En el colegio mis profesores me enseñaron, en parte a tortas, que los árabes nos invadieron y dominaron la parte inferior de la península ibérica durante algo más de siete siglos. En 1492 finalmente los expulsamos de nuestro indomable país. Esta historia tan perfecta e idílica siempre me hacía sospechar. Las tortas, aunque no me venían nada mal, sirvieron de poco. Mi terrible carácter sigue sin enderezar. Pero para animarme a bucear en la fabulosa biblioteca de mi madre, no hacían ninguna falta: los libros han sido mi pasión desde niño.
Enseguida entendí que la historia de Al-Andalus, la España musulmana, no era tan sencilla, sino mucho más fascinante. El norte de África no estaba tan poblado como para que la península la invadiese tanta gente, lo que sí parece que invadió nuestro país fue una cultura más avanzada que la que teníamos por entonces. O mejor dicho la que tenían sus antiguos pobladores. Esas diferencias entre “nosotros” y “ellos” nunca me ha quedado muy claras tampoco. Los judíos eran una parte importante de la población, y tanto ellos como el resto no parecían muy contentos con los gobiernos de sus nobles godos. Seguramente cuando llegaron esos pocos soldados árabes como estandartes de una cultura mucho más moderna serían acogidos más como un cambio hacia algo mejor que como una nueva dominación.
Enseguida entendí que la historia de Al-Andalus, la España musulmana, no era tan sencilla, sino mucho más fascinante. El norte de África no estaba tan poblado como para que la península la invadiese tanta gente, lo que sí parece que invadió nuestro país fue una cultura más avanzada que la que teníamos por entonces. O mejor dicho la que tenían sus antiguos pobladores. Esas diferencias entre “nosotros” y “ellos” nunca me ha quedado muy claras tampoco. Los judíos eran una parte importante de la población, y tanto ellos como el resto no parecían muy contentos con los gobiernos de sus nobles godos. Seguramente cuando llegaron esos pocos soldados árabes como estandartes de una cultura mucho más moderna serían acogidos más como un cambio hacia algo mejor que como una nueva dominación.
Cuando llegaron los árabes con el Islam, la península era un lugar donde la religión católica llevaba apenas tres siglos establecida. Llegó en el segundo siglo de nuestra era, pero no fue hasta el cuarto cuando se extendió.
No es difícil imaginar que tras unos tiempos tan convulsos, los años de dominación de los musulmanes probablemente supusieron un alivio y dieron una estabilidad hasta entonces desconocida en el territorio.
Todavía discutimos si Abd Al Ramán era realmente un guerrero árabe o en realidad un visigodo que conquistó Córdoba y se convirtió al Islam, cuando es mucho más interesante imaginar cómo sería la cultura híbrida que nació de todo este movimiento de distintos pueblos.
Los judíos llevaban en la península muchísimo tiempo. Lo que Sabemos es que entonces sus comunidades eran varias, y muy activas y proselitistas. Su religión compitió con la cristiana, que no era aún la oficial del imperio en aquel tiempo.Cuando llegaron los visigodos, cristianos arrianos, no los persiguieron, pero en el siglo VI el rey Recaredo se convirtió al catolicismo, su situación cambió. Para los judíos, que empezaron a sufrir persecuciones y unas leyes durísimas en su contra, la llegada de los tolerantes musulmanes fue una liberación, como lo fue para los cristianos descendientes de Witiza.
Pero los años del emirato y el califato de Córdoba, son tiempos de una convivencia ejemplar de distintas culturas. Todos, musulmanes, judíos y católicos, o los que no practicamos ninguna de esas religiones, deberíamos aprender de aquel tiempo de convivencia, que sucedió en nuestro país, aun cuando era algo muy diferente.
En el año 711 llegaron los primeros musulmanes a este país, cuando no existía España como nación. Durante casi800 años, cristianos y árabes convivieron e intercambiaron sus culturas. Todo lo que entonces ocurrió es parte de vosotros.
Se conoce por el nombre de Al-Andalus a los 800 años de gobierno musulmán en nuestro país. Este extenso periodo constituye una de las partes fundamentales de nuestra Historia, de extraordinaria riqueza artística, cultural, política y económica. Para muchos de nosotros se trata de una cultura extraña que nos produce, por la ignorancia de sus costumbres, un rechazo injustificado.
