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lunes, 17 de enero de 2011

Averroes




Detalle del fresco de Andrea de Bonaiuto El triunfo de Santo Tomás, con la imagen sentada en reposo y pensativa de Averroes, apoyado posiblemente en algún libro de Aristóteles.
Averroes (latinización del nombre árabe Ibn Rushd) es el nombre por el que se conoce en la tradición occidental a Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd (en árabe أبو الوليد محمد بن أحمد بن محمد بن رشد) (Córdoba, Al-Ándalus, 1126 – Marrakech, 10 de diciembre de 1198), filósofo y médico andalusí, maestro de filosofía y leyes islámicas, matemáticas, astronomía y medicina. Su nombre también puede encontrarse transliterado como Averroës o Averrhoës.


Estatua de Averroes en Córdoba

Biografía

Averroes proviene de una familia de estudiosos del derecho. Su abuelo fue juez principal de Córdoba bajo el régimen de los almorávides. Su padre mantuvo la misma posición hasta la llegada de la dinastía almohade en 1146. El propio Averroes fue nombrado cadí de Sevilla sirviendo en las cortes de Sevilla, Córdoba y Marruecos durante su carrera.
Escribió comentarios sobre la obra de Aristóteles (de ahí que fuera conocido como «El Comentador») y elaboró una enciclopedia médica. Jacob Anatoli tradujo sus obras del árabe al hebreo en los años 1200. Sus escritos influyeron en el pensamiento cristiano de la Edad Media y el Renacimiento. En su más importante obra Refutación de la refutación (Tahafut al-tahafut), defiende la filosofía aristotélica frente a las afirmaciones de Al-Ghazali de que la filosofía estaría en contradicción con la religión y sería por lo tanto una afrenta a las enseñanzas del Islam.
A finales del siglo XII una ola de fanatismo invade Al-Ándalus después de la conquista de los Almohades y es desterrado y aislado en la ciudad de Lucena, cerca de Córdoba, prohibiéndose sus obras. Meses antes de su muerte, sin embargo, fue revindicado y llamado a la corte en Marruecos. Muchas de sus obras de lógica y metafísica se han perdido definitivamente como consecuencia de la censura. Gran parte de su obra sólo ha podido sobrevivir a través de traducciones en hebreo y latín, y no en su original árabe. Su principal discípulo fue Ibn Tumlus (Alcira, provincia de Valencia, 1164-1223), quien le había sucedido como médico de cámara del quinto califa almohade Al-Nasir.

Filosofía del conocimiento

La noética de Averroes, formulada en su obra conocida como Gran comentario, parte de la distinción aristotélica entre dos intelectos, el nous pathetikós (intelecto receptivo) y el nous poietikós (intelecto agente), que permitió desligar la reflexión filosófica de las especulaciones míticas y religiosas.
Averroes se esforzó en aclarar cómo piensa el ser humano y cómo es posible la formulación de verdades universales y eternas por parte de seres perecederos.
El filósofo cordobés se distancia de Aristóteles al subrayar la función sensorial de los nervios y al reconocer en el cerebro la localización de algunas facultades intelectivas (imaginación, memoria...).
Averroes sitúa el origen de la intelección en la percepción sensible de los objetos individuales y concreta su fin en la universalización, que no existe fuera del alma (el principio de los animales): el proceso consiste en sentir, imaginar y, finalmente, captar el universal.
Ese universal tiene, por lo demás, existencia en cuanto que lo es por aquello que es particular. En cualquier caso, es el intelecto o entendimiento el que proporciona la universalidad a lo que parte de las cosas sensibles.
Así las cosas, en su obra Tahâfut, expone la necesidad de que la ciencia se adecue a la realidad concreta y particular, pues no puede existir conocimiento directo de los universales.
La concepción del intelecto en Averroes es cambiante, pero en su formulación más amplia distingue cuatro tipos de intelecto, es decir, las cuatro fases que atraviesa el entendimiento en la génesis del conocimiento: material (receptivo), habitual (que permite concebirlo todo), agente (causa eficiente y formal de nuestro conocimiento, intrínseco al hombre y que existe en el alma) y adquirido (unión del hombre con el intelecto).
Averroes distingue, además, entre dos sujetos del conocimiento (más propiamente: los sujetos de los inteligibles en acto): el sujeto mediante el cual esos inteligibles son verdaderos (las formas que son imágenes verdaderas) y el sujeto mediante el que los inteligibles son un ente en el mundo (intelecto material). Consecuentemente, el sujeto de la sensación (por el cual es verdadera) existe fuera del alma y el sujeto del intelecto (por el cual este es verdadero), dentro.

