.), y me dijo: «¡Oh joven!, te voy a enseñar unas palabras: Guarda los mandatos de Alláh, y te guardará. Guarda los mandatos de Alláh y lo encontrarás ante ti. Si pides algo, pídelo a Alláh, y si necesitas ayuda, acude a Alláh, y conoce que si todo el pueblo se reúne para beneficiarte en algo, no te beneficiarán excepto en lo que Alláh ha escrito para ti, y si reúne para perjudicarte en algo, no te perjudicarán salvo en algo que Alláh haya escrito sobre ti. Las plumas se han levantado y las hojas se han secado.»

al-Tirmidi

Según otra versión:

«Salvaguarda a Alláh, lo encontrarás ante ti, acuérdate de Alláh en el bienestar y se acordará de ti en el apuro. Y conoce que lo que te ha fallado no podía haberte tocado. Y que lo que te ha tocado no podía haberte fallado. Y conoce la victoria con la paciencia, que el alivio viene con el apuro y que con la dificultad surge la facilidad.»

20º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Abu Mas'ud, 'Uqbah Ibn 'Amr al-Ansari al-Badri (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.), dijo:

«Entre las enseñanzas de la Profecía primordial que los hombres han retenido, están: Si no sientes vergüenza, haz lo que quieras.»

Bujari

21º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu 'Amr o Abu 'Amrah, Sufían Ibn Abdul-lah (Ra) dijo:

“ Dije: ¡Oh, Mensajero de Alláh!, dime algo del Islam para que no tenga que preguntar de ello a nadie más que a ti. Respondió el Profeta (s.a.s.): «Di creo en Alláh, después lleva una vida recta.»

Muslim




22º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Relató Abu Abdullah, Yabir Ibn 'Abdullah al-Ansari (Ra) que un hombre preguntó al Mensajero de Alláh (s.a.s.), diciéndole:

“ Cuéntame, si yo hiciera los cinco Salat, , ayunara el mes de Ramadán, tomara como modo de vida lo lícito y me prohibo lo que es ilícito, sin añadir nada a esto ¿Entraría en el paraíso? Respondió el Profeta (s.a.s.): «Sí» “

Muslim

23º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Abu Malik al-Hariz Ibn 'Asim al-Ash'ariy (Ra) cuenta que el Mensajero de Alláh (s.a.s.), dijo:

«At-Tuhur es la mitad de la fe (Imán «AL HAMDU LI-LLAH» (La alabanza a Alláh) llena la balanza «SUBHANAL-LLAH» y «AL HAMDU LI-LLAH» (gloria a Alláh y alabanza a Alláh), llenan el espacio entre el cielo y la tierra, la oración es luz, y la caridad es una evidencia, la paciencia es luminosidad, y el CORAN al Karim es argumento en pro o en contra de ti. Cada uno empieza su día siendo vendedor de si mismº liberándose o condenándose.»

Muslim

24º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu Darr al-Ghifariy (Ra),cuenta que el Profeta (s.a.s.) transmitiendo las palabras de su Señor dijo :

«Oh siervos míos: Ciertamente me he prohibido la tiranía, y la he prohibido entre vosotros; ¡así pues, no seáis injustos unos con otros!.» «Oh siervos míos: Todos estáis extraviados, salvo aquel a quien yo he guiado. ¡Así pues, pedid mi guía!, y os guiaré.» «Oh siervos míos: Todos sois hambrientos salvo aquel a quien le he dado de comer. ¡Así pues, pedid de mí el alimento!, y os alimentaré.» «Oh siervos míos: Todos estáis desnudos, salvo aquel a quien le he dado de vestir. ¡Así pues, pedid de mí la vestimenta!, y os daré de vestir.» «Oh siervos míos: Cometéis errores de noche y de día, y yo os perdono todas las faltas. ¡Así pues, pedid perdon de mí!, y os perdonaré.» «Oh siervos míos: No alcanzaréis mi perjuicio para perjudicarme, ni alcanzaréis mi beneficio para beneficiarme.» «Oh siervos míos: Si el primero de vosotros, y el último, y los humanos y los genios fueran tan piadosos como el corazón más piadoso de un hombre de vosotros, no añadiría nada a mi reino.» «Oh siervos míos: Si el primero de vosotros, y el último, y los humanos y los genios fueran tan libertinos como el corazón más libertino de un hombre de vosotros, no decrecería en nada a mi reino.» «Oh siervos míos: Si el primero de vosotros, y el último, y los humanos y los genios se reunieran en un mismo terreno, pidiendo de mí, y dando yo a cada uno su petición, no decrecería nada de lo que tengo, a menos que el mar decreciera si una aguja se introduce en él.» «Oh siervos míos: Ciertamente, son vuestras obras, las que os computo, y luego os las recompenso. Quien encuentra bien, que alabe a Alláh, y quien encuentre lo contrario, que no se reproche más que a sí mismo.»

