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martes, 21 de junio de 2011

EL VIAJE NOCTURNO Y LA ASCENSIÓN (AL-ISRÂ WA L-MI‘RAŶ)

   La vigésimo séptima noche del mes lunar de Raŷab (este año coincide con mediados de septiembre) es aprovechada por los musulmanes para conmemorar uno de los sucesos más importantes y extraordinarios en la vida de Sidnâ Muhammad (s.a.s.): su Viaje Nocturno (Isrâ) que lo llevó en un instante de Meca a Jerusalén y la Ascensión (Mi‘râŷ) al más elevado de los cielos.
 
          Se designa con el término Isrâ el viaje nocturno que Allah hizo emprender al Profeta (s.a.s.) y que lo llevó desde la Mezquita Haram de Meca a la Mezquita Más Remota (al-Másŷid al-Aqsà), el Templo de Salomón en Jerusalén. Desde ahí, Sidnâ Muhammad (s.a.s.) ascendió por los diferentes cielos alcanzando alturas que no son dadas a imaginar ni a hombres ni a genios. Este segundo viaje en vertical recibe el nombre de Mi‘râŷ.
          La fecha exacta en que tuvo lugar tal acontecimiento es objeto de controversias. En general, se considera que sucedió en el décimo año después del comienzo de la Revelación del Corán, cuando los musulmanes vivían las horas más extremas de la persecución a la que los sometían los idólatras de Meca. Según Ibn Sa‘d, el Isrâ y el Mi‘râŷ ocurrieron dieciocho meses antes de la Hégira.
          Para la mayoría de los musulmanes, ese fabuloso viaje fue llevado a cabo por el Profeta en espíritu y cuerpo. De pensarse que lo realizó tan solo en espíritu, la cosa no sería tan sorprendente; pero la concurrencia del cuerpo es lo que lo hace verdaderamente excepcional.
          En sus Sahîh, al-Bujâri y Muslim narran las líneas generales del Isrâ y el Mi‘râŷ: El Profeta (s.a.s.) montó sobre un animal de naturaleza mística (al-Burâq), más grande que un asno pero menor a un mulo y cuyo paso alcanzaba los límites de la vista... Entró en la Mezquita al-Aqsà, y ahí realizó un Salât de dos rak‘as. A continuación, el Ángel Ŷibrîl le dio a elegir para beber de dos recipientes, uno contenía vino y el otro leche (el vino aún no había sido prohibido), y Muhammad (s.a.s.) escogió el que contenía leche. Ŷibrîl le dijo: “Has acertado en la naturaleza primordial (fitra)”. Después, Ŷibrîl lo condujo al primer cielo, luego al segundo, al tercero,... hasta el Azufaifo del Límite (Sidrat al-Muntahà), que marca el final del séptimo cielo y es la frontera para las criaturas. Muhammad (s.a.s.) avanzó, y Allah “le mostró lo que le mostró”... Durante esa Noche, fue impuesta a los musulmanes la práctica del Salât cinco veces al día. En un primer momento, fueron dictados cincuenta Salât-s, distribuidos a lo largo de la noche y el día, pero su número fue reducido finalmente al de cinco, valiendo cada uno de ellos por diez.
          Al día siguiente, una vez vuelto a Meca, el Profeta (s.a.s.) describió a la gente lo que acababa de vivir. Los idólatras se trasmitieron el relato y lo acogieron entre burlas. Incluso algunos lo desafiaron a describir los restos del Templo de Salomón, ya que había estado en él. Durante su visita a Jerusalén, Sidnâ Muhammad (s.a.s.) no se había fijado en los detalles, y no pudo responder al principio. Al-Bujâri y Muslim continúan su narración con las siguientes palabras del mismo Profeta: “Cuando los qurashíes me desmintieron, fui al interior del recinto de la Kaaba, y ahí Allah me hizo ver de nuevo el Templo de Jerusalén. Salí y se lo describí tal como había aparecido bajo mi mirada”. A pesar de ello, los idólatras siguieron afirmando que Sidnâ Muhammad (s.a.s.) mentía o había sido víctima de una alucinación.
          Los idólatras acudieron ante Abû Bakr, cuya sensatez y prudencia valoraban, y le contaron lo que andaba diciendo Muhammad, de quien se había convertido en seguidor. Esperaban que él se echara atrás y abandonara al Profeta, pero en lugar de ello, él dijo: “Yo digo que sus palabras son verdaderas, y lo sostendría aunque fuera más lejos en sus afirmaciones”. Por ello, Abû Bakr, que luego sería el primer califa del Islam, recibió el sobrenombre de as-Siddîq, el que confirma a Muhammad (s.a.s.).
          Ese mismo día, Ŷibrîl volvió a mostrarse a Muhammad (s.a.s.) y le detalló los actos que debían realizarse durante el Salât y su horario, quedando definitivamente establecido. Antes de esta institución, Sidnâ Muhammad (s.a.s.), siguiendo la tradición de Abraham, realizaba dos rak‘as al amanecer y otras dos al atardecer, en dirección hacia Jerusalén. Jerusalén siguió siendo la Qibla de los musulmanes durante algún tiempo, hasta que el Corán, tras la Hégira, ordenó orientarlo hacia la Mezquita Haram de Meca.
 