Trascendencia

A pesar de la condena de 219 tesis averroístas por parte del obispo parisino Étienne Tempier en 1277 a causa de su incompatibilidad con la doctrina católica, muchas de éstas sobrevivieron en la literatura posterior de mano de autores como Giordano Bruno o Pico della Mirandola. Así, encontramos en estos autores una defensa de la superioridad de la vida contemplativa-teórica frente a la vida práctica (en línea con lo defendido por Aristóteles en su Ética Nicomáquea, X o en y una reivindicación del carácter instrumental-político de la religión como una doctrina destinada al gobierno de las masas incapaces de darse una ley a sí mismas por medio de la razón. La ley religiosa, había dicho Averroes en su Tahafut al-tahafut (تهافت التهافت), proporciona la misma verdad que el filósofo alcanza indagando en la causa y la naturaleza de las cosas; sin embargo, ello no implica que la filosofía actúe en modo alguno en los hombres cultos como sustituto de la religión: «los filósofos creen que las religiones son construcciones necesarias para la civilización (...)». La existencia de la religión es también necesaria para la integración del filósofo en la sociedad civil.
Otras tesis que encontramos en Averroes son:
  • Que el mundo es eterno
  • Que el alma está dividida en dos partes, una individual perecedera (intelecto pasivo) y otra divina y eterna (intelecto activo).
  • El intelecto activo es común a todos los hombres.
  • El intelecto activo se convierte en intelecto pasivo cuando se halla unido al alma humana. Cuando la facultad imaginativa del hombre recibe las imágenes que le proporciona la actividad de los sentidos, las transmite al intelecto pasivo. Las formas, que existen en potencia en tales imágenes, son actualizadas por el intelecto activo, convirtiéndose en conceptos y juicios.
A fin de salvar la incompatibilidad de las tesis averroístas con la doctrina cristiana, Siger de Brabant propuso la doctrina de la doble verdad, según la cual hay una verdad religiosa y una verdad filosófica y científica. Esta doctrina sería adoptada por la mayoría de defensores europeos del averroísmo.

Obras principales

  • Tahafut al-tahafut (تهافت التهافت, Refutación de la refutación, Destructio destructionis en latín)
  • Kitab fasl al-maqal (Sobre la armonía entre Religión y Filosofía)
  • Bidayat al-Mujtahid (Distinguido jurista)
  • Los Comentarios al «Corpus aristotelicum», que comprenden:
    • Los Comentarios menores (Yawami) a la Isagoge de Porfirio, al Organon, Retórica, Poética, Física, De Coelo et Mundo, De generatione et corruptione, Meteorológicos, De Anima, Metafísica, De partibus animalium, De generatione animalium y Parva Naturalia, de Aristóteles.
    • Comentarios medios (Taljisat) a la Isagoge de Porfirio. el Organon, Retórica, Poética, Física, De Coelo et Mundo, De generatione et corruptione, Meteorológicos, De Anima, Metafísica y Ética nicomaquea, de Aristóteles.
    • Comentarios mayores (Tafasir) a los Segundos Analíticos, Física, De Coelo et Mundo, de Anima y Metafísica de Aristóteles.
  • Exposición de la República de Platón
  • Los Comentarios a Ptolomeo, Alejandro de Afrodisia, Nicolás de Damasco, Galeno, al-Farabi, Avicena y Avempace
  • El tratado De Substantia Orbis
  • Tres importantes escritos teológicos: Fals al Maqal, Kasf´al-Manahiy y Damima
  • El Kitab al- kulliyyat al-Tibb (Libro de las generalidades de la medicina).