Muslim

25º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Abu Darr (Ra) relató, que algunos de los compañeros del Mensajero de Alláh (s.a.s.), dijeron al Profeta (s.a.s.):

“ Oh Mensajero de Alláh, los ricos se han quedado con las recompensas, hacen el Salat como nosotros lo hacemos, ayunan como nosotros ayunamos, y en la caridad gasta lo que de sus bienes sobra. Respondió el Profeta (s.a.s.): «¿Acaso, Alláh no os puso nada para gastarlo en caridad?, pues, cada «Tasbihah» es caridad, cada «Takbirah» es caridad, cada «Tahmidah» es caridad, cada «Tahlilah» es caridad, ordenar las buenas obras es caridad, y prohibir los malos hechos es caridad; además, en cada acto sexual de uno de vosotros hay caridad.» Dijeron: Oh Mensajero de Alláh, ¿satisfaciendo uno de nosotros su deseo, merece una recompensa? Respondió el Profeta (s.a.s.): ¿Acaso, si lo satisface ilícitamente, no cometería una falta?, pues así, si lo satisface legalmente será recompensado.”

Muslim

26º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Abu Hurairah (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.), dijo:

«Hasta el último huesecillo que un hombre tiene, debe hacer caridad cada día que el sol salga: hacer justicia entre dos personas es caridad, ayudar a un hombre para subir su montura o cargarle su equipaje encima de ella es caridad, por cada paso que andas para ir a la oración hay caridad y quitar el daño del camino es una caridad.»

Bujari y Muslim

27º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

An-Nau-Was Ibn Sam'An (Ra) relató que el Profeta (s.a.s.), dijo:

«La virtud reside en un buen comportamiento, y la maldad es lo que se remueve dentro de ti y no te gusta que la gente lo descubra.»

Muslim

Wabisah Ibn Ma'Bad (Ra) relató que el Profeta (s.a.s.), dijo:

«¿Vienes para preguntar de la virtud?.» Dije Si. Dijo: «Consulta tu corazón y la virtud es aquello con lo que la persona se siente tranquila, y la maldad es lo que se remueve dentro de la persona y vacila en el pecho, a pesar de lo que opine la gente.»

Ahmad Ibn Hambal y al-Darimi

28º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Abu Nayih al 'Irbad Ibn Sariah (Ra) dijo:

El Mensajero de Alláh (s.a.s.),nos ha dado una exhortación por la cuál los corazones temblaron y los ojos lloraron. Dijimos ¡Oh. Mensajero de Alláh , parece un discurso de despedida, así pues aconséjanos. El Profeta (s.a.s.) respondió : «Os aconsejo temer a Alláh (subhana wa ta’ala), escuchar y obedecer aunque un esclavo os gobierne, ya que quien viva de vosotros vera muchas discrepancias. Así pues, seguid mi Sunnah y la sunnah de los califas rashidum que siguen la vía recta, aferraos a ellas, Tened cuidado con las cosas nuevas, ya que toda novedad es una bid’a y, cada innovación es un desvío, y todo desvío acabará en el Yaganna.»