          A algunos investigadores les gusta subrayar el aspecto humano de la vida del Profeta mostrando que él no hacía caso a los milagros, que renegaba de ellos y rechazaba a los que le pedían que los realizara. Él afirmó que los milagros estaban fuera de su alcance. Esos investigadores se refieren, para probar la veracidad de sus afirmaciones, a versículos del Corán, como uno en el que Allah dice: “Los Signos sólo los tiene Allah” (6/109). El lector acaba creyendo que la vida del Profeta (s.a.s.) estuvo muy alejada de los milagros que Allah utiliza para ayudar y animar a Sus Profetas auténticos.
          Buscando las fuentes de estas afirmaciones observamos que proceden de ciertos orientalistas e investigadores extranjeros como Gustave Le Bon, Augusto Comte, Hume, Goldzeiher,... Razonaron de forma parecida para decir finalmente que cuando la fe entra en un alma, no son necesarios los milagros para confirmarla.
          Este punto de vista fue adoptado por musulmanes que usaron de todos sus medios para predicar y extender las ideas de esos extranjeros quienes, bajo el avance de la ciencia, consiguieron un gran éxito en Europa. Entre los musulmanes que se hicieron eco de las interpretaciones ‘científicas’ y ‘racionalistas’ aplicadas a la vida del Profeta podemos enumerar a Muhammad ‘Abdu, Muhammad Farid Waydi y Husain Haikal.
          Los que deforman las ideas y siembran la duda en los espíritus han encontrado en los escritos de esos musulmanes un material que les abre nuevos horizontes en su tentativa de apartar a los musulmanes del Islam dispensándolos de tener que recurrir a su antiguo método, el de la guerra abierta al Islam para la implantación de una sensibilidad ajena a sus principios.
          Se pusieron a divulgar ciertas cualidades del Profeta (s.a.s.) como el heroísmo, el genio, la autoridad,... haciéndolo en términos extremadamente elogiosos, insistiendo en los aspectos de su vida cotidiana que no tenían nada de extraordinario o milagroso. Querían con ello formar poco a poco en el espíritu de los musulmanes una nueva imagen del Profeta, la de un genio, un mentor de los hombres, o un héroe, pero nunca la de un profeta o un enviado de Allah. La profecía con sus cortejo de revelaciones, acontecimientos extraordinarios y aspectos misteriosos forma parte para esos pensadores de la mitología y las leyendas.
          El genio y el heroísmo, a diferencia de la profecía, no tienen nada de milagro o legendario, y pueden ser atribuidos sin problemas a un ser humano particularmente favorecido por la naturaleza. Por ello, era natural atribuir el origen y el crecimiento del número de personas y de naciones que respondieron a la llamada del Profeta al genio humano de Muhammad. Ello autorizaba llamar a los musulmanes “mahometanos”, seguidor de Mahoma, nombre de Muhammad en una deformación malintencionada.
          Intentemos desgajar la verdad en una investigación lógica y objetiva a fin de valorar la falsa imagen que esos pretendidos investigadores objetivos nos dan del Profeta.
          Si tenemos en consideración que la Revelación es el factor que más influye en la personalidad de Muhammad (s.a.s.) y en la sucesión de acontecimientos durante su vida, descubriremos que la Profecía (Nubuwwa) es su rasgo más eminente. Pero lo que sea la Profecía sobrepasa con mucho nuestro entendimiento, que solo puede basarse en datos objetivos, mientras que la Profecía es un acontecimiento interno de una envergadura colosal que sólo conocen los que la han vivido: los profetas. Se trata de una Revelación trastornadora que rompe con las leyes habituales reconocidas por los seres humanos. La negación de los acontecimientos extraordinarios en la vida del Profeta implica la negación de la Profecía y de la Revelación. Rechazar lo inexplicable es cuestionar la Profecía en sí misma. Algunos investigadores avanzan sus premisas sin osar declarar las conclusiones implicadas en ellas. Se limitan a eliminar de la personalidad del Profeta todo elemento sobrenatural para centrar la atención sobre su genio, su coraje y su diplomacia. Pero el resultado se deriva necesariamente de la premisa.
