Fátima Bint Muhammad Ibn Ahmad
Introducción
Casi puedo sentir el impacto de las personas al leer en el título del presente artículo. Lo más probable es que este impacto se deba a la triste situación en que muchos musulmanes se encuentran hoy en día.
Actualmente, las mujeres no pueden enseñar a sus esposos debido a las siguientes razones:
1. No tienen la clase de conocimiento suficiente para enseñar a sus esposos.
2. Los esposos no quieren aprender de sus esposas (¡que vergonzoso es que mi esposa me enseñe!).
3. Uno de los dos está demasiado ocupado como para tomarse el tiempo de sentarse juntos para aprender la religión de Al-lah.
4. Uno de los dos tiene poco o ningún interés por estudiar el Islam.
Además, los musulmanes del pasado eran muy diferentes a los musulmanes de hoy en día. Hubo un tiempo en que los esposos se sentaban juntos con un amor en común por el conocimiento de esta religión.
Quienes están familiarizados con el conocimiento islámico deben saber que los eruditos viajaban durante meses en búsqueda de solo un hadiz del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Para esos hombres, tener una mujer culta como esposa era una gran bendición en este mundo y una fuente de respeto y honor.
Cuán injusto es entonces etiquetar a los eruditos del Islam como patriarcales y misóginos. Tristemente, en el mundo de hoy la ignorancia se está esparciendo; los modernistas (de quienes se derivan las “feministas islámicas”) llaman a la reinterpretación de las Palabras de Al-lah, Su Profeta y la Jurisprudencia en su totalidad, sosteniendo que el Islam que tenemos hoy en día es el resultado de las opiniones, pensamientos e ideas de los hombres.
A todos los que crean que es denigrante aprender de sus esposas, a todos los que dicen que la mujer musulmana no tiene ningún rol en la difusión del conocimiento, a todos los que dicen que el Islam es una religión misógina y patriarcal, a todas aquellas mujeres que buscan cambiar la Jurisprudencia Islámica sosteniendo que es androcéntrica, los invito a continuar leyendo.
Fátima Bint Muhammad Ibn Ahmad
Conoceremos a una de las más grandes juristas de su tiempo. Ella era reconocida por su profundo conocimiento de la Jurisprudencia Hanafi. Era la hija del gran erudito y jurista Muhammad Ibn Ahmad Ibn Abu Ahmad ‘Ala’ Ad-Din As-Samarqandi, que Al-lah le Dé Su perdón, cuyo libro Tuhfat Al Fuqaha es muy conocido por los eruditos y estudiosos. Ella no solo aprendió Fiqh de su padre, sino que memorizó su libro.
Ser un jurista no es algo simple, se necesita conocer muy bien los versos coránicos, la Sunnah del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y los principios de la escuela de Jurisprudencia en la que se desea basar los reglamentos. Además, se necesita tener conocimiento de las circunstancias y las necesidades del mundo contemporáneo.
El conocimiento de Fátima Bint Muhammad Ibn Ahmad era tal que excedía al de su esposo, quien consultaba sus opiniones, especialmente cuando erraba al transmitir una fatwa. Su esposo era ‘Ala’ Ad-Din Abu Baker Ibn Mas’ud Al Kassani, que Al-lah le Dé Su perdón, quien era muy distinguido en los campos de Al Usul y Al Furu’. Él escribió un comentario en Tuhfat Al Fuqaha titulado Bada’i As-Sana’i, y se lo mostró a su Shaij (el padre de Fátima), quien quedó deslumbrado con él y lo aceptó como una dote para su hija, aunque había rechazado una propuesta de matrimonio para ella de uno de los reyes de Bizancio.
Antes de su matrimonio, Fátima solía editar fatwas (edictos y veredictos religiosos) junto con su padre, y las fatwas eran escritas por su mano y la de su padre. Después que se casó, las fatwas aparecían escritas por ella, por su padre y por su esposo. Su esposo cometía errores y ella lo corregía. Ibn Al ‘Adim dijo: “Mi padre narró que ella solía citar a la escuela Hanafi muy bien. Su esposo, Al Kassani, a veces tenía algunas dudas y erraba en (la edición de) una fatwa, luego ella le decía la opinión correcta y le explicaba la razón de su error”.
¿Esto es sorprendente? Sin embargo existieron muchas mujeres como Fátima Bint Muhammad Ibn Ahmad, que Al-lah le Dé Su perdón, que siguieron sus pasos en los siglos posteriores.