Durante el periodo andalusí, la convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos hizo de Al-Andalus el país europeo más desarrollado de toda la Edad Media. Esa convivencia fue posible gracias a que cada pueblo mantuvo sus costumbres, leyes y creencias. Su población estaba integrada por visigodos, hispano-romanos, árabes y bereberes, que hablaban el mismo idioma, el árabe.
Todavía discutimos si Abd Al Ramán era realmente un guerrero árabe o en realidad un visigodo que conquistó Córdoba y se convirtió al Islam, cuando es mucho más interesante imaginar cómo sería la cultura híbrida que nació de todo este movimiento de distintos pueblos.
Los judíos llevaban en la península muchísimo tiempo. Lo que Sabemos es que entonces sus comunidades eran varias, y muy activas y proselitistas. Su religión compitió con la cristiana, que no era aún la oficial del imperio en aquel tiempo.Cuando llegaron los visigodos, cristianos arrianos, no los persiguieron, pero en el siglo VI el rey Recaredo se convirtió al catolicismo, su situación cambió. Para los judíos, que empezaron a sufrir persecuciones y unas leyes durísimas en su contra, la llegada de los tolerantes musulmanes fue una liberación, como lo fue para los cristianos descendientes de Witiza.
Pero los años del emirato y el califato de Córdoba, son tiempos de una convivencia ejemplar de distintas culturas. Todos, musulmanes, judíos y católicos, o los que no practicamos ninguna de esas religiones, deberíamos aprender de aquel tiempo de convivencia, que sucedió en nuestro país, aun cuando era algo muy diferente.
En el año 711 llegaron los primeros musulmanes a este país, cuando no existía España como nación. Durante casi800 años, cristianos y árabes convivieron e intercambiaron sus culturas. Todo lo que entonces ocurrió es parte de vosotros.
Se conoce por el nombre de Al-Andalus a los 800 años de gobierno musulmán en nuestro país. Este extenso periodo constituye una de las partes fundamentales de nuestra Historia, de extraordinaria riqueza artística, cultural, política y económica. Para muchos de nosotros se trata de una cultura extraña que nos produce, por la ignorancia de sus costumbres, un rechazo injustificado.
Durante el periodo andalusí, la convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos hizo de Al-Andalus el país europeo más desarrollado de toda la Edad Media. Esa convivencia fue posible gracias a que cada pueblo mantuvo sus costumbres, leyes y creencias. Su población estaba integrada por visigodos, hispano-romanos, árabes y bereberes, que hablaban el mismo idioma, el árabe.
Aportaciones del mundo musulman:
De todos es conocida la inmensa riqueza que el arte musulmán dejó en este país.
No sólo nos dejaron bellísimos edificios, mezquitas y palacios. Todo el arte español posterior al paso de los musulmanes está impregnado del legado andalusí. Así podemos encontrar motivos decorativos musulmanes en numerosas construcciones cristianas del románico y el gótico, por no hablar del mudéjar.
Pero el legado musulmán no sólo se ciñe al apartado artístico. Los innovadores sistemas de riego, las técnicas agrarias o el diseño de los jardines son otras aportaciones de este pueblo. Introdujeron también la brújula, el actual sistema de cifras indio, el papel y la pólvora.
Pero esto no es todo. Un 30% de los vocablos de nuestro idioma proviene del árabe y, todavía hoy, existe en nuestro país un tribunal que crearon los musulmanes. Se trata del Tribunal de Aguas de Valencia, que se reúne en una de las puertas de la catedral de la ciudad para resolver los conflictos que causa el reparto del agua de riego en toda la vega valenciana. Se celebra un juicio oral cuya resolución aceptan tanto el demandante como el demandado, y que es admitida por nuestro ordenamiento jurídico como parte de nuestra Costumbre.
Por aquel entonces, Córdoba era una de las cuatro ciudades más grandes del mundo junto a Bagdag, Constantinopla y El Cairo, y bajo su influencia se levantaban más de 500 mezquitas, 600 baños públicos y 800fuentes, cuando en el resto de Europa se desconocía la higiene.
