Dijo Al-lah (lo que se interpreta en español): {¡Oh, creyentes! Se os prescribió el ayuno al igual que a quienes os precedieron para que alcancéis la piedad.} [Corán 2:183]
Ramadán está aquí Alhamdu lil-lah. He pensado en los consejos que podríamos seguir para que nuestro Ramadán esté lleno de beneficios para nuestras vidas.
Ya se ha hablado en otros artículos sobre la importancia de ingerir alimentos con mucha fibra y proteína en el Suhur, comer despacio durante el Iftar, y tener cuidado de la hidratación después del Iftar.
Reflexionando sobre el hambre y la miseria en el mundo, puedes culpar de todo a todos, desde los gobiernos corruptos hasta la clase indiferente de las sociedades materialistas, pero la primera persona a la que debes culpar es a ti mismo. ¿Qué haces en casa para luchar contra esta epidemia del hambre y la indigencia? ¿Sabes quién tiene hambre en tu vecindario o comunidad? Te sorprenderías al saber que quien realmente está hambriento, el Miskin (pobre, necesitado), no es quien te pide una moneda en la calle, sino tu vecino que ha perdido su trabajo y no tiene suficiente asistencia financiera o no es elegible para ella. ¿Qué puedes hacer tú, que eres el futuro de la comunidad musulmana, por tu comunidad? Vamos a discutir algunas maneras para hacerte pensar y orientarte en la dirección correcta hacia tu crecimiento espiritual.
Iftar comunitario, ¿alguien se apunta?
En Ramadán, muchas mezquitas y centros comunitarios islámicos organizan el Iftar en el que se reúne la comunidad musulmana local para romper juntos su ayuno. Esta es la forma más fácil de brindarle comida a quienes lo necesitan ya que los miembros de la comunidad a quienes les falta la comida se mezclan con aquellos que tienen sus despensas llenas en casa. Es una obra de caridad silenciosa, que es de las de mejor clase, porque no se sabe quién es Miskin.
Puedes elegir el nivel de tu participación en estos Iftar comunitarios. Por ejemplo, puedes ser quien organice el Iftar y planee cuándo se llevará a cabo y qué comidas se ofrecerán. Puedes por ti mismo, atender uno de estos Iftar y ayudar a servirle la comida a la gente que rompe el ayuno. Puedes ayudarles a los organizadores del Iftar y ayudar a limpiar después que todos se han ido a casa. No hay más que Ayar o recompensa en ayudar en un Iftar comunitario con una intención sincera de complacer a Al-lah, el Todopoderoso, porque no sólo estás ofreciendo con qué romper el ayuno, sino que lo estás haciendo con el enfoque de unir a tu Ummah local.
Iniciar una colecta de alimentos en la mezquita
En muchas comunidades occidentales existen festividades especiales, como Acción de Gracias y Navidad por ejemplo, cuando muchas organizaciones de ayuda social realizan colectas de comida en las que los individuos donan alimentos no perecederos para que sean entregados a los bancos de alimentos, que a su vez los distribuyen a las familias necesitadas. ¿Por qué no hacemos esto durante Ramadán?
No es difícil iniciar una colecta de alimentos. Simplemente ponte en contacto con un banco local de alimentos. Pregúntales qué alimentos necesitan. Luego informa a la comunidad o a quienes manejan la mezquita sobre la colecta. También pueden realizar la colecta y repartir los alimentos directamente a la gente necesitada, con la colaboración de otros hermanos musulmanes. Se puede informar sobre la actividad antes de la Salah del Yumuah, en la escuela de fin de semana, o simplemente colgar avisos para que puedan ser vistos por cualquiera que vaya a la mezquita.
Para recolectar alimentos, simplemente organice un punto de fácil recolección (como una caja a la entrada) o que algunos hermanos voluntarios se encarguen de recibirlos de los donantes y almacenarlos. No sólo se ayudará a las personas necesitadas, sino también que también es una oportunidad para colaborar con organizaciones locales que se dedican a esta noble tarea, y así mostrar que la comunidad musulmana también se preocupa por los problemas de la sociedad. Recordemos que la mejor forma de predicar el Islam es con nuestro ejemplo.
Voluntario en un comedor comunitario
Con la crisis económica global, cada vez más gente se queda sin trabajo, sin vivienda y sin alimentos. Cada vez más personas se ven obligadas a recurrir a centros de ayuda social en busca de un alivio a la pobreza que los abruma. Participar como voluntario en un comedor popular puede ser una experiencia muy gratificante y además muy beneficiosa para el crecimiento espiritual y personal.