Resumen del Kitab fasl al-maqal

Tratado decisivo que determina la naturaleza de la relación entre Religión y Filosofía
  • La Ley obliga a hacer estudios de Filosofía
    • Si los estudios teológicos del mundo son filosóficos, y la Ley obliga a realizar dichos estudios, entonces, la Ley obliga a hacer filosofía
    • La Ley obliga a realizar estos estudios.
    • Estos estudios deben realizarse de la mejor manera, a través del razonamiento demostrativo.
    • Para dominar este instrumento, el pensador religioso debe llevar a cabo un estudio preliminar de lógica, de la misma manera que un abogado tiene que estudiar razonamiento legal. Esto no es más herético en un caso que en el otro. Y la lógica tiene que ser aprendida de los maestros de la antigüedad, independientemente del hecho de que no sean musulmanes.
    • Después de la lógica debemos proceder a filosofar correctamente. También acá debemos aprender de nuestros predecesores, igual que en matemáticas y en leyes. Por lo tanto está mal prohibir el estudio de lo filosofía antigua. El peligro que pueda presentar es accidental, tal como el peligro de tomar medicina, tomar agua o estudiar leyes.
    • Para cada hombre la Ley ha previsto un camino hacia la verdad de acuerdo a su naturaleza, a través de métodos demostrativos, dialécticos o retóricos.
  • La Filosofía no contiene nada que se oponga al Islam
    • La verdad demostrativa y la verdad de las escrituras no pueden estar en conflicto
    • Si el aparente significado de las Escrituras está en conflicto con las conclusiones de la demostración, entonces deben ser interpretadas alegóricamente, es decir, metafóricamente.
    • Con respecto a estas cuestiones tan difíciles, el error cometido por un juez calificado en la materia es perdonado por dios, mientras que el error por parte de una persona no entendida en la materia no es perdonado.
  • Las interpretaciones filosóficas de las Escrituras no deberían ser enseñadas a las mayorías. La Ley provee otros métodos para enseñarles.
    • El propósito de las Escrituras es enseñar las ciencias teóricas y prácticas y la práctica y las actitudes correctas.
    • Cuando se usan símbolos, cada tipo de personas, demostrativas, dialécticas o retóricas deben tratar de entender el sentido interior simbolizado o el restarle al contenido con el aparente sentido, de acuerdo a sus capacidades.
    • Explicarle el sentido interno a personas que no están capacitadas para entender, es destruir su fe en el sentido aparente sin reemplazarlo por otra cosa. El resultado es descreencia en alumnos y profesores. Es mejor para el estudioso profesar la ignorancia, citando el Corán sobre los límites del entendimiento humano.
    • Los métodos apropiados para enseñar a la gente están indicados en el Corán, como sabían los primeros musulmanes. Las partes populares del Libro son maravillosas en responder a las necesidades de todo tipo de mentes.

Averroes en la literatura

Averroes es el protagonista de la historia «La busca de Averroes» en El Aleph, de Jorge Luis Borges.

Bibliografía

  • Averroes (2009). El libro del Yihad. Traduccíon Carlos Quirós. Biblioteca Filosofía en español. Oviedo: Fundación Gustavo Bueno. ISBN 978-84-934341-4-4.
  • – (2004). Sobre el intelecto. Colección: Al-Andalus. Textos y Estudios. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-707-5.
  • – (2003). El libro de las generalidades de la medicina. Edición de María de la Concepción Vázquez de Benito, Camilo Álvarez Morales. Colección: Al-Andalus. Textos y Estudios. Primer premio de la II Edición del Premio Panhispánico de Traducción Especializada, convocado por la Unión Latina y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-602-3.

Sobre Averroes

  • Alonso, Manuel (1998). La teología de Averroes. Madrid-Granada, CSIC; reimpresión: Sevilla, Fundación El Monte.
  • Averroes. Introducción y selección de textos por R. Ramón Guerrero (1998). Sobre filosofía y religión. Cuadernos de Anuario Filosófico, Serie Filosofía Española, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, Pamplona.
  • Castillejo Gorráiz, Miguel (2000). Averroes el aquinatense islámico. Córdoba: Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur.
  • Cruz Hernández, Miguel (1997). Abû-l-Walîd Muhammad ibn Rushd (Averroes). Vida, obra, pensamiento, influencia. Córdoba, CajaSur Publicaciones, 2ª ed.
  • — (1957). Filosofía Hispano-Musulmana, 2. Madrid, 1-245.
  • Gómez Nogales, Salvador. Bibliografía sobre las obras de Averroes, en Múltiple Averroès. París, Les Belles Lettres, 1978, pp. 351-387.
  • Maiza Ozcoidi, Idoia (2001). La concepción de la filosofía en Averroes. Análisis crítico del Tahafut al-Tahafut. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 84-8164-426-9.
  • Martínez Lorca, Andrés (editor) (1993). Al encuentro de Averroes. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-87699-63-4.
  • Morata, N. (1923). Los opúsculos de Averroes en la Bibl. de El Escorial. I. El opúsc. de la unión del entendimiento agente con el hombre. El Escorial.
  • Puig, Josep (1997). Averroes (1126-1198). Ediciones del Orto, Madrid.
  • Quirós, C. (1919). Averroes, Compendio de Metafísica. Madrid.
  • Ramón Guerrero, R. (1996). Averroes: el «Proemio» de su comentario al libro Lambda de la «Metafísica». Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, pp. 275-295. Universidad Complutense de Madrid.
  • Urvoy, Dominique; traducción del francés, Delfina Serrano Ruano (1998). Averroes: las ambiciones de un intelectual musulmán. Madrid: Alianza.

Enlaces externos

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