Fátima Bint Al Mundhir Ibn Az-Zubair Ibn Al ‘Awam
Asma, que Al-lah Esté complacido con ella, es una muy conocida figura en la historia islámica; no solo era la hija de Abu Baker, que Al-lah Esté complacido con él, y la hermana de ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, sino que era la obediente esposa del Sahaba Zubair Ibn Al ‘Awam, que Al-lah Esté complacido con él.
Su rol en apoyar al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y sus ejemplos de sacrificio vivirán por siempre en los anales de la historia islámica. Ella era llamada “Dhat An-Nitaqain” (la de los dos cinturones) debido a un incidente en el cual rompió su cinturón en dos para poder amarrar comida para el Profeta y su padre Abu Baker. Ellos habían dejado Meca para ir a Medina y fueron perseguidos por el enemigo. El trabajo de Asma era llevar esta comida para ellos en secreto. Estando embarazada escaló el monte Zawr. Quienes conocen este monte saben que incluso a los jóvenes se les dificulta respirar cuando suben por sus rocosos caminos. ¿Qué llevó a Asma, teniendo a su bebé en el vientre, a emprender un viaje tan peligroso? No fue otra cosa que el profundo amor que sentía por el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y su padre, que Al-lah Esté complacido con él.
Más tarde, Abu Yahl fue a la casa de Abu Baker, lleno de rabia, a preguntarle a Asma dónde estaban su padre y el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Parándose firmemente, con la fe fluyendo por cada milímetro de su ser, respondió que no sabía. Él la golpeó en el rostro, pero ella permaneció firme e inflexible, con el corazón lleno de fe por su religión.
Su amor no terminó con la muerte del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam; por el contrario, ella inculcó este profundo amor en los corazones de sus hijos y nietos. Una de sus nietas que se benefició grandemente de su compañía fue Fátima Bint Al Mundhir. Al-lah Escogió a Fátima para ser una luz cuyo nombre brille, incluso hoy en día, en los libros de Hadiz.
Fátima Bint Al Mundhir, que Al-lah le Dé Su perdón, es respetada como una de las principales Tabi’iat (mujeres que entraron en el Islam, vieron a alguno de los Sahabas y murieron musulmanas) de su tiempo. Ella fue una gran erudita y fue reconocida como Faqihah (Jurista). Se casó con su primo Hisham Ibn ‘Urwah Ibn Az-Zubair, que Al-lah le Dé Su perdón, él también fue un gran erudito y narrador. Algunos de sus principales estudiantes incluyen: el Imam Abu Hanifah, el Imam Malik, Shu’bah y Sufian Az-Zawri.
A pesar de que ellos eran primos, Hisham no conocía los muchos hadices del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, que Fátima había aprendido de Asma. Por eso, él le preguntaba a su esposa y aprendía de ella las palabras del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, las memorizaba y a su vez les transmitía a sus compañeros y estudiantes lo que su esposa le había enseñado.
Muchos han narrado de Fátima, como Muhammad Ib Ishaq (el autor de uno de los más famosos libros de biografía del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam), entre otros; incluso su esposo Hisham se convirtió en una de las principales figuras que narraron directamente de Fátima.
A continuación veremos solo algunos ejemplos de los principales y unánimemente aceptados libros del Hadiz, en los cuales Hisham narró directamente de su esposa Fátima.
1. Hisham narró de su esposa Fátima, que su abuela Asma dijo: “Una mujer vino al Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y dijo: ‘Oh, Mensajero de Al-lah, tengo una hija que es novia, ella tiene una enfermedad que ha disminuido su cabello. ¿Le puedo poner cabello (de otra persona)?” El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “La maldición de Al-lah es sobre aquel que aumenta (el cabello de otra persona de esta manera) y sobre quien pide esto”.
Este hadiz es narrado en:
· Sahih Al Bujari
· Muslim
· An-Nas’ai
· Ibn Mayah
2. Hisham dijo: “Fátima me narró de Asma que ella dijo: ‘Comimos carne de uno de nuestros caballos durante el tiempo del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam’”.
Este hadiz es narrado en:
· Sahih Al Bujari
· Muslim
· An-Nas’ai
· Ibn Mayah
3. Hisham narró de Fátima que Asma dijo: “El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, me dijo: ‘Da (de tu riqueza), gasta (de ella) y paga; no te aferres a ella, de otro modo Al-lah la Colgará sobre ti; no la cuentes, de otro modo Al-lah la Contará sobre ti’”.