          Examinando la vida del Profeta (s.a.s.) y los sucesos que tuvieron lugar observamos que Allah realizó por medio de Su Mensajero un gran número de milagros que aceptamos pues nos han sido trasmitidos de un modo absolutamente cierto por una cadena de autoridades sobre las cuales se basa la Sunna, como el hadiz que relata la emanación de agua a partir de los dedos del Profeta (s.a.s.), recogido por al-Bujâri y Muslim en sus Sahîh y por Mâlik en su Muwatta. El Imam al-Qurtubi escribió: “La emanación de agua de entre los dedos del Profeta ha sido relatada por diferentes testigos y en diferentes circunstancias, respondiendo en todo a las exigencias y criterios de la ciencia”.
          El hadiz de la escisión de la luna, acontecimiento extraordinario que realizó Muhammad (s.a.s.) en respuesta la demanda de los idólatras, fue recogido por al-Bujâri en el capítulo relativo a los hechos de la vida del Profeta, y por Muslim en el capítulo que consagra en su libro al Día de la Resurrección, y también fue recogido por otros trasmisores de hadices. Ibn Kazîr afirmó: “Ese hecho prodigioso fue recogido en varias ocasiones y a partir de fuentes fiables”. Los críticos del hadiz son unánimes: ese milagro se produjo en tiempos de Muhammad (s.a.s.). Las fuentes de información son numerosas y variadas.
          Igualmente, el hadiz del Viaje Nocturno y la Ascensión está firmemente establecido. Los musulmanes están de acuerdo en que fue uno de los hechos más extraordinarios en la vida del Profeta (s.a.s.).
          Es extraño que los admiten entre las cualidades del Profeta tan sólo su genio (basado en hadices), ignoren deliberadamente los hadices perfectamente autentificados, si bien las obras de hadiz hacen una extensa referencia a esos sucesos. es evidente que quieren evitar el estudio de esos textos porque contradicen claramente sus  teorías.
          Sin duda, el término milagro (mu‘ŷiça) no es de valor absoluto, sino relativo y abstracto. Designa todo aquello que no es habitual, que está fuera de lo ordinario. Este concepto está sujeto a lo que se entiende por usual, a la evolución de la ciencia y al progreso de la cultura. Algunos fenómenos que antes pasaban por ser milagros son hoy hechos comunes. Lo que pasa desapercibido a ojos de una civilización desarrollada puede ser un milagro para una sociedad primitiva.
          En árabe, un milagro (mu‘ŷiça) es un hecho sorprendente, uno que despierta la admiración y conduce a la reflexión. Los planetas, el movimiento de los astros, la gravedad, son milagros. El hombre en sí mismo, su sistema nervioso, su circuito sanguíneo, su alma, son milagros. Lo que sucede es que, a fuerza de costumbre, esos milagros pierden su fuerza, y los hace familiares. De ahí que el término mú‘ŷiça se aplique fundamentalmente a lo nunca vista, lo que está fuera del cuadro de lo que resulta familiar, lo que realmente conmociona al hombre.
          Un poco de reflexión bastará para mostrar claramente al hombre que no resulta difícil al Creador del universo operar en él algunos cambios. El orientalista inglés William Johns es de la misma opinión al afirmar: “No es difícil al poder que ha creado el mundo añadirle una nueva regla o suprimir otra. La razón humana juzga en conjunto esa regla nueva como algo incomprensible, inconcebible, pero lo es mucho menos que la existencia misma del mundo”. Quiere decir que si el mundo no existiera y se le dijera a alguien que no cree en los milagros ni en los acontecimientos extraordinarios que un mundo como el nuestro iba a pasar a existir rechazaría la idea y su negación sería más categórica y radical que la del que niega otra cualquier  caso de milagro.
          El Profeta -Sidnâ Muhammad (s.a.s.)- fue víctima de las persecuciones que los qurashíes lanzaron contra los primeros musulmanes. Intentó buscarles refugio primero en una localidad próxima a Meca, en Tâif, pero tras un primer contacto con sus habitantes tuvo que volver a su ciudad tras sufrir un rechazo frontal. Los notables de Tâif lanzaron contra él a los niños y a los locos, para que lo apedrearan, y tuvo que buscar refugio en un huerto privado donde se desmoronó y reconoció ante Allah su debilidad y su falta de fuerzas para servirLe adecuadamente. Esta rendición de Muhammad (s.a.s.), poniéndose en Manos de Allah, renunciando a sus propios recursos, es lo que lo convirtió realmente en alguien idóneo para trasmitir el Mensaje de la Unidad de Allah y la subordinación de la existencia a Su Verdad. Muhammad (s.a.s.), al fracasar en Tâif, pensó que habría disgustado a Allah, pero era todo lo contrario. Acabó la invocación que dirigió a Allah con las siguientes palabras: “Pero si Tú no estás airado contra mí, nada tengo de lo que quejarme”.
