El Islam enalteció a la mujer y la equiparó al hombre, al punto que en el
Sagrado Corán recibe untrato igualitario con su pareja (es prácticamente el único libro sagrado que se dirige a la mujercomo tal y la trata en pie de igualdad con el hombre). La mujer es valorada en la sociedadislámica por su inteligencia y virtud.
Desde sus mismos orígenes el Islam le otorgó a la mujer derechos y privilegios que la mujeroccidental, en la mayoría de los países, sólo obtuvo en este siglo, como el libre manejo de susbienes, la capacidad de testar, el derecho al divorcio, la separación de gananciales, el derecho arecibir un salario por tareas realizadas en su propio hogar, etc..
La mujer es, para el Islam, un tesoro incalculable, un bien fundamental sobre el que se cimenta lafamilia, núcleo de la sociedad. El Profeta destacó enormemente el valor de la mujer comocompañera del hombre, esposa y madre. Colocó a la madre en una jerarquía tres veces superiora la del padre, y dijo: 'El Paraíso yace a los pies de las madres', y prometió la misma recompensapara quien críe, sustente y eduque en el bien y la fe a una hija mujer.
Pese a esta realidad incuestionable, existe el prejuicio, debidamente alimentado y atizado por losmedios masivos de difusión al servicio del imperialismo, de que la mujer es poco menos queesclava en la sociedad islámica; y el blanco preferido de esta crítica es el pudor de la mujermusulmana que cubre su cuerpo y no lo exhibe como en un escaparate.
Lo que en otra época, en una sociedad más sana, se hubiera valorado como un signo de virtud ynobleza, hoy, invirtiendo los valores, se denuncia como degradación y humillación. No olvidemosque la mujer musulmana hoy, como hace catorce siglos, se viste igual que lo hacía María, lamadre de Jesús, la paz sea con ambos, a quien cualquier mujer occidental cristiana dice venerarpero no imita.
La realidad que se esconde detrás de esta situación es muy otra. La mujer occidental modernaes un pobre ser esclavo de la moda y de un estereotipo femenino artificial. La mujer valesolamente por su cuerpo y su apariencia, poco importa su inteligencia. Y para cumplir con el 'modelo' que la sociedad le impone muchas mujeres llevan la peor de las vidas, detrás de dietas ytrabajando sólo para satisfacer sus necesidades de vestuario.
Este es el saldo deplorable de la pretendida liberación femenina que, más que liberar a la mujerterminó convirtiéndola en esclava de toda una forma de consumo. El gran logro del sistemacapitalista y consumista que agobia a occidente es precisamente el haber incorporado de lleno a la mujer al ámbito del consumo y la producción. Medítese sino unos breves instantes en todos losproductos de esta sociedad que tienen como destinatario a un prototipo de mujer artificial, creadode la nada en las últimas décadas, y que sólo ha alineado a la mujer de su esencia y susverdaderos valores, convirtiéndola (igual que al hombre), en un ser infeliz insatisfecho ydesequilibrado.
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