Este hadiz es narrado en:
· Sahih Al Bujari
· Muslim
· An-Nas’ai
4. Hisham también narró de ella el largo hadiz encontrado en los Sahih de Al Bujari y Muslim sobre la oración durante el eclipse solar.
Para algunos de los más importantes eruditos del Islam, como el Imam Al Bujari y el Imam Muslim, que Al-lah les Dé Su perdón, el registrar estos hadices en los que:
1. Una mujer narró el hadiz.
2. Un hombre narró de su esposa.
…implica una gran lección para aquellos que sostienen que los eruditos del Islam eran misóginos y androcéntricos. Por el contrario, los mismos libros que son considerados como las fuentes más relevantes del conocimiento islámico, contienen hadices en cuyas cadenas aparecen nombres de mujeres. Además, estos ejemplos aportan suficientes pruebas de que los hombres pueden, sin sentir vergüenza alguna, narrar abiertamente de sus esposas.
Si no fuera por Hisham quien aprendió de Fátima, que Al-lah les Dé Su perdón, quien aprendió de Asma’, que Al-lah Esté complacido con ella, podríamos haber sido privados de estas hermosas perlas de sabiduría que fueron extraídas del mar de la profecía.
Mariam Bint Yahsh
Las mujeres musulmanas sobresalieron no solo en Fiqh, Hadiz y Tafsir, sino también en otras ciencias islámicas.
Uno de esos ejemplos es el de Mariam Bint Yah-sh, que Al-lah le Dé Su perdón, quien vivió en el siglo IV, ella era una experta en el idioma en el cual Al-lah Escogió revelar el Corán.
Estaba casada con el gran erudito yemení Yamal Ad-Din ‘Ali Ibn Abi Al Fawarsi Al Hamdani, que Al-lah le Dé Su perdón. No fue solo debido a su conocimiento del idioma árabe, sino también a la agudeza de su mente que Mariam Bint Yah-sh era capaz de resolver con delicadeza alguna dificultad para su esposo.
Su esposo había estado comprometido en un debate con algunos seguidores de una secta llamada Muryi’i. La herejía de esta secta era tal que ellos pensaban que siempre y cuando uno tuviera fe en su corazón no importaba lo que cometiera con sus miembros, la fe por sí misma aseguraría la salvación. Su esposo ‘Ali citó el verso 40 de la sura Al ‘Araf (que se interpreta en español): {A quienes hayan desmentido Nuestros signos y se hayan ensoberbecido no se les abrirán las puertas del cielo ni entrarán en el Paraíso hasta que un camello pase por el ojo de la aguja. Así castigamos a los pecadores.}
Los muryi’ah que estaba debatiendo dijeron: “Esto es fácil para Al-lah, con Su poder, si Él así lo Desea, Hará que el camello pase por el ojo de una aguja”. Cuando ‘Ali regresó a casa su mente estaba aún preocupada y no podía dormir durante la noche. Su esposa Mariam, que Al-lah le Dé Su perdón, le preguntó qué pasaba. Después que él le explicó lo que pasaba, ella le dijo una frase que le devolvió el sueño y le hizo pasar muy buenas noches. Ella dijo: “En el verso del Corán el camello es el sujeto (del verbo) no el objeto”, es decir que Al-lah no dijo que Él hará entrar al camello, sino que el camello debe entrar por su cuenta, lo cual es imposible.
Nana Asamau
La más prominente escritora y la mujer más influyente que ha emergido en África occidental durante el siglo XIX.
Partes de África occidental estaban experimentando los mayores disturbios en los siglos XIX y XVIII. Por cerca de mil años el Islam se había esparcido lentamente en la región, pero en términos generales la región continuaba siendo parte del estado mayor.
El Sheij ‘Usuman Dan Fodio (el Shehu) de Hausaland en la actual Nigeria, fue uno de los reformadores del occidente africano, quien se esforzó por llevar el Islam a las masas. Su prédica y su llamado hacia el Islam puro, sin embargo, terminaron poniéndolo en contra de las gobernantes de su tierra. Un resultado de las confrontaciones militares que siguieron fue la victoria del Shehu y el establecimiento del califato de Sokoto, un estado musulmán que abarcaba el tamaño de Europa occidental. Este estado de África occidental fue desmantelado por el colonialismo británico en el siglo XX.