          El Viaje Nocturno a Jerusalén y la Ascensión hasta el séptimo cielo fue la recompensa a ese abandono absoluto en Allah. Allah alzó a Muhammad (s.a.s.) -a causa de haber descubierto la verdadera magnitud de Allah en el sencillo acontecimiento que había tenido lugar en Tâif y a su sinceridad en él- por encima de todas las criaturas. Ese suceso extraordinario fue la demostración de que todos los sufrimientos anteriores, todas las persecuciones de las que fueron víctimas los musulmanes, no eran un mal signo, sino una senda sobre la que se depuraban de ataduras, incluso las que los ligaban a sí mismos, mostrándose en ello la Ley de Allah, Su Senda, la que han de seguir los que Le aman para hacerse merecedores de la Bondad Absoluta de Allah.
El hecho de que el Profeta (s.a.s.) emprendiera ese fabuloso Viaje Nocturno hacia Jerusalén y ésta fuera el punto de partida hasta las alturas más inaccesibles muestra claramente la importancia de la Mezquita Más Remota (al-Másŷid al-Aqsà). Ese centro espiritual de Jerusalén (que a su vez es ya de sí un centro espiritual) es el vórtice de la profecía. A él están asociados muchos de los grandes profetas mencionados en el Corán, y representa la coincidencia de todos ellos. Sidnâ Muhammad (s.a.s.) se suma a los profetas de la humanidad, y con ello, aceptándolos a todos, se pone a su cabeza y los integra en sí. En Muhammad pasa a estar unificada la humanidad entera a causa precisamente de su amplitud infinita. El corazón de Muhammad (s.a.s.) abarcó en ese instante el universo entero, y, aún con espacio para más, ascendió hasta más allá de lo dado a alcanzar a los seres humanos, los genios y los ángeles. El Viaje Nocturno y la Ascensión, sobre la linealidad de la historia y la verticalidad del espíritu, lo hicieron Sello de  todo lo que le había precedido y clave para todo lo que habría de venir después de él.
Eligiendo la leche prefiriéndola al vino ante Ŷibrîl, el Profeta (s.a.s.) hizo un gesto simbólico significando que el Islam es la senda de lo innato, dicho en otras palabras: el Islam está en armonía perfecta, en sus enseñanzas teóricas como en las prácticas, con las auténticas exigencias de la naturaleza humana. Nada del Islam es contrario a la naturaleza humana en su autenticidad, y podría decir que el Islam, para la naturaleza humana, es como si fuera un vestido cortado a su medida, particularmente adaptado. Esto explica la rapidez con la que se difundió.
El Viaje Nocturno (Isrâ) y la Ascensión (Mi‘râŷ) fueron cumplidos espiritual y corporalmente, y los musulmanes, en la antigüedad y ahora, está de acuerdo al respecto. En su comentario a Muslim, an-Nawawi afirma: “La verdad que reconocen la mayor parte de los pensadores musulmanes tanto antiguos como modernos es que el Profeta (s.a.s.) hizo efectivamente el Viaje Nocturno desplazándose corporalmente, y de esto dan fe todos los testimonios que han llegado a nosotros de modo que se trata de una evidencia que no se presta a equívoco alguno para el que investiga y estudia”. Por su parte, Ibn Haŷar, comentando a al-Bujâri, escribió: “El Viaje Nocturno y la Ascensión tuvieron lugar durante una misma noche, corporal y espiritualmente. Esto lo confirman una masa de especialistas en la crítica del hadiz, así como los pensadores musulmanes que se apoyan en acontecimientos ciertos y no oponen problemas racionales a las  evidencias”.
El hecho de que los idólatras qurashíes dieran tanta importancia a ese acontecimiento extrañándose y desmintiéndolo con fuerza, prueba su veracidad y su autenticidad. Si el Profeta (s.a.s.) hubiera presentado la cuestión como el resultado de una simple visión mística, no hubieran actuado de esa manera.
Los musulmanes recogen toda esta información contrastando las fuentes y deduciendo sus implicaciones, todo ello desde una mentalidad en la que se reconoce como posible la intervención de Allah trastocando las reglas que parecen gobernar el universo, todas las cuales son, también, creadas por Allah. Son suyas, y Él es Libre en Su dominio. El Corán mismo dice: “Inasible a la imaginación humana es Aquél que hizo viajar de noche a Su siervo desde la Mezquita Haram a la Mezquita Remota, para mostrarle Sus signos...”.
 