La lengua árabe fue en al-Andalus sinónimo de refinamiento y erudición, No sólo estudiaban árabe los musulmanes, también los propios mozárabes, cristianos que permanecieron bajo dominio musulmán, acabaron expresándose y escribiendo en este idioma. Lo mismo que los judíos, comunidades ambas muy participativas en la vida pública de al-Andalus. En este sentido, existe un elocuente pasaje de Álvaro de Córdoba quejándose del auge del árabe en el siglo IX: "Muchos de mis correligionarios leen poesías y cuentos árabes, y estudian las obras de los filósofos y teólogos musulmanes, no para rebatirlas sino para aprender a expresarse en el lenguaje árabe más correcta y elegantemente"
La educación y el saber tuvieron desde el principio enorme importancia en el mundo musulman, como así lo demuestran las propias tradiciones que fueron seguidas hasta sus últimas consecuencias. Frases como "Busca el saber desde la cuna hasta la tumba" o "No hay nada más importante a los ojos de Dios que un hombre que aprendió una ciencia y la enseñó a las gentes" son algunas de las máximas más influyentes en la época. Los propios emires y califas, como Abderrahman II, Abderrahman III y al-Hakam II, fueron grandes eruditos que se rodearon de sabios y pusieron la enseñanza al alcance de todo el mundo. Hicieron traducir las principales obras del saber greco-helenístico, crearon bibliotecas públicas y privadas –algunas tan célebres como la de al-Hakam II–, y edificaronmezquitas y madrazas en las que se impartían las ciencias religiosas y la jurisprudencia. Algunos fueron excelentes poetas, como el propio rey al-Mutamid de Sevilla, y su amigo y visir Ibn Ammar.
No sólo nos dejaron bellísimos edificios, mezquitas y palacios. Todo el arte español posterior al paso de los musulmanes está impregnado del legado andalusí. Así podemos encontrar motivos decorativos musulmanes en numerosas construcciones cristianas del románico y el gótico, por no hablar del mudéjar.
Pero el legado musulmán no sólo se ciñe al apartado artístico. Los innovadores sistemas de riego, las técnicas agrarias o el diseño de los jardines son otras aportaciones de este pueblo. Introdujeron también la brújula, el actual sistema de cifras indio, el papel y la pólvora.
Pero esto no es todo. Un 30% de los vocablos de nuestro idioma proviene del árabe y, todavía hoy, existe en nuestro país un tribunal que crearon los musulmanes. Se trata del Tribunal de Aguas de Valencia, que se reúne en una de las puertas de la catedral de la ciudad para resolver los conflictos que causa el reparto del agua de riego en toda la vega valenciana. Se celebra un juicio oral cuya resolución aceptan tanto el demandante como el demandado, y que es admitida por nuestro ordenamiento jurídico como parte de nuestra Costumbre.
Por aquel entonces, Córdoba era una de las cuatro ciudades más grandes del mundo junto a Bagdag, Constantinopla y El Cairo, y bajo su influencia se levantaban más de 500 mezquitas, 600 baños públicos y 800fuentes, cuando en el resto de Europa se desconocía la higiene.
La lengua árabe fue en al-Andalus sinónimo de refinamiento y erudición, No sólo estudiaban árabe los musulmanes, también los propios mozárabes, cristianos que permanecieron bajo dominio musulmán, acabaron expresándose y escribiendo en este idioma. Lo mismo que los judíos, comunidades ambas muy participativas en la vida pública de al-Andalus. En este sentido, existe un elocuente pasaje de Álvaro de Córdoba quejándose del auge del árabe en el siglo IX: "Muchos de mis correligionarios leen poesías y cuentos árabes, y estudian las obras de los filósofos y teólogos musulmanes, no para rebatirlas sino para aprender a expresarse en el lenguaje árabe más correcta y elegantemente"
La educación y el saber tuvieron desde el principio enorme importancia en el mundo musulman, como así lo demuestran las propias tradiciones que fueron seguidas hasta sus últimas consecuencias. Frases como "Busca el saber desde la cuna hasta la tumba" o "No hay nada más importante a los ojos de Dios que un hombre que aprendió una ciencia y la enseñó a las gentes" son algunas de las máximas más influyentes en la época. Los propios emires y califas, como Abderrahman II, Abderrahman III y al-Hakam II, fueron grandes eruditos que se rodearon de sabios y pusieron la enseñanza al alcance de todo el mundo. Hicieron traducir las principales obras del saber greco-helenístico, crearon bibliotecas públicas y privadas –algunas tan célebres como la de al-Hakam II–, y edificaronmezquitas y madrazas en las que se impartían las ciencias religiosas y la jurisprudencia. Algunos fueron excelentes poetas, como el propio rey al-Mutamid de Sevilla, y su amigo y visir Ibn Ammar.
Por: Jorge Lopez de guereñu, artista y profesor de Bilbao, dirige varios eventos culturales y participa en varias publicaciones.
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