Sin embargo, el movimiento de reforma del Shehu no solo resultó en la formación de un nuevo estado, sino que también llevó al florecimiento de la tradición islámica intelectual, literaria y humanitaria, que capturó las mentes de muchos investigadores contemporáneos. Nana Asmau, una de las hijas del Sheij ‘Usuman Dan Fodio, fue uno de los pilares de la revolución, cuyo legado espiritual e intelectual aún perdura.
Es difícil cubrir en unos cuantos párrafos la vida de una mujer que ha sido descrita por varios de sus contemporáneos y modernos comentaristas como “la mujer incansable que sobresale en todo lo que tiene que hacer”; “una extraordinaria educadora islámica y africana”; “una defensora de la fe”; “una abanderada” y “la escritora más sobresaliente e influyente que ha surgido en África occidental durante el siglo XIX”. Aquellos interesados en conocer más acerca de Nana Asmau harían bien en leer La hermana del Califa (1989), de Jean Boyd, libro del cual el presente artículo es un resumen.
Nana Asmau nació en 1793 en Degel, un pequeño establecimiento en lo que hoy es el norte de Nigeria. Su padre venía de una familia de estudiosos. Tanto su madre como su abuela materna fueron estudiosas y maestras. Su padre la animaba a estudiar en su casa. A una edad muy temprana, Nana Asmau comenzó a asistir a clases junto con sus hermanos y hermanas.
Su padre fue un erudito y carismático profesor de la élite y de las masas. En la década de 1780 él predicó en Zamfra, y en la década de 1790 emprendió un viaje de enseñanza por del reino de Kebbi. Miles se unieron a su Yama’ (congregación). Este desarrollo agitó a los reyes de Hausa y su vida sufrió un atentado. Sin embargo, él pidió a su Yama’ah que guardaran silencio al respecto y, de hecho, simplemente pidió la protección de Al-lah. Poco tiempo después, en Ramadán de 1830, la Yama’ah fue atacada. Este primer ataque, que fue particularmente sangriento y brutal, desencadenó el Yihad. A la corta edad de 10 años, Nana Asmau vio a los sobrevivientes ensangrentados, incluyendo mujeres. De ahí en adelante, y hasta que murió 62 años más tarde, ella supo lo que era la guerra. Presenció muchas batallas en su vida. Ella junto a otras mujeres de la Yama’ sufrieron la privación y las dificultades de la guerra experimentadas por los hombres. Su carácter se formó en los campos de batalla.
Nana Asmau comenzó a escribir probablemente a la edad de 27 años, y continuó haciéndolo prácticamente hasta su muerte. Escribió 6 poemas sobre la guerra. Veamos unas cuantas líneas del “La batalla de Gawakuke”:
“En ese jueves el paganismo fue derrocado,
Los cadáveres de sus líderes fueron cortados en pedazos,
Los buitres y las hienas se dijeron uno al otro,
‘¿A quién pertenece esta carne?’
Y se les dijo: ‘Es vuestra. Hoy no hay necesidad de reñir”.
Nana Asmau también es considerada como una de las principales historiadoras del califato. Cuando su hermano, el Califa Bello, murió en 1837, siguió un periodo de intensa actividad literaria. Existía una necesidad de “explicar las prácticas del Shehu”. En total, fueron producidos 9 trabajos por ella y su esposo, Gidado, con el objetivo de recordar a la comunidad sobre su pasado y sus ideales, así como guiarla durante los tiempos difíciles que seguían. Ella escribió 5 de esos importantes trabajos y él escribió 4. Ambos escritores eran considerados como los guardianes de la historia y la ideología de la Yama’.
Aunque la mayor parte de su trabajo estaba en su lengua madre, el fulani, también escribió en hausa y árabe. Su libro sobre medicina coránica para ciertos males físicos y emocionales, Tabshir Al Ijwan, estaba en árabe. Un verso del trabajo, “Cuando la luz entra en el corazón, la oscuridad se aleja de él y es guiado correctamente”, es evidencia de la profundidad espiritual de sus enseñanzas sobre el tema.
Los escritos de Nana Asmau tuvieron un gran impacto sobre la dirección que tomó el califato. Su voz era tan fuerte que su apoyo a Ahmad B. Atiku como sucesor del Califa Aliyu, fue muy influyente en determinar la decisión tomada por los electores. Pero lo que quizás fue más excepcional fue que su hijo, el Waziri (primer ministro), no disfrutó de su apoyo para el alto cargo.