Del libro Fiqh as-Sira
Muhammad Said Ramadan al-Buti



lunes, 20 de junio de 2011

El mensaje

El mensaje

Mohammad, Mensajero de Dios
Akkad-Risalah Anthony Quinn.jpg


Anthony Quinn durante el rodaje.
TítuloThe Message
Ficha técnica
DirecciónMoustapha Akkad
GuionH.A.L. Craig
MúsicaMaurice Jarre
FotografíaJack Hildyard, Said Baker, Ibrahim Salem
RepartoIrene Papas, Anthony Quinn, Michael Ansara
Datos y cifras
País(es)Libia
Reino Unido
Líbano
Año1976
GéneroDrama
Compañías
ProductoraFilmco International Productions Inc.
El Mensaje, originalmente Mohammad, Mensajero de Dios (retitulada El Mensaje para la difusión en Estados Unidos) es una película de 1977 dirigida por Moustapha Akkad, una crónica de la vida y los tiempos del Profeta del Islam, Mohammad. Estrenada en el idioma árabe y en inglés, (Arábe: الرسالة - Inglés: Ar Risalah), El Mensaje es una introducción a los inicios de la Historia Islámica.












Anthony Quinn e Irene Papas durante el rodaje.

Argumento

La película sigue la época en que Mohammad desarrolla activamente su papel como profeta del Islam, a través de los primeros años en La Meca, cuando los musulmanes eran perseguidos, el éxodo a Medina y terminando con el regreso triunfal de los musulmanes a La Meca. Varios acontecimientos cruciales, como la Batalla de Badr y Batalla de Uhud son representados en la película, y la mayor parte de la historia se narra desde el punto de vista de individuos periféricos, tales como Hamza Ibn 'Abd al-Muttalib (el tío de Mohammad), Sufyan Abu, el líder de la Meca y Hind bint Utbah, un enemigo del Islam.


 Producción

Imagen islámica del Corán siendo revelado al profeta Mohammad durante la batalla.
Moustapha Akkad se enfrentó a la resistencia de Hollywood para hacer una película sobre los orígenes del Islam y tuvo que ir fuera de Estados Unidos para conseguir fondos para la producción de la película. La falta de financiación estuvo a punto de provocar el fin de la película cuando los inversores iniciales se retiraron, pero finalmente la financiación fue proporcionada por el presidente de Libia, Muammar al-Gaddafi. La película fue rodada en Libia y Marruecos. La producción tuvo cuatro meses y medio para construir las ciudades de La Meca y Medina tal y como aparecían en la época.




Mientras preparaba El Mensaje, Akkad consultó a religiosos islámicos, tratando de ser respetuoso hacia el Islam y sus puntos de vista sobre la imagen de Mohammad. El director veía la película como una manera de salvar distancias entre occidente y el mundo islámico, tal como afirmaba en una entrevista de 1976:

Hice la película porque es algo personal para mí. Dejando a un lado sus valores de producción como película, tiene su historia, su intriga, su drama. Además de todo esto creo que es algo personal, yo mismo soy un musulmán que vive en occidente, y sentí que era mi obligación, mi deber, decir la verdad sobre el Islam. Es una religión que tiene 700 millones de fieles, sin embargo, es tan poco lo que se conoce acerca de ella que ésto me sorprendió. Pensé que debería contar la historia que pudiera traer este puente, esta brecha hacia Occidente.
 
Akkad también filmó simultáneamente una versión en árabe de la película, con un elenco árabe para el público en el Oriente Medio, en la que el actor árabe Muna Wassef desempeñaba el papel de Hind. El director pensó que el doblaje de la versión en inglés no sería suficiente para el público árabe, dado que el estilo de interpretación es diferente del de Hollywood. Los actores se turnaban rodando cada escena en inglés y en árabe. Ambas versiones actualmente se venden juntas en algunos DVD.












 Descripción de Mohammad

right Mohammad en brazos de su madre en una miniatura turca. Ambos llevan el rostro velado, recurso utilizado en algunas ilustraciones orientales medievales para evitar la prohibición del arte islámico de representar a Mohammad y sus familiares más allegados.
De acuerdo con las creencias musulmanas, Mohammad no puede ser representado en la pantalla, ni su voz puede oírse. Esta norma se extendió a sus siete esposas, sus hijas y sus yernos. Esto condujo a que el tío de Mohammad, Hamza, protagonizado por Anthony Quinn, y su hijo adoptivo Zayid (Damien Thomas) acabaran siendo los personajes centrales. Durante las batallas de Badr y Uhud que se muestran en la película, Hamza estaba al mando nominalmente, a pesar de que la lucha real fue dirigida por Mohammad.




Cuando Mohammad estuviera presente o muy cerca, su presencia sería indicada por una suave música de órgano. Sus palabras eran repetidas por otra persona como Hamza, Zayid y Bilal. Cuando la escena requería su presencia, la escena se desarrollaba desde su punto de vista (cámara subjetiva), y los otros personajes asentían ante el diálogo no oído.



Reparto estadounidense
  • Anthony Quinn - Hamza


    Irene Papas - Hind

    Michael Ansara - Abu Sufyan

    Michael Forest - Khalid Bin Walid

    Johnny Sekka - Bilal

    Donald Burton - Amr bin Abbas

    Ewen Solon - Yasser

    André Morell - Abu-Talib

    Wolfe Morris - Abu-Lahab

    Rosalie Crutchley - Sumayyah

    Damien Thomas - Zaid






    Anthony Quin, Irene Papas, Moustafa Akkad, Muna Wassef y Abdulá Gaith.