El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas estima que entre 100 y 150 millones de personas han sido empujadas a la pobreza debido a la recesión global reciente.
Ellos no sólo están recurriendo a los bancos de alimentos para proveerse y proveer a sus familias, sino que además están yendo a los comedores comunitarios para tomar una comida caliente. Una vez más, parte del propósito del ayuno es entender lo que es tener hambre y ser pobre, sufrir en carne propia lo que se siente tener hambre y no poder comer, para de ese modo ablandar nuestros corazones y sensibilizarnos ante el sufrimiento de otros.
Al derribar esas barreras, invisibles pero fuertes, que separan a las clases sociales, y servirle comida a la gente en comedores comunitarios durante Ramadán, podrás mirar directamente a los ojos la verdadera cara del hambre y la pobreza. Como musulmanes, estamos obligados a ayudar a nuestra Ummah, pero no se espera que renunciemos a ayudar a los no musulmanes necesitados, sino al contrario, debemos ser un ejemplo de buen trato hacia todo aquel que nos rodea, musulmán o no. Con este tipo de actividades, no sólo vas a proporcionar a la gente un buen servicio por la causa de Al-lah, Glorificado sea, sino que también estarás haciendo Da’wah siendo un musulmán comprometido a aliviar el hambre de gente de todos los credos y estilos de vida.
Hacer donaciones a programas de alimentos
Muchos de nosotros trabajamos (y algunos jóvenes reciben mesada de sus padres). La caridad es esencial en Ramadán y es una puerta de entrada al aumento en las recompensas de Al-lah, el Todopoderoso. Toma la mitad de tu cheque de pago semanal o mensual (o de tu mesada) y dónalo a una organización como Islamic Relief, la Fundación Edhi, el Programa de Alimentos de las Naciones Unidas, o Acción Contra el Hambre. Si no puedes prescindir de la mitad de tu sueldo, dona un tercio. Si no un tercio, entonces un cuarto. Incluso una donación de un dólar te elevará en grados ante los ojos de Al-lah y ayudará a alguien que está hambriento. Un kilo de arroz en Pakistán cuesta alrededor de un dólar al día y puede alimentar a una familia de cuatro.
Termina ese plato de comida
Estaba leyendo el comentario de un mesero de un restaurante que estaba consternado por la cantidad de comida que la gente desperdicia. Me puse a pensar en que nosotros también tenemos la tendencia de tirar cualquier exceso de comida en nuestras casas. La cantidad acumulada de comida que la gente de nuestra familia, nuestra comunidad y nuestro mundo desperdicia en un día podría probablemente alimentar a la mayoría, o tal vez a toda la gente que no tiene qué comer durante ese día.
Ponemos demasiada comida en nuestro plato y luego no podemos terminarla, especialmente cuando estamos hambrientos. La higiene nos obliga a tirar el exceso de comida. ¿Cuál es la solución? No nos sirvamos mucho en primer lugar. Sigue el código islámico de comer sólo hasta que tengas lleno un tercio del estómago, y en consecuencia pon menos comida en tu plato, así no estarás involucrado en el crimen del desperdicio, que impregna al mundo de hoy. Dice Al-lah en el Corán (lo que se interpreta en español): {…Y comed y bebed con mesura, porque Al-lah no ama a los inmoderados.} [Corán 7:31]
Es más fácil dar consejos que seguirlos. A pesar de que puedo no ser tan joven o con tanta energía como muchos de ustedes, lectores musulmanes jóvenes, estoy decidido a lograr la recompensa de Al-lah por alimentar a otros mientras siento hambre en Ramadán. Que Al-lah, Glorificado sea, acepte todas las obras que hacemos sólo para Él.
Se reporta que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Aquel que ofrece una comida para que otra persona rompa su ayuno, tiene la misma recompensa que aquel que ayunó, sin que disminuya en modo alguno la recompensa de la persona que ayunó” . [At-Tirmidhi]
¡Imaginen tan maravillosa recompensa! El día que ayunamos y además alimentamos a los ayunantes, recibimos no sólo la recompensa que nos tocaba por haber ayunado, sino que también recibimos el equivalente de las recompensas de aquellos a los que alimentamos. Es tan grande la generosidad de Al-lah, no desaprovechemos esta oportunidad que sólo viene durante un mes al año.
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