Una de las imágenes más fuertes de Nana Asmau fue la de maestra. Canalizó sus energías hacia la educación de las mujeres de la comunidad. Organizó un movimiento educacional para mujeres entre las edades de 40 y 44 años, llamado el Yan Taru. Jean Boyd, el autor de “La hermana del Califa”, se reunió en los años 70 con mujeres involucradas en el trabajo educacional cerca de Sokoto, quienes se consideraban a sí mismas como las herederas del legado espiritual y educacional de Nana Asmau. Una de las mujeres dijo: “Esto es lo que Asmau les enseñó a nuestras abuelas y lo que continuamos enseñando”. Ella combinó su programa educativo con el trabajo de bienestar para la comunidad. Sus estudiantes solían llevarle regalos, los cuales ella distribuía durante su trabajo de beneficencia.
A mediados del siglo XX una propaganda en contra del hábito de algunas mujeres de poner un taco de tabaco en su labio inferior citaba un documento de localización desconocida, alegando que su autora era Nana Asmau. Necesitaron de la autoridad de Nana Asmau para respaldar su caso.
El liderazgo y perfil intelectual de Nana Asmau de ninguna manera es un fenómeno aislado en la región. África occidental tiene una antigua tradición de mujeres líderes. También existe evidencia de mujeres estudiosas distinguidas en la región, notablemente en Timbuktú. Además, Nana Asmau no fue la única escritora y líder en el califato de Sokoto. Algunas de sus hermanas también fueron escritoras y ejercieron el liderazgo.
Mujeres como ella no habrían podido sobresalir como lo hicieron si el ambiente en el que vivían hubiese sido hostil a sus actividades. La madre de Nana Asmau fue una mujer profundamente espiritual, y desde pequeña Asmau fue consciente de las experiencias metafísicas que vivían sus padres.
Su padre tenía un gran interés en la educación de las mujeres y su bienestar en general. Él incentivó la educación de todos sus hijos, hombres y mujeres, y animó a su comunidad a prestar atención a la educación de las mujeres. En un poema él critica los hábitos y puntos de vista de ciertos hombres: “Algunas mujeres están en problemas… porque sus esposos no piensan en nada más que en sexo… ellos son duros por naturaleza y fustigadores por disposición… mantienen confinadas a sus esposas… no las educan ellos mismos ni les permiten beneficiarse de ser educadas por otros…”
Nana Asmau llamaba a su esposo, Gidado, “el pacificador”. Su actitud hacia ella era de apoyo a su desarrollo personal y activismo. Ella no se sentía refrenada de dar rienda suelta a sus actividades intelectuales y de bienestar. El hermano de Nana, el Califa Muhammad Bello, creía en el avance de las mujeres. Él dedicó un libro entero, Kitab An-Nasiha (1836), al tema de las mujeres que inspiraron a gobernantes, enseñaron a las masas y se ganaron un gran respeto. Cuando Bello se hizo califa, utilizó a Nana Asmau, entonces de solo 27 años de edad, como uno de los instrumentos más poderosos para la formación de la sociedad. Y en esto ella tuvo éxito, de ese modo ganó su lugar en la historia y en los corazones de su gente como una de las principales líderes del califato de Sokoto.
Nana Asmau murió en 1865. Muchas personas viajaron para presenciar su funeral. Si hermano ‘Isa describió la escena diciendo: “Encontré un lugar abierto en frente de su casa lleno de gente. Incluso los hombres estaban llorando”. En su poema él escribió: “Nosotros, los hijos de ‘Usuman (el Shehu) seguimos su liderazgo (es decir, el liderazgo de Nana)… nuestra lámpara brillante ha sido tomada… La caridad que tenía era inmensa… casi podríamos decir que curó todos los corazones”.
Nana Asmau dejó un legado activo de trabajo y educación en la comunidad, el cual continúa inspirando generaciones en su tierra hasta nuestros días.
Amat Al Gafur Bint Ishaq Ad-Dahlawi
Ella fue un gran ejemplo de una Muhaddizah, no árabe, del siglo XIII. Subrayamos “no árabe” porque muchos piensan que las grandes mujeres, destacadas en la historia del Islam debido a su conocimiento, tuvieron suerte a causa de que su lengua madre era el árabe y sus ancestros fueron árabes. Por el contrario, muchos de nuestros grandes eruditos, incluso entre los hombres, como el Imam Al Bujari, que Al-lah le Dé Su perdón, no eran de linaje árabe. De igual forma, la Muhadiza Amat Al Gafur, que Al-lah Esté complacido con ella, era de Deli, India.