Reparto árabe

  • Abdullah Gaith - Hamza
  • Muna Wassef - Hind

 Premios y nominaciones

La película fue nominada al Oscar a la mejor banda sonora original en 1977 por la música de Maurice Jarre.[2]

 Notas y referencias

 

 Enlaces externos



martes, 14 de junio de 2011

Día de la madre: La madre en el Islam


Honrar a nuestra madre 
Dice Al-lah (lo que se interpreta en español):
·         {Adorad a Al-lah y no Le asociéis nada. Sed benevolentes con vuestros padres, parientes, con los huérfanos, pobres, vecinos parientes y no parientes, el compañero, el viajero insolvente y con vuestros esclavos. Al-lah no ama a todo arrogante jactancioso.} [Corán 4:36]
·         {Tu Señor Ha Ordenado que no adoréis sino a Él y que seáis benévolos con vuestros padres. Si uno de ellos o ambos llegan a la vejez, no seáis insolentes con ellos y ni siquiera les digáis: ¡Uf! Y háblales con dulzura y respeto.} [Corán 17:23]
Se narró que Abu Huraira, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “Vino un hombre ante el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y dijo: ‘Oh, Mensajero de Al-lah, ¿quién de entre las personas es más merecedor de mi buena compañía?’ Él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: ‘Tu madre’. Él (hombre) preguntó: ‘Luego, ¿quién?’. Él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: ‘Tu madre’. Él (hombre) preguntó: ‘Luego, ‘¿quién?’ El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: ‘Tu madre’. Él (hombre) preguntó: ‘Luego, ¿quién?’ El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: ‘Luego tu padre’”. [Bujari y Muslim]
Ibn Hayar dijo: “Ibn Battal dijo: ‘Lo que esto significa es que la madre debe ser honrada tres veces más que el padre. Eso es debido a las dificultades del embarazo, luego dar a luz, luego amamantar. Estas son dificultades que solo son experimentadas por la madre, luego el padre comparte con ella en la crianza del niño. Esto también es indicado en el aiah (que se interpreta en español): {Le Hemos Ordenado al hombre ser benevolente con sus padres. Su madre le lleva [en el vientre] soportando molestia tras molestia, y su destete es a los dos años…} [Corán 31:14]
Por lo tanto, la recomendación de ser obedientes y buenos se refiere a ambos padres, pero la parte de la madre es mayor debido a las tres cosas mencionadas anteriormente. Al Qurtubi dijo: “Lo que esto significa es que la madre merece una mayor parte de la honra de su hijo, y sus derechos tienen prioridad sobre del del padre en caso de que se tenga que elegir. ‘Iad dijo: ‘La mayoría de los eruditos tenían la opinión de que la madre tiene preferencia sobre el padre en términos de honrar a nuestros padres. Y se dijo que ambos deben ser honrados igualmente, y esto fue narrado por alguien de Malik, pero la primera opinión es la correcta”. (Fath Al Bari, 10/402)
De hecho, incluso si la madre es una mushrikah (politeísta), la sabia y pura Shari’ah del Islam anima a mantener los lazos familiares con ella. Se narró que Asma’ bint Abu Baker, que Al-lah Esté complacido con ambos, dijo: “Mi madre vino a visitarme en el tiempo del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y ella era una mushrikah. Le consulté al Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, diciendo: ‘Mi madre ha venido a visitarme con algún propósito, ¿debo mantener los lazos de familiares con mi madre?’.Él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: ‘Sí, mantén los lazos familiares con tu madre’”. [Bujari]
La madre en los paises no musulmanes
Quienes estudian la situación de las familias en general y de las madres en particular en las sociedades no musulmanas, escucharán y leerán sobre cosas extrañas. Difícilmente puedes encontrar una familia completa cuyos miembros se mantengan en contacto unos con otros, menos aún para reunirse y conversar a menudo. 
Como algunso observadores en países musulmanes han dicho: “En los mercados o las calles puedes ver una madre y su hijo o hija, o un padre y su hijo o hija, pero rara vez verás a una familia completa ir de compras o caminar por las calles”.
Cuando el padre o la madre llegan a la vejez, el mejor de sus hijos se apresura a ponerlos en asilos de ancianos. Muchos de estos ancianos no quieren estar en estos lugares y manifiestan claramente su frustración. Eso es debido a que todos ellos están viviendo en la miseria, la angustia y el dolor por la forma en que han terminado y la forma en que sus hijos los han abandonado en el tiempo en que más los necesitan.




