Ahl as-Sunna wa l-Yama’a, la Gente de la Sunna y la Comunidad es el nombre que reciben los musulmanes que siguen las enseñanzas del Corán y la Sunna sin añadirle nada. Hay ciertos grupos de musulmanes que no aceptan a determinados Sahaba, a los Julafá Rashidûn, los Califas Rectos, es decir, Abû Bakr, ‘Omar, ‘Uzmán y ‘Alí (r.a.a.), otros que restringen el sentido del Tawhîd, otros que en el pasado negaron o cambiaron el sentido del Qadr, la predestinación, etc., y no pertenecen por estos motivos a las Gentes de la Sunna y la Comunidad, que a la práctica son la inmensa mayoría de los musulmanes de todas las épocas.
En la actualidad subsisten minorías de musulmanes no sunníes, como los shi’ítas (escindidos en tres ramas, los ÿa’fariés, los çaydíes y los isma’ilíes), los jawáriÿ y los lâ madhhabîín, aquellos que no tienen madh-hab. Pero de estos grupos no vamos a hablar.
La ‘aqîda, cosmovisión de Ahl as-Sunna wa l-Yama’a es única, aunque se haya formulado en dos escuelas distintas, la asha’riyya y la maturidiyya, según métodos de exposición.
En el terreno del Fiqh, en cambio, tenemos varias escuelas establecidas por imames que hicieron el iÿtihâd, es decir,que derivaron reglas de las fuentes del Islam, que son el Corán, la Sunna, la iÿmâ, consenso y el qiyâs, analogía. Las primeras generaciones de musulmanes tuvieron muchas personas capaces de hacer el iÿtihâd absoluto, es decir, que idearon métodos completos de comprensión (Fiqh) del Islam. De estas escuelas han llegado a nuestros días cuatro: la hanafiyya, lamalikiyya, la shafi’iyya y la hanbaliyya, y tenemos noticias de otras que han desaparecido por falta de seguidores, como ladhahiriyya. Estas cuatro son las escuelas (madháhib) de Fiqh de Ahl as-Sunna, y siguiendo sus métodos los ‘ulamâ siguen con el iÿtihâd para orientar a los musulmanes de cada época y lugar.
Los madháhib son una Rahma para los musulmanes, no un motivo de disputa o peleas: los musulmanes nos reconocemos como miembros de una misma Comunidad, y nos amamos como hermanos seamos hánafíes, málikíes, shafi’íes o hanbalíes. No son ciertos los argumentos de aquellos que no siguen ningún madh-hab (escuela) de que esta diversidad sea motivos de conflicto: la ‘aqîda de Ahl as-Sunna es la misma, y lo que Allah prohíbe es la división en la ‘aqîda, no la diferencia en establecer métodos de comprensión del Islam. Además, las diferencias entre los madháhib se refieren a la práctica y son muy pocas, y de orden secundario.
Un musulmán que no sea muÿtahid, que no esté cualificado para hacer el iÿtihâd, tiene que seguir uno de los cuatro madháhib. Si tiene una dificultad seria para cumplir con una ‘ibâda en su madh-hab, puede seguir el dictamen de otro siempre que cumpla todos los actos de la ‘ibâda según ese otro madh-hab. Por ejemplo, en la escuela hanafiyya no se permite juntar los salawât del dohr y el ‘asr durante el viaje. Si a causa de un viaje largo a un hánafi le es imposible hacer el salat a su hora, antes de dejar de cumplir con el salat, puede seguir el madh-hab hánbali que sí lo permite, a condición que haga el salta como un hánbali, con todos sus fara’id y sus sunnas. De todas maneras, juntar las facilidades de todos los madháhib no está permitido: buscar facilidades sólo se refiere a los casos de imposibilidad o seria dificultad.
El madh-hab que es más cercano a nosotros es el madh-hab máliki. Es más cercano porque fue el madh-hab que predominó en Al-Ándalus y el de los países musulmanes que nos son más cercanos, los del Norte de África. Por eso vamos a empezar por su fundador, el Imam Málek ibn Anas para explicar cuáles son los cuatro madháhib del Islam.
Abû ‘Abdullah Málek ibn Anas nació en al-Madina al-Munáwwara el año 714 d.C, en la época del califato omeya. Sus orígenes familiares son yemenitas, pero su abuelo se estableció en al-Madina después de abrazar el Islam. Este abuelo (Málek ibn Abi ‘Amr) junto a un tío suyos (Abû Suhail an-Nafi’) están considerados como grandes ‘ulamâ del Hadiz.
Fue educado en al-Medina, entonces el centro más importante de las ciencias del Islam, y donde vivían los descendientes inmediatos de los Sahaba, algunos de los cuales eran parientes directos del Imam.
El Imam Málek estaba muy interesado en el estudio de la Shari’a, por lo que se dedicó exclusivamente a investigar en el terreno del Fiqh. Se dice que consultó a trescientos Tabi’ín (los sucesores de los Sahaba), para profundizar su conocimiento del Hadiz y la Sunna. Estudió Fiqh bajo la dirección de un centenar de maestros que residían en al-Madina an-Nabí () en esa época. Tomaba muchas lecciones en Másÿid an-Nabawi, la mezquita de Sidnâ Muhammad (). Algunos de los maestros que tuvo fueron Abû Radim Nafi ‘Abderrahmân, para la recitación coránica, y Nafi’ (su tío), Ya’far as-Sâdeq, Muhammad ibn Yahià al-Ansari, Abû Hâshim Salma, Yahià ibn Sa’id y Hishâm ibn Urwa para el Hadiz.