Su padre era uno de los principales eruditos de la India y ella aprendió de su compañía, estudiando muchos libros de hadiz y fiqh con él. De este modo ella adquirió un gran conocimiento tanto del hadiz como del Fiqh.
Su padre la casó con un erudito, quien cuando encontraba alguna dificultad se dirigía a su esposa. Al Hasani dijo: “Cuando su esposo, quien era un gran erudito, enfrentaba alguna dificultad en el hadiz o el fiqh, la consultaba y se beneficiaba de ella”.
Ciertamente esta es una bendición que Al-lah Otorga a quien Él Quiere de entre Sus siervos creyentes.
Hemos mencionado solo algunos ejemplos de mujeres que enseñaron a su esposo. Pero es imperativo que tengamos en mente que los hogares musulmanes, especialmente de aquella época eran lugares muy privados, y por lo tanto cómo ellos estudiaban juntos y qué estudiaban no ha sido expuesto con muchos detalles. Los pocos ejemplos aportados sirven como claras evidencias de cuán grandemente las mujeres contribuyeron a la difusión del conocimiento islámico incluso desde dentro sus hogares.
Hermanas, revivamos el legado de nuestras antecesoras y compitamos con nuestros esposos en la adquisición del conocimiento, tal y como Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {…Apresuraos a realizar buenas obras…} [Corán 5:48]
La hija de Sa’id Ibn Al Musaieb
Ella fue la nieta del gran compañero del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, Abu Hurairah, que Al-lah Esté complacido con él.
Abu Hurairah casó a su hija con el ilustre Tabi’i Sa’id Ibn Al Musaieb, que Al-lah le Dé Su perdón. Por medio de este bendito matrimonio Al-lah Bendijo a Sa’id con una hija virtuosa y estudiosa.
Cuando llegó el tiempo de que su hija se casara, Sa’id Ibn Al Musaieb escogió para ella a uno de sus estudiantes llamado ‘Abdullah. ‘Abdullah se destacaba del resto ya que su sinceridad en la búsqueda del conocimiento era claramente visible.
El amor de ‘Abdullah por el conocimiento puede ser observado en el hecho de que al día siguiente de su matrimonio con la hija de Sa’id se puso su capa para salir, por lo que su esposa le preguntó: “¿A dónde vas?” Él dijo: “A la reunión de Sa’id para adquirir conocimiento”. Ella le dijo: “Siéntate aquí, te enseñaré el conocimiento de Sa’id”.
Así, ella le enseñó su conocimiento. Durante un mes Abdullah no asistió a las clases de Sa’id Ibn Al Musaieb, porque el conocimiento que su joven y hermosa hija le había transmitido de él era suficiente.
Es importante hacerse la siguiente pregunta: ¿Si las mujeres musulmanas poseyeran este tipo de conocimiento hoy en día (mayor al de sus esposos), se incrementaría su respeto y obediencia hacia sus esposos o este conocimiento se convertiría en una fuente de problemas maritales? La grandeza de esas mujeres era tal, que su conocimiento solo hacía que incrementaran su obediencia y respeto por sus esposos.
La siguiente declaración del esposo de esta gran erudita es suficiente para comprender la clase de amor que él sentía por ella debido a su conocimiento y obediencia: “Ella estaba entre las personas más hermosas y más expertas de aquellas que conocían el Libro de Al-lah con el corazón, y las más estudiosas de la Sunnah del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y las más conocedoras de los derechos del esposo”.
Que Al-lah, Exaltado y Glorificado, Haga que las madres, hermanas e hijas alcancen ese estatus ante los ojos de sus esposo debido a su conocimiento, obediencia y amor por su religión. Amén.
Um Sa’d, gran sabia de las 10 formas de lecturas del Corán
Cuando Um Sa’d terminó de memorizar todo el Corán a la edad de 15 años, fue a donde la Shaijah Nafisah Bint Abu Al ‘Ala, la gran erudita de las recitaciones del Corán de su época, para pedirle que le enseñara la ciencia que ella bien conocía. La Shaijah Nafisah le puso como única condición que no se casará nunca, pues ya con anterioridad muchas mujeres habían iniciado estudios con ella, pero una vez y se casaban, abandonaban los estudios y descuidaban el Corán.