martes, 7 de junio de 2011

40 Hadices del Profeta Muhammad (s.a.s)



Dijo el Mensajero de Dios, que la paz y la salat de Al-lâh sean sobre él:
1- Todo aquel que desee ser protegido por Al-lâh de los tormentos del Día del Juicio Final, que alivie a una persona
necesitada o suprima la deuda de éste. (Muslim, Qasama, 32)
2- No hay ningún hombre que visite a un enfermo por la tarde y setenta mil ángeles le envíen bendiciones hasta que
llegue la tarde, y él tendrá un jardín en el Paraíso. Si él lo visita por la tarde, setenta mil ángeles le envían bendiciones
hasta que se aproxime la mañana, y él tendrá un jardín en el Paraíso. (Abu Dawud, Yanaiz, 7; Tirmizi, Yanaiz, 2)
3- Al-lâh ha dividido la piedad en cien partes. Conservó noventa y nueve partes para Sí y envió una parte a la Tierra. A
través de esta parte restante, toda la creación muestra misericordia de manera reciproca, incluso la yegua que levanta su
casco a la hora de amamantar a su potro para no pisotearlo. (Bujari, Adab, 19; Tirmizi, Da’awat, 107)
4- Los creyentes, en su amor, amabilidad y compasión mutuos, son como el cuerpo humano: cuando una de sus
extremidades está enferma, todo él se desvela y sufre calentura. (Bujari, Adab, 27; Muslim, Birr, 66)
5- La mejor casa entre los musulmanes es aquella en la que se trata bien a un huérfano. La peor casa entre los
musulmanes es aquella en la que se trata a un huérfano mal. (Ibn Maya, Adab, 6)
6- Un musulmán es el hermano de un musulmán; no es injusto con él ni lo entrega a su enemigo. Aquel que interviene
para remediar las necesidades de su hermano verá cómo Al-lâh interviene para remediar las suyas. Aquel que resuelve
un problema a un musulmán verá cómo uno de sus problemas es resuelto por Al-lâh en el Día del Juicio Final. Aquel que
disculpa la falta de un musulmán verá sus faltas disculpadas por Al-lâh en el Día del Juicio Final. (Bujari, Mazalim, 3;
Muslim, Birr, 58)
7- Aquel que cree en Al-lâh y en el Último Día no debe causar molestias a su vecino; aquel que cree en Al-lâh y en el Último
Día hará los honores a su invitado; aquel que cree en Al-lâh y en el Último Día debe hablar sin malicia o guardar silencio en
absoluto. (Bujari, Adab, 31; Muslim, Iman, 74)
8- Quien esté despojado de compasión, es privado de toda la piedad. (Muslim, Birr, 75)
9- Aquel que no tiene compasión por nuestros niños ni reconoce la honra debida a nuestros mayores, no es uno de
nosotros. (Tirmizi, Birr, 15)
10- Si alguien posee estas tres características, Al-lâh le facilitará el acceso al Paraíso: gentileza hacia el débil, afecto
hacia los padres y amabilidad para con los sirvientes. (Tirmizi, Qiyama, 49)
11- Una persona fuerte y valiente no es una persona que puede luchar. Una persona fuerte es la que puede controlarse
cuando esta enojada. (Bujari, Adab, 76; Muslim, Birr, 107)
12- Mientras un hombre iba caminando, se sintió muy sediento. Vio un pozo, se acercó al mismo, y bebió un poco de agua.
Luego regresó a su camino y vio un perro jadeando y comiendo de la suciedad. El hombre se dijo: «Este perro tiene tanta
sed como yo tenía hace un rato». Entonces volvió al pozo, tomó un poco más de agua y llenó su zapato. Él llevó su zapato en
la boca y dio de beber al perro. Al-lâh fue magnánimo con él y le perdonó. (Bujari, Adab, 27; Muslim, Salam, 153)
13- Al-lâh el Omnipotente tiene piedad solo de aquellos que tienen piedad de los demás. Tened piedad de aquellos en la
Tierra, de modo que aquellos en el Cielo tengan piedad con vosotros. (Tirmizi, Birr, 16; Abu Dawud, Adab, 66)
14- No he sido enviado para maldecir a la gente, sino como misericordia. (Muslim, Birr, 87)
15- Si un joven es amable con un anciano en consideración a su edad, Al-lâh designa a alguien para que le honre en su
vejez. (Tirmizi, Birr, 75)
16- Si un musulmán planta un árbol o siembra una semilla, y luego un ave, o una persona o un animal comen de ello,
es entonces una caridad (sadaqa) para él. (Muslim, Musaqat, 12)