Abu da'ud y al-Tirmidi

29º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

En un relato Mu'ad Ibn Yabal (Ra) dijo:

«Dije: Oh Mensajero de Alláh, que obra me lleva al jardín y me aleja del fuego». Respondió el Profeta (s.a.s.): «Has preguntado una cosa que es fácil para aquel a quien Alláh se lo facilita; no asocies nada a Alláh, observar el Salat, pagar el Zakat, ayunar en el mes de ramadán, peregrinar a la Casa». Luego dijo: «¿Quieres que te enseñe las puertas de la bondad?: el ayuno es protección, y la caridad apaga las faltas, tal como el agua apaga el fuego, y la oración del hombre en el seno de la noche». Después recitó la siguiente Sura: ALEJAN SUS COSTADOS DE LAS CAMAS PARA INVOCAR A SU SEÑOR CON TEMOR Y ESPERANZA Y DE LO QUE LES PROVEIMOS DAN. NADIE SABE EL CONSUELO QUE LES ESTA RESERVADO EN RECOMPENSA POR LO QUE HACEN.» ( Corán 32: 16-17)

Luego dijo: «¿Quieres que te cuente qué es la cabeza del asunto, su pilar y su cúspide?». Dije: «Por supuesto, Mensajero de Alláh». Dijo: «La cabeza del asunto es el Islam, su pilar es la oración y su cúspide es el Yihad.» Después dijo: «¿No quieres que te informe de la base de todo esto? ». Dije: «Por supuesto, Mensajero de Alláh». Entonces cogió su lengua y dijo: «Controla esto». Dije: Oh Profeta de Alláh, ¿seremos reprochados por lo que hablamos?. Dijo: «Que tu madre llore sobre ti Oh Mu'ad, ¿No serán los hombres precipitados al fuego de cabeza, por el solo hecho de haber proferido calumnias?».

al-Tirmidi

30º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu Za'laba al-Jushani, Yurzum Ibn Nashir (Ra), relató que el Mensajero de Alláh s.a.s.) dijo:

«Ciertamente, Alláh (subhana wa ta’ala) ha prescrito deberes, no los descuidéis, ha puesto límites, no los sobrepaséis, ha prohibido cosas, no las violéis y ha guardado silencio respecto a cosas por misericordia hacia vosotros y no por olvido, no las busquéis.»

al-Duraqutniy

31º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Abu al-'Abbas, Sahl Ibn Sa'd As-Sa'idi (Ra), relató que:

“ Vino un hombre al Profeta (s.a.s.) y dijo: Oh Mensajero de Alláh, indícame un hecho que si lo hiciese me amaría Alláh y me amaría la gente. El Profeta (s.a.s.) respondió : «Desapégate del mundo Alláh te amará, y no desees lo que la gente tenga, y la gente te amará.»

Ibn Mayah

32º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Abu Sa'id, Sad Ibn Malik Ibn Sinan al-Judrí (Ra), relató que el Mensajero de Alláh ( s.a.s.) dijo:

«No hagáis el mal y no devolváis el mal por el mal».

Ibn Mayah y Ad-Daraqutní

33º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Ibn'Abbas (Ra), relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) dijo:

«Si se le diera satisfacción a las demandas de las gentes, algunos exigirían los bienes y la vida de los demás. Por eso el demandante debe proporcionar la prueba y el acusado debe prestar juramento sobre su inocencia ».

Al-Baihaqui

34º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

En un relato Abu Sa'id Al-Judri (Ra) Dijo:

Oí al Mensajero de Alláh (s.a.s.), diciendo: «Quien de vosotros vea una mala acción, que intervenga con su mano, si no puede intervenir , que lo condene con su lengua, y si no pudiera con su lengua, entonces que lo desapruebe en su corazón, y esto es la mínima manifestación de la fe».

Muslim

35º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu Hurairah (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) dijo:

«No os envidiéis, no engañéis a los demás, no os odiéis, no os deis la espalda, no perjudiquéis a los demás en las ventas. Comportaos como hermanos, oh servidores de Alláh. El musulmán es hermano del musulmán, no debe ser injusto con él, ni abandonarle, no debe mentirle ni despreciarle. Aquí reside la piedad (taqua), señalando a su pecho tres veces. Despreciar a su hermano musulmán es tenido en cuenta como un mal. Todo musulmán es sagrado para otro musulmán; su sangre sus bienes y su honor.»