Antes de continuar es importante aclarar que el celibato en el Islam no es una obligación religiosa, principalmente porque no se acepta la vida monacal. Ahora bien, si un musulmán o musulmana por voluntad propia decide no casarse porque quiere entregarse a su profesión sea cual sea, y sabe que no tiene riesgo alguno de caer en la fornicación, lo puede hacer sin ningún problema.
Um Sa’d aceptó su condición, la Shaijah Nafisah fue quien la motivó, pues ella misma nunca se casó pese a que muchos hombres pidieron su mano en matrimonio. No se arrepintió de haber tomado esta decisión, por el contrario su cara se llenaba de complacencia al mencionar que por el Favor y la Benevolencia de Al-lah, toda persona que en la ciudad de Alejandría, Egipto, había obtenido un certificado en cualquier forma de lectura del Corán había sido su estudiante directamente, o, por lo menos de alguno de los que ella había adiestrado. Además, fue la única mujer especializada en su ciencia, a la que buscaban los recitadores y quienes habían memorizado el Corán, para obtener su certificación de conocedor de las 10 formas de recitación del Corán. El hecho de que su nombre aparezca, junto con el de su maestra la Shaijah Nafisah, que Al-lah le dé su perdón, en la cabecera de la cadena de memorización de cientos de certificados en esta especialización, es un motivo de orgullo y satisfacción personal, en especial porque aparece junto a los grandes de las lecturas como ‘Asim, Nafi’ Abu Omar, Hamzah, Ibn Kazir, Al Kasai’, Ibn ‘Amir, Abu Ya’far, Ia’qub, Jalaf… para finalmente terminar con a quien se le reveló el Corán, el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam.
Ciega a los 77 años, fue la erudita más conocida en la ciencia de las formas de recitación del Corán, que por más de medio siglo enseñó y certificó a cientos de personas de ambos sexos y de diversas clases sociales. Iniciaba las clases para las mujeres en la mañana a las 8:00 hasta las 2:00 PM, luego seguía con las clases para hombres hasta las 8:00 PM, solo tomaba un pequeño descanso para comer.
Nació en un pequeño pueblo a las afueras del Cairo, en el seno de una familia humilde. En su primer año de edad sufrió una enfermedad en sus ojos, la cual fue tratada de manera tradicional, con aceites, aguas, hierbas, etc. Estos ingredientes complicaron su estado y provocaron que más adelante perdiera por completo su vista. Como costumbre de la gente de los pueblos en Egipto, cuando un hijo es ciego lo dedican a la memorización del Corán, así es que Um Sa’d llegó a la escuela de Ahmad Subh, y a la edad de 15 años terminó de memorizar todo el Corán. A los 23 años obtuvo el certificado de su maestra, la Shaijah Nafisa, en las 10 formas de recitación coránica. Cuando terminó sus estudios menciona que por el poco número de personas que memorizaban el Corán, sumado a que no habían estaciones de radio o televisión dedicadas a la transmisión del Corán, la gente acudía a ella y a su maestra para que recitaran en las ocasiones especiales, incluso frente a hombres. Hoy en día ella dice que ya no hay necesidad de que lo hagan las mujeres, pues las cosas han cambiado en comparación a las dificultades del pasado.
Era una maestra muy especial, dedicaba a cada uno de sus alumnos, grandes o pequeños, mujeres u hombres, profesionales o no, una hora diaria en la que venía y le leía lo que había memorizado, ella le hacía las correcciones necesarias en la forma de lectura que estuviera aprendiendo, hasta terminar por completo la memorización del Corán, tras lo cual, le otorgaba la certificación de que este estudiante había aprendido y leído el Corán ante ella de manera correcta según las reglas de la forma de lectura que había aprendido.
Decía: “60 años dedicada al Corán, a memorizarlo, repasarlo y enseñarlo, me permiten decir que no hay una sola letra de él que se me pase por alto. Yo memorizo muy bien cada Aleya, se a qué Sura y parte corresponde, que hay en común con otras Aleyas, y como se recita en cualquiera de las 10 formas de recitación. Siento que memorizo el Corán como mi propio nombre, no olvido el más mínimo detalle ni me equivoco o confundo, porque yo no conozco otra cosa más que el Corán y sus formas de recitarle, pues fue lo único que estudie”.