Entre los escritos del Imam Málek, destaca la gran obra llamada Kitâb al-Muwatta, el libro más antiguo sobre Fiqh y Hadiz que ha llegado hasta nosotros. En él aparecen ahadiz y prácticas de la Sunna del Profeta () tal como eran observadas por los musulmanes de al-Madina. Aunque el Imam Málek escribiera varios tratados sobre distintos aspectos del Islam, el Kitâb al-Muwatta está considerado como el más importante de sus libros. Se dice que el Imam Málek recogió inicialmente diez mil ahadiz en su libro, pero que en una edición revisada redujo la cantidad a sólo ciento setenta y siete.
El Imam Málek era famoso por su taqwa y su coraje en mantener, y en sufrir si fuera preciso, hasta las últimas consecuencias por sus convicciones. Por ejemplo, cuando el gobernador de al-Madina pidió y obligó a la gente a jurar fidelidad al califa al-Mansûr, el Imam Málek emitió una fátwa en la que decía que la bayâ’a no era vinculante, porque se había hecho bajo coacción. Esto condujo a que muchos tuvieran el valor de expresar su oposición a la misma, y el Imam fue arrestado, declarado culpable de sedición y azotado públicamente.
Cuando al-Mansûr tuvo conocimiento de este ultraje, se disculpó ante el Imam y destituyó al gobernador. Un tiempo después el Jalifa le mandó tres mil dinares para sus gastos de viaje y le invitó a ir a Bagdad. El Imam Malek rechazó la oferta e indicó que quería seguir en al-Madina, donde estaba enterrado Sidnâ Rasûlullah ().
Cuando el Jalifa Harûn ar-Rashîd visitó al-Madina cuando hizo el Haÿÿ, pidió al Imam Málek que le fuera a ver y le diera una conferencia. Educadamente, el Imam rechazó, pero le invitó a estar presente en las clases que daba a sus alumnos. El Jalifa, junto con sus dos hijos, aceptaron la invitación y se sentaron entre los estudiantes para escuchar la lección del Imam.
Nunca se puso zapatos para andar por al-Madina al-Munáwwara, ni se sentó en un caballo, ni usó los servicios en esa ciudad. Salía de la ciudad para aliviar sus necesidades. Solía besar las construcciones viejas y las ruinas de la época del Rasûl (), porque él () pudo haber pasado por determinado lugar o tocar determinada construcción. Su amor por Sidnâ Muhammad () era así de fuerte.
El Imam era amado y respetado por los ‘ulamâ de su época, y por los estudiantes de su época. Se dice que tuvo más discípulos que sus maestros.
Su método de Fiqh se basa diferencia esencialmente de las otras escuelas (madháhib), en el ‘amal al-Madina, la práctica de las gentes de al-Medina, ciudad que estaba impregnada del recuerdo de Rasûlullah () y sus Sahaba, y que mantenía una tradición viva y directa de sus enseñanzas, del último período de la Risâla. Por este motivo los seguidores de la escuela del Imam Málek consideran a su método superior a los demás: su apreciación de la Sunna no se basa en el simple hadiz, sino en la práctica del mismo por las primeras generaciones de musulmanes y en la reiteración de transmisores. Un hadiz puede tener una cadena de transmisión correcta, pero ser abrogado por otro posterior, o referirse a una circunstancia muy concreta, por lo que el ‘amal de los madiníes es el mejor criterio para establecer su provisionalidad o no.
El Imam Málek aprendió el Hadiz directamente de los Tabi’ín y no de los libros. De esta manera aprendió no solamente palabras, sinó gestos, actitudes, pudo oír comentarios: su apredizaje de la Sunna fue una transmisión viva. Su cometido fue preservar en su memoria y transmitir por escrito la tradición madiní antes de que los años y el aumento de habitantes la difuminaran. Muchos de los hadices que tomó como documentos de sus decisiones jurídicas se transmiten a través de Nafi’, y se refieren a Sidnâ ‘Omar bnu l-Jattâb (r.a.). Esta transmisión se llama la cadena de oro. Sidnâ ‘Omar (r.a.) en su califato reunió en al-Madina a Ahl ash-Shura, un grupo de Sahaba que le ayudaban en la toma de sus decisiones, y los dictámenes de esta Shûra estaban vivos en el ‘amal madiní. Otros Sahaba marcharon por orden de Sidnâ ‘Omar (r.a.) a Siria e Irak, para enseñar el Libro y la Sunna. Por esta razón, otra de las grandes tradiciones de Fiqh sale de al-Kufa, el centro islámico de Irak antes de la fundación de Bagdad. La tradición irakí fue el origen de la escuela del Imam Abû Hanîfa, y tiene sus fuentes en los Sahaba que, como ‘Abdullah ibn Mas’ûd y Salman al-Farsi (r.a.) se instalaron en esa ciudad.
Otros fundamentos de esta escuela son el isthsân, masalih al-mursala, ‘ada y ‘urf, etc. pero ya los comentaremos en artículos posteriores dedicados al Fiqh máliki.
El Imam Málek murió en el año 796 d.C. en al-Madina, y su tumba está en el cementerio de al-Baqí en esa misma ciudad. Antes de la consolidación del poder saudí, su tumba tenía una cúpula y era muy visitada por los musulmanes, pero los wahhabíes la destruyeron e impidieron que la gente estuviera allí para hacer çiyara, dû’a y leer el Corán, lamentable situación que se prolonga hasta nuestros días.
A partir de las enseñanzas y los métodos del Imam Málek ibn Anas, se desarrolló una escuela, el madh-hab máliki, extendido en la actualidad en el continente africano, especialmente de Marruecos a Libia de oeste a este y de Marruecos a Nigeria, de norte a sur, aunque también es el madh-hab mayoritario en los Emiratos Árabes Unidos y zonas adyacentes de la península de Arabia, en determinadas zonas de Sudán, Egipto, etc. Fue el madh-hab de los musulmanes andalusíes.
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