17- Del dinar (dinero) que gastas en la causa de Al-lâh, del dinar que empleas para liberar a un esclavo, del dinar que das
por caridad al pobre y el dinar que empleas en tu familia, el que mejor será recompensado es aquel que empleas en tu
familia. (Muslim, Zakat, 39)
18- Alejados del Fuego, incluso (dando) una mitad de un dátil y si no tenéis ni eso, (protegeos) diciendo una
agradable, una buena palabra. (Muslim, Zakat, 67)
19- Si vosotros no cometieseis pecados, Al-lâh os destruiría y os habría sustituido por otra gente que ha cometido pecados
y luego ha pedido perdón de Al-lâh, y Él les habría concedido el perdón. (Muslim, Tawba, 9; Tirmizi, Da’awat, 105)
20- El Arcángel Gabriel, la paz sea con él, me indicaba continuamente cuán importante es hacer el bien en relación a
mi vecino, hasta que pensé que iba a contarme que poseían una parte de la herencia de uno a su vez. (Bujari, Adab, 28;
Muslim, Birr, 140)
21- Aquel que tiene tres hijas o hermanas, o quizás dos hermanas o dos hijas, y es compasivo y piadoso con ellas y se
preocupa por ellas, educándolas, cuidándolas y favoreciendo que contraigan matrimonio, entrará en el Paraíso. (Abu
Dawud, Adab, 130; Tirmizi, Birr, 13)
22- Un creyente no es criticón o grosero, obsceno o soez. (Tirmizi, Birr, 48)
23- Aquel que ve a alguno de sus padres durante su vejez o ve a ambos, pero no puede entrar en el Paraíso, ¡Déjalo ser
humillado en el polvo! ¡Déjalo ser humillado en el polvo! ¡Déjalo ser humillado en el polvo! (Muslim, Birr, 9; Tirmizi,
Da’awat, 110)
24- Al-lâh, el Bendito y Ensalzado, dijo: Mi amor es ineludible hacia aquéllos que se aman por Mí, y hacia aquéllos que se
reúnen por Mí, y hacia aquellos que se visitan los unos a los otros por Mí, y que gastan y otorgan generosamente el uno
con el otro por Mí. (Muwatta, Shi’r, 16)
25- El más hermoso acto de bondad de una persona es tratar amablemente a los amigos queridos de su padre
después de su muerte. (Muslim, Birr, 11; Tirmizi, Birr, 5)
26- Aquel que cuida y trabaja para una viuda y para una persona pobre, se asemeja a alguien que lucha por la causa de
Al-lâh o a una persona que ayuna durante el día y reza toda la noche. (Tirmizi, Birr, 44)
27- No desdeñes realizar ni siquiera una ínfima parte de lo bueno, incluso saludar a tu hermano con una sonrisa alegre
en tu rostro. (Muslim, Birr, 144)
28- Administrar justicia entre dos personas es Sadaqa. Ayudar a un hombre a montar a caballo sobre su animal, o
ayudarle a cargar su equipaje sobre el mismo es Sadaqa, y decir una palabra buena es Sadaqa; y cada paso que das
hacia la oración es Sadaqa, y quitar cosas perjudiciales del camino es también Sadaqa. (Bujari, Sulh, 33; Muslim, Zakat,
56)
29- En verdad os digo que vuestros sirvientes y esclavos son vuestros hermanos —y hermanas—. Los que
poseen esclavos deben darles de lo que comen y visten. No han de cargarles con más trabajo del que son capaces de
hacer. Si tenéis que asignarles duros trabajos, en cualquier caso os aconsejo que les ayudéis. (Bujari, Adab, 44;
Muslim, Ayman, 40)
30- El más perfecto creyente en materia de fe es aquel cuyo comportamiento es excelso; y los mejores de vosotros son
aquellos que se comportan de manera excelente con sus esposas. (Ibn Maya, Nikah, 50; Darimi, Nikah, 55)
31- Se amable, siempre que la bondad se haga una parte de algo, lo embellece y siempre que sea eliminada de algo, lo
deja deslustrado y sin brillo. (Muslim, Birr, 78; Abu Dawud, Adab, 11)
32- Ninguno de vosotros será un verdadero creyente hasta que no desee para su hermano lo que desea para sí mismo.
(Bujari, Iman, 6; Muslim, Iman, 71)
33- Teme a Al-lâh dondequiera que estés. Haz el bien inmedia¬ta¬mente después de un acto pecador para así eliminarlo,
y siempre pórtate bien con la gente. (Tirmizi, Birr, 55)
34- No extendáis el odio o la envidia entre vosotros y no confabuléis entre sí. Mejor dicho, Oh siervos de Al-lâh, ¡sed
hermanos! Ningún musulmán puede mantenerse ofendido por su hermano no más de tres días. (Bujari, Adab, 57-58)
35- Al-lâh no tiene piedad de aquellos que no tienen piedad de otros. (Muslim, Fadail, 66; Tirmizi, Birr, 16)

36- Facilitad las cosas y no las compliquéis. Dad buenas nuevas a la gente, pero no les ahuyentéis. (Bujari, Ilm, 12;
Muslim, Yihad, 6)
37- Un creyente en relación con otro creyente es como una pared de ladrillos, una firme pared en la que se apoyan el uno
al otro. (Nasai, Zakat, 66)
38- Si alguien busca refugio en Al-lâh, dadle el refugio. Si alguien pide en nombre de Al-lâh, dadle algo. Si alguien os hace
un favor, reembolsadlo. Si no podéis encontrar nada para reembolsarlo, rezad por él de modo que penséis que
vosotros habéis correspondido su favor. (Nasai, Zakat, 72; Abu Dawud, Zakat, 38)
39- Siempre di la verdad, ya que esta dirige a la piedad absoluta y la piedad conduce al Paraíso. Aquellos que siempre
dicen y persiguen la verdad son registrados por Al-lâh como veraces. No mientas, ya que esto te dirige a la
pecaminosidad y la pecaminosidad conduce al Fuego del Infierno. Aquellos que siempre dicen mentiras son registrados
por Al-lâh como mentirosos. (189 Bujari, Adab, 69; Muslim, Birr, 105; Abu Dawud, Adab, 80)
40- Soy Muhammad, Ahmad («El alabado») y Muqaffi («El Último Profeta»); soy Asir («El último Profeta ante cuya
presencia los muertos serán resucitados»); el Profeta del arrepentimiento (el Profeta para quien la puerta del
arrepentimiento siempre quedará abierta), y el Profeta de la misericordia. (Ibn Hanbal, 4:395; Muslim, Fadail, 126)