Respecto a sus estudiantes decía: “Me acuerdo de todos y cada uno de mis estudiantes, se quien se memorizo el Corán en una forma de lectura determinada y quien en las 10 formas, y estos últimos son pocos. Se cuántos certificados di sellados con mi sello particular, el cual no se lo di a nadie por más confianza que le tuviera. Algunos de mis estudiantes se ocuparon en sus propios asuntos y no los he vuelto a ver, sin embargo la mayoría si no vienen a visitarme están en contacto telefónico constate conmigo”. Son muchos los famosos recitadores del Corán que estudiaron con ella, algunos lograron estar en posiciones destacadas en concursos de memorización del Corán, de entre los más famosos podemos nombrar al Shaij Ahmad Nai’na’; otros son hoy en día profesores de esta ciencia y otorgan certificados, en los que aparece el nombre de su maestra, dentro de la cadena de las personas que transmitieron el Corán del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam.
Muchos hombres dudaron en estudiar conmigo, incluso algunos no lo hicieron por ser yo una mujer, decía Um Sa’d, por esto el Shaij Muhammad Ismai’l, conocido erudito en la ciudad de Alejandría, emitió una Fatwa que le permitía a los hombres asistir a mis clases.
Respecto al más importante día de su vida, ella decía, que es el día en el cual uno de sus estudiantes terminaba la memorización del Corán en una de sus formas de recitación, y que pese a que más de trescientas veces otorgó su certificación, guarda copia de cada una, desde la primera hasta la última. Era toda una celebración, y por lo general su estudiante siempre le daba un presente en agradecimiento. Sin embargo el más especial de todos, fue el que le dio un grupo de sus alumnos para ir al Hayy, lo que le permitió estar en las tierras del Hiyaz (Meca y Medina) un año entero, en el que pudo otorgar varias certificaciones a estudiantes de otros países islámicos.
En cuanto a la condición que había aceptado de su maestra la Shaija Nafisah, de no casarse, la mantuvo hasta que aprendió todo lo que tenía que conocer de ella. Cuando comenzó a enseñar, su primer estudiante Muhammad Farid Nu’man, al recibir su certificación la pidió en matrimonio y ella lo aceptó, pues era una persona igual que ella, ciego y había memorizado el Corán siendo muy joven.
Um S’ad murió el Fayr del día 16 del mes de Ramadán del año de 1427 de la Hégira, correspondiente al 9 de Octubre de 2006, a los 81 años, que Al-lah le dé su perdón y misericordia.
Fátima Bint Iahia
Fátima Bint Iahia, que Al-lah Esté complacido con ella, fue una gran Muytahidah del siglo IX. Una Muytahidah (que es el femenino de la palabra Muytahid) es una erudita de alto nivel quien puede deducir de las fuentes de la Ley Islámica. Ellos usan estas deducciones para emitir reglamentos de acuerdo las necesidades tanto contemporáneas como individuales de la sociedad. Para que alguien adquiera el título de Muytahid, debe poseer conocimiento tanto del consenso como de los puntos de vista diferentes de los Compañeros, los sucesores y los principales eruditos y muytahidun del Fiqh. Por lo tanto, ser una Muytahidah no era algo simple, pero Fátima Bint Iahia, que Al-lah Esté complacido con ella, realmente lo merecía.
Su conocimiento era tal, que su padre –quien también era un gran jurista– era cuestionado por Fátima acerca de varios temas de la Jurisprudencia. El gran erudito Ash-Shawkani, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo sobre ella: “Ella era muy famosa por su conocimiento. Tenía debates con su padre sobre muchos asuntos de la Jurisprudencia. Su padre, el Imam, confirmó que Fátima aplicaba el Iytihad para derivar reglamentos. Esto indica que ella era prominente en el conocimiento, porque el Imam no diría algo como eso excepto por alguien que lo mereciera”.
Su padre la casó con el erudito Al Mutah-har Ibn Muhammad Ibn Sulaiman Ibn Muhammad. Al Mutah-har, que Al-lah le Dé Su perdón, fue muy afortunado, ya que si alguna vez estaba confundido sobre algún tema acudía a su esposa para que juzgara sobre estos asuntos complicados de la Jurisprudencia. Incluso cuando estaba con sus estudiantes y se encontraba con un asunto complicado, se levantaba y se asomaba a la cortina, detrás de la cual estaba sentada la gran Muytahidah. Cuando regresaba con la respuesta, sus estudiantes decían: “Esto no es de ti, es de detrás de la cortina”.
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