Muslim

36º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu Hurairah (Ra), relató que el Profeta (s.a.s.) dijo:

«Aquel que alivia a un creyente de una aflicción de este mundo, Alláh le aliviará su aflicción el Día de la Resurrección. Quien le facilita ayuda a un necesitado, Alláh le ayudará a él en esta vida y en la otra . Aquel que protege a un musulmán será protegido por Alláh en esta vida y en la otra. Alláh siempre socorre a su servidor, si esté ayuda a su hermano. Quien recorre una vía buscando en ella conocimiento, Alláh le facilitará un camino hacía el Paraíso. Cuando se reúne un grupo de personas en una casa consagrada a Alláh, recitando el Libro de Alláh (el Corán al Karim) y estudiándolo, la Sakina desciende inmediatamente sobre ellos, la Misericordia los cubre, los ángeles les rodean y Alláh los menciona a aquellos que están cerca de El, la nobleza de sus antepasados no será de ninguna ayuda en el Ajira.»

Muslim

37º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Ibn 'Abbas (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) dijo, refiriéndose a las palabras de su Señor (subhana wa ta’ala) :

«Ciertamente Alláh ha escrito las buenas y las malas acciones, luego ha aclarado esto: Quien se propuso hacer una buena acción, y luego no la hizo, Alláh ha escrito para él una buena acción como si la hubiese realizado, y si la intentó hacer y la hizo, Alláh la ha escrito para él desde diez hasta setecientas buenas acciones e incluso más, y si intentó realizar un mala acción y no la llevó a cabo, Alláh ha escrito para él una buena acción como si la hubiese realizado, y si la intentó realizar y luego la hizo, Alláh ha escrito una sola mala acción.»

Bujari y Muslim

38º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu Hurairah (Ra) relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) dijo:

«Alláh (subhana wa ta’ala) en verdad ha dicho: Ya declaro el yihad hacia aquel que ataque a uno de Mis Amigos (waly). La manera más excelente que Mi servidor tiene de acercarse a Mí es cumplir las obligaciones que Yo le he encargado. Mi servidor se acerca continuamente a Mí a través de obras meritorias hasta que Yo le amo y cuando Yo le amo, Yo soy su oído a través del cual oye. Yo soy su vista a través del cual percibe. Y soy su lengua con la que habla, Y soy su mano con la que atrapa, Yo soy su pie con el que camina. Y si Me solicita, Yo le concedo sin duda lo que pide, y si busca refugio en Mi, Yo le acordaré sin duda Mi protección.»

Al-Bujari

39º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Ibn 'Abbas (Ra), relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) dijo:

«Gracias a mí , Alláh ha perdonado a mi pueblo, las faltas que hayan cometido por error, por olvido o descuido y lo que hayan realizado bajo amenaza.»

Ibn Mayah y al-Baihaquí

40º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Ibn 'Ummar (Ra), relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.), le cogió por el hombro y le dijo:

«Se en esta vida como si fueras un extranjero o como alguien que va de paso.»

Ibn 'Ummar (Ra) , dijo:

«Si te llega la noche, no esperes que te llegue la mañana. Y si te llega la mañana no esperes que te llegue la noche. Reserva de tu salud para cuando estés enfermo, reserva tu vida para cuando estés muerto.»

Bujari


41º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim


Abu Muhammad 'Abdul-lah Ibn'Amr Ibn Al'As (Ra) relató que El mensajero de Alláh (s.a.s.), dijo:

«Ninguno de vosotros será creyente hasta que no someta sus pasiones a lo que yo he traído.»

Kitab al Huyyah

{obra compuesta por Abu Al Qasim Isma ‘il ibn Muhammad al Isfahani muerto en el 535 de la Hégira ( 1137 d.C.)}

42º HADIZ

bísmil-láhir-rahmánir-rahim

Anas relató que el Mensajero de Alláh (s.a.s.) dijo, refiriéndose a las palabras de su Señor (subhana wa ta’ala) :

«Alláh (subhana wa ta’ala) dijo: Oh hijo de Adán, siempre que me invoques y me ruegues te perdonaré las faltas que cometas y no me importa. Oh hijo de Adán aunque tus faltas alcanzasen lo más alto del cielo y luego me pidieras perdón, te perdonare. Oh hijo de Adán, aunque me vinieses con faltas del tamaño de la Tierra y luego te presentases ante Mí sin haberme asociado nada, te daré por igual el perdón.»

At